16/04/2024
12:23 PM

105 Divinos años

Cada comentario es ingenioso, pero realista, revestido de una gracia natural con palabras que acarician y a su vez son una invaluable lección en la universidad de la vida.

Cada comentario es ingenioso, pero realista, revestido de una gracia natural con palabras que acarician y a su vez son una invaluable lección en la universidad de la vida.

Un minuto de diálogo con doña Teresita es suficiente para aprender y comprender porqué esta sabia mujer lleva más de un siglo de vida con una prodigiosa memoria y envidiable lucidez.

Hoy cumple sus 105 años de edad y el festejo será a lo grande para celebrar el natalicio de la reina del hogar de ancianos Divina Providencia.

Su secreto de la vida es sencillo, “hay que portarse bien y practicar lo que dijo Cristo, si alguien le golpea una mejilla se debe poner la otra. Digo eso porque acepté a Cristo, pero de nada le sirve al que no cumple”, manifestó a un grupo de muchachos para luego mostrar una amplia sonrisa.

Sorprende a cualquiera el optimismo y la sencillez con los cuales Teresa de Jesús Díaz Montes ve las cosas, sobre todo cuando en sus palabras no hay amargura, pese a que nunca pudo concebir un hijo a lo largo de los 40 años de matrimonio que compartió con Juan Díaz.

Aún así, esto no le impidió ser madre, pues crió a María Elena y María Suyapa desde que tenían 3 y 6 días de nacidas, respectivamente. Actualmente viven en la capital de la República.

“Antes uno se casaba y no andaba con tonterías de andar buscando otro hombre como ahora, los tiempos han cambiado”, comentó.

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Doña Teresita todavía sopla, pero no pudo con las velas sorpresa que nunca se apagan.

Regalo de Navidad

“Santo Dios, qué regalo de Navidad más hermoso me has enviado”, la expresión fue de María de la Cruz, administradora del hogar de ancianos, cuando la mañana del 25 de diciembre de 1997 encontró sentada en la acera del asilo a doña Teresita, quien de inmediato se presentó y luego todo fue puro trámite.

No todo ha sido color de rosa, ya que en una ocasión, doña Teresita muy molesta, abandonó el asilo.

Regresó poco tiempo después de su fugaz viaje por el puerto de Tela, donde vivió la mayor parte de su vida, pese a haber nacido en el barrio Inglés, de La Ceiba.