Provenir de familias en donde prevalece el abandono o la sobreprotección, ha dado origen a la generación “ni- ni”, a la cual pertenecen jóvenes de 14 a 29 años que ni estudian, ni trabajan y quienes están en riesgo de formar parte de las filas del mundo de la delincuencia organizada.
“Este fenómeno social se debe analizar desde diversos ángulos, pues si bien la carencia de empleos y la escasa oferta académica, sobre todo, a nivel de bachillerato y licenciatura, puede desmotivarlos, también está presente el factor familiar”, indica Claudia Chan, psicóloga. “Los padres de estos jóvenes han fallado en su función de enseñarles a desarrollar expectativas de estudio y trabajo, así como de encausarlos para que las logren”, asegura.“Por otra parte, los valores que en décadas pasadas impulsaban a los jóvenes a tener el ideal de transformar al mundo, ya no son parte de las enseñanzas de estas familias, en donde en lugar de exaltar la afectividad, se le da mayor prioridad a la efectividad para consumir, sin importar la manera en que se consiga”, explica María Elena Sánchez , socióloga.Las expertas, alertan sobre la importancia de cambiar en la juventud la idea errónea de que el éxito es la acumulación de riqueza, a cualquier costo y en el menor tiempo.
Matices de la generación Aunque este desánimo por vivir no obedece a un sólo estrato socioeconómico de la población, las condiciones en las que se presenta sí cambian en cada uno de ellos. “En la mayoria de los casos los padres no logran estar el tiempo suficiente con los hijos, pues ambos trabajan más de 8 horas, por lo que no hay quien cuide y guíe a los adolescentes”, explica Sandra Oceja, socióloga. Otro factor determinante es que muchos de ellos carecen de las herramientas emocionales para impulsar a sus hijos a estudiar, pero tampoco los obligan a trabajar. “Esto hace que los chicos pasen mucho tiempo con los amigos en la calle, lo que los hace más vulnerables. Además, cuando necesitan dinero, hay quienes comienzan a vender cosas, no siempre licitas y ganan más que con un empleo”, señala la experta.Por otro lado, Oceja asegura que en la clase media este fenómeno no es nuevo, pero ahora se ha agudizado. Esto se debe a que hace algunos años, el hecho de estudiar favorecía la movilidad social durante la vida adulta, pero actualmente, ya no es así. “Ahora los chicos ven con desilusión que sus hermanos o padres, incluso, con licenciatura o maestría no encuentran empleo en su área, por lo que tienen que recurrir a otro tipo de trabajos; o si consiguen un puesto en su ramo, no es bien remunerado”, explica la experta. Lo anterior, fomenta que no encuentren la motivación necesaria para acceder al ámbito académico o laboral, pero tampoco los padres los obligan a tomar una decisión. Los jóvenes de la generación ni-ni de la clase media del país, son muy parecidos a los de otras naciones como Estados Unidos, México, España e Italia, con la diferencia de que estos últimos además del cobijo de sus padres, tienen la protección del Estado, a través del seguro de desempleo, que no existe en nuestra nación.
Un reality show en la TV explora el fenómeno
“Generación Ni-Ni” retrata la realidad social de algunos jóvenes; y es que en el mundo entero 15% de los chicos y chicas de entre 16 y 24 años ni tienen trabajo ni estudian. Un reciente estudio de Metroscopia refleja que el 54% de jóvenes entre los 18 y los 34 años, dice no tener proyecto alguno por el que sentirse interesado o ilusionado. El show cuenta hasta con página en Facebook.
El Consell de la Joventut de Barcelona (CJB) y el Consell Nacional de la Joventut de Catalunya (CNJC) se han referido a los participantes del reality show como “jóvenes hedonistas sin motivaciones, intereses ni voluntad de formarse, encontrar un trabajo digno o realizar cualquier acción para mejorar su situación”.
Solución individual
El español José Luis Barbería de diario El País escribíó: “Aunque nuestra sociedad es más rica, tecnológica, tolerante y democrática también ofrece dificultades para emanciparse, precariedad laboral, mileurismo e infraempleo. Y la sensación de incertidumbre hace caer en el desánimo. ¿Cómo lograr que estos jóvenes retomen la esperanza para trabajar hoy en favor de su futuro? El remedio se debe dar en diversos niveles. “Es necesario que los padres busquen un mayor involucramiento con sus hijos, en donde se les enseñe la cultura del esfuerzo, en dos sentidos: uno, a través de motivarlos a trabajar para lograr sus metas; y dos, exaltar su ejemplo, explicándoles que lo que les proporcionan ya sea casa, vestido o sustento conlleva esfuerzo y sacrificio”, sugiere Claudia Chan, sicóloga. También es importante, agrega, que los padres establezcan límites claros sobre hasta qué punto ellos pueden apoyar y dónde comienza la responsabilidad del joven.Por otro lado, para protegerlos durante el tiempo que los chicos están sólos, es recomendable crear redes de apoyo con vecinos, hermanos o tíos, quienes apoyen en la supervisión de los menores, sugiere la socióloga María Elena Sánchez .Tierra fértil para delinquirLa desesperanza, la falta de un proyecto de vida y un ánimo consumista son otras de las características de los jóvenes de la generación ni- ni. Muchos de ellos, en la búsqueda de satisfacción personal, encuentran en la delincuencia un espacio donde logran ser tomados en cuenta. “Por su parte, los grupos delictivos los ingresan en sus filas porque las penas judiciales son menores para quienes aún no han cumplido los 18 años de edad. Así que prefieren formar sus grupos criminales con jóvenes, pues las penas para los adultos son mayores”, comenta María Elena Sánchez, socióloga e investigadora.Cómo ayudarles¿Qué soluciones pueden haber? Una fundamental es el fomento del espíritu emprendedor, aunque pueda dar terror embarcarse en algo nuevo porque se piense que se necesita más conocimientos y más preparación, es decir te invada un sentimiento de inseguridad. Otras soluciones pueden ser, probablemente, salir del individualismo que lleva a una atmósfera depresiva. Volver a estrechar los vínculos familiares y amistades verdaderas también son una vía interesante para recuperar a esta “generación perdida”.