14/04/2024
08:09 PM

Callita Diego, una diva de la cultura garífuna en Nueva York

La cantante hondureña es la máxima representante de la música parranda.

Nueva York, Estados Unidos.

Desde el 11 de marzo hasta el 12 de abril, en la ciudad de Nueva York se celebra el Mes de la Herencia Garífuna. Esta etnia conmemora este año su 219 aniversario de presencia en tierras centroamericanas, a las que arribaron desde San Vicente y Las Granadinas, de donde fueron desterrados. Esta celebración es la oportunidad de conocer profundamente esta rica cultura que representa a Honduras ante el mundo y a los individuos que luchan por mantenerla con vida en la Gran Manzana.

Para conocer a uno de esos personajes nos dirigimos a casa de Callita Diego (55), una de las artistas más carismáticas y la voz femenina que pone el sabor en las fiestas y eventos donde se destaca la cultura garífuna.

La exvocalista del Grupo Sielpa se define como una apasionada de sus raíces, las cuales lleva marcadas en la piel, la voz y sobre todo en el corazón. Es algo que le inculcaron desde la niñez y que se ha enriquecido aún más en los 33 años que tiene de residir en el Bronx, el condado más hondureño de Nueva York.

“El deseo de cantar empezó desde que yo era pequeña, en las calles de Triunfo de la Cruz. Mi abuela poseía un grupo de fedu (danza) llamado Bugudura (Tortuga). Antes de que empezaran a tocar nos permitían a los cipotes aprender a usar los instrumentos. Como no me dejaban salir a fiestas, me tocaba ir a las veladas de los viejitos. Así fue surgiendo mi interés en la música. En casa, mi madre cantaba todo el día mientras hacía los quehaceres en el hogar; eso me sirvió de inspiración para determinar el rumbo que tomaría mi vida”, relató la vocalista garífuna.

La vida de Callita gira alrededor de la música, que se ha convertido en una inmensa pasión; sin embargo, al emigrar a Estados Unidos con dos hijos que requerían su completa atención, esta pasó a segundo plano. Su rol de madre, su hogar y la búsqueda de oportunidades laborales se convirtieron en su única prioridad.

“Nunca imaginé volver a cantar aquí. Al viajar dejé una hija en Honduras y venía embarazada, pero surgió la oportunidad de hacerlo de nuevo cuando recibí un ofrecimiento de La Tribu Garífuna”, donde empecé como corista.

Allí se dio la coyuntura de grabar con músicos como los desaparecidos René Crisanto y Jimmy Suazo, además de algunos grupos. Luego surge el Grupo Sielpa con dos guitarras y dos maracas. Tocábamos en misas, velorios, cumpleaños. Con el tiempo se fueron uniendo más personas y se convirtió en una gran banda”.

El éxito de Sielpa fue instantáneo y su popularidad fue tal que se convirtió en uno de los principales exponentes de la música tradicional garífuna en todo Estados Unidos. Sus conciertos conseguían llenos totales, en los que ofrecían a sus seguidores lo mejor de la música punta y la parranda.

“Ahora canto sola. Luego de varios años con el grupo empecé una carrera de solista impulsada por el público que siempre me tomaba en cuenta para eventos y continúa hasta hoy invitándome a cantar mis canciones. Me dan fuerza para seguir y disfruto mucho compartir el escenario con otros artistas como Nino Arzú, Libaña Maraza, Aurelio Martínez y muchos más”.

¿Cómo le hizo para que todos sus hijos, cinco de ellos nacidos aquí en Estados Unidos, hablen perfecto español, inglés y garífuna?

“Aquí en casa, la orden que les impuse a mis hijos era que yo no quería escuchar nada de inglés ni español, ya que los aprenderían en la escuela y con la niñera hispana que los cuidaba. Aquí en mi hogar les enseñamos con mi esposo a hablar garífuna y hasta hoy sigue siendo así. Cuando me hablaban en otro idioma, los ignoraba o me les quedaba viendo como si no entendiera. Mis hijos leen, escriben y hablan las tres lenguas perfectamente bien. Me da tristeza cómo el lenguaje de mis antepasados se está perdiendo. Incluso en nuestras comunidades cada vez menos personas lo hablan; sin embargo, me llena de mucha alegría escuchar cuando un niño dice ‘Nuguchu Lamadina tia’ (Mami, tengo hambre). Muchas madres garífunas les hablan en español a sus hijos y ni siquiera lo hablan correctamente. A veces ni se les entiende lo que dicen.

La eterna y blanca sonrisa de Callita Diego se convirtió en llanto y dolor el 2 de junio de 2013, cuando su hijo menor Francisco Diego Jr. (Frankie) murió en las vías del tren en un accidente que partió en pedazos el corazón de la artista. Sintió tanto dolor que pensó en retirarse de la música hasta que un mensaje celestial del más pequeño de los Diego le devolvió la alegría, el deseo de cantar, bailar y entretener a sus fans.

“El espíritu de mi hijo me ha dado fuerza y certeza de que debo seguir brindándome a mi público. Cuando murió, pensé que me moría con él. El dolor era tan grande que pensé que no podría soportarlo. Dios se llevó a mi hijo y Él sabe lo que hace. Luego de su partida, tres personas que no se conocían entre sí vinieron a dejarme el siguiente mensaje de Frankie: Dice que siga cantando, que no la quiere ver guardando luto o triste; desea que salga adelante y continúe sonriendo, ya que la luz que produce su sonrisa alumbrará su camino a la eternidad y eso le permitiría llegar más rápido”.

¿Cómo se siente ser parte de esta celebración del mes de la herencia de la cultura garífuna en Nueva York?

“Me siento muy orgullosa de ser garífuna. Estoy muy feliz de representar a mi país aquí en la capital del mundo y dondequiera que vaya con mi música y mi cultura”. Las festividades del Mes de la Herencia Garífuna continuarán en la ciudad de Nueva York hasta el 12 de abril.

La celebración es la oportunidad perfecta de conocer más a fondo una de la etnias con mayor riqueza cultural en el territorio nacional. En esta ocasión, los tambores, bailes, comidas, vestidos, proclamas y cada acontecimiento se llevarán a cabo en la Gran Manzana, conocida también como la comunidad garífuna más grande dentro de Estados Unidos, con más de 200 mil garinagus.

Foto: La Prensa

Callita es una de las exponetes más importantes del a música garífuna.

Callita de Parranda Mix