Nadie es imprescindible en la vida. Ni la mente más brillante ni el más consagrado de los talentos. Ésa es la lección que le dio al mundo la célebre casa de modas parisina Christian Dior al mostrar ayer su colección pret-a-porté sin la presencia del creador de la propuesta John Galliano.
En el desfile no hubo rastro del diseñador gibraltareño. La tradicional “maison” francesa ha tratado de limpiar su imagen y sacar brillo a su histórico nombre después de despedir esta misma semana a su “alma máter” que, bajo los efectos del alcohol, reconoció sin tapujos su amor a Hitler.
Las creaciones de Galliano prácticamente pasaron desapercibidos en favor del trabajo de los estilistas, costureros y diseñadores que integran el equipo de Christian Dior y que han ocupado la pasarela instalada en el Museo Rodin.
El director ejecutivo de la firma, Sidney Toledano, intervino antes del desfile y reconoció que la casa vive “momentos tristes” pero dejó claro que el desfile era un homenaje a los costureros que han hecho posible la colección.
Recordó que la hermana de Christian Dior estuvo en un campo de concentración durante el nazismo y remarcó que los valores de la firma son “la excelencia, la elegancia y el trabajo”.