Por más de una semana, la influenza porcina y sus nefastas consecuencias en varias partes del mundo se han robado la atención y la tranquilidad de los hondureños.
Afortunadamente para los que vivimos aquí, ninguno de los más de 20 pacientes sospechosos atendidos en varios centros asistenciales del país reunió los síntomas de la enfermedad convertida en inminente pandemia mundial.
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Hasta el momento las noticias son halagadoras, señala el director del hospital Mario Catarino Rivas, Juan Carlos Zúniga. Recalca que no bajarán la guardia aunque buena parte del personal involucrado en las acciones preventivas ya denota cansancio.
'La enfermedad no está en el país por las medidas que se tomaron a tiempo. Por eso es que también hay desgaste en quienes hemos participado en la labor', afirma el médico.
Por lo pronto, la enfermedad no ha entrado en el país ni por tierra ni por aire, pese a que algunos hondureños, especialmente los retornados de México y Estados Unidos, han burlado algunos puestos de inspección o simplemente no se protegen en zonas de peligro como el aeropuerto, las terminales o los propios hospitales.
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El cuerpo médico del Mario Rivas informó, en la conferencia ofrecida ayer por la mañana, que el paciente René Tábora trasladado la tarde del viernes desde Santa Rosa de Copán evoluciona favorablemente con el tratamiento.
'En este momento se encuentra solo en la sala de aislamiento. Su salud ha mejorado si se considera que ingresó con fiebre alta y deshidratación'.
Zúniga indicó que en el transcurso del día fueron evaluados en el filtro ubicado en la entrada al hospital varios ciudadanos que llegaron con cuadros gripales, temiendo tener la influenza tipo A H1N1. A ninguno se le detectó.
También se habilitó una carpa para atender niños, pues las enfermedades respiratorias en menores de edad se han incrementado.
Sobre los resultados del paciente con influenza tipo A enviados a Atlanta, Zúniga afirmó que si salen con influenza porcina no hay peligro para nadie porque el ciudadano fue dado de alta por carecer de síntomas.
La mayoría de pacientes fueron observados 90 horas.
Efectos secundarios
La alarma generada por la pandemia permitió que en nuestro país sucedieran casos que van desde lo curioso hasta lo insólito.
Un claro ejemplo fue el primer sospechoso identificado en SPS. El joven 'Juan Carlos Hernández', quien no se llama así, no quería revelar su verdadera identidad porque varios meses atrás salió de su casa a aventurarse en 'el camino de los mojados' y nadie sabía de él.
'No quería dar mi nombre para no preocupar a mi mamá', dijo a los periodistas.
También quedará en los archivos la genial idea de tres deportados que cuando estaban en la frontera de Corinto, sin dinero para volver a sus casas, se les ocurrió decir que tenían influenza porcina para conseguir jalón.
Cuando estaban en el hospital, el miedo de enfermarse los obligó a decir públicamente la verdad.
La última historia es el desesperado escape del músico que se cansó de esperar a los médicos y decidió regresar a su casa transitando por zonas no permitidas y causando la sorpresa de médicos y personal de seguridad del Mario Rivas.
Él fue despachado oficialmente a su casa.