Alejarse cinco años de los escenarios resultó productivo para la cantante Amy Lee: se casó, superó una crisis de identidad y generó el mejor álbum de su carrera.
La vocalista de Evanescence confesó que luego del segundo álbum de estudio, “The Open Door”, que salió a la luz en 2006, decidió alejarse de los reflectores para darse tiempo para sí misma.
“Quería absolutamente vivir mi vida lejos de Evanescence por un rato, era algo que necesitaba realmente”, platicó la cantante, quien se casó con su terapeuta Josh Hartzler en 2007.
“Estábamos de gira y, para el final del año terminamos los conciertos y sentía que era hora para mí, de conocerme como adulta, ser algo más que la vocalista líder”.
La música es su vida
La cantante de 30 años confesó haber estado en medio de una crisis de identidad tras vivir la mayor parte del tiempo adentrada en la famosa agrupación. “Fue estupendo. Me siento sumamente orgullosa de todo lo que he hecho, pero también es una cosa agotadora, porque nunca me había tomado ningún descanso desde que habíamos empezado todo (en 1995)”, aseguró.
“Sentía que empezaba a ser víctima de una especie de crisis de identidad. Me preguntaba si realmente yo era esa persona o si era como una versión ficticia de lo que era”.
Paradójicamente, alejarse de los escenarios le ayudó para comprender que, la música, era realmente su vida. “Al alejarme me di cuenta de que me encanta la música, que siempre forma parte de mi vida, aún cuando no estaba dando conciertos”, recordó. “Mi esposo me compró un arpa y empecé a tomar clases, vi muchos conciertos en Nueva York y me volví a inspirar con cosas frescas, nuevas.
“Simplemente empecé otra vez a hacer música, y no para que fuera música de Evanescence, no era mi intención, era solamente música y empezó a tomar forma; a raíz de eso, pensé en el pasado y me di cuenta de que yo era efectivamente la persona que componía música y canciones, y era algo que necesitaba sentir”.