Prevenir la descalcificación, el exceso de colesterol y el aumento de peso. Mejorar el humor. Mantener la actividad mental.
Llevar una alimentación correcta. Controlar los hábitos perjudiciales. Hacer ejercicio físico. Mantener el sueño adecuado. Fomentar las emociones positivas…
Son algunas de las mejores inversiones en salud y bienestar físico y psicológico que podemos proponernos para el año que comienza.
Son algo así como los ingredientes claves de la “fórmula mágica” para mantenerse vital por fuera y por dentro y cumplir años sin dejar de sentirse joven.
“Sentirse más joven no es tan difícil: sólo hay que cambiar pequeños detalles perjudiciales y confiar en el médico ante cualquier duda, además de cultivar una buena dosis de optimismo necesaria a cualquier edad”, señala el doctor Ignacio Ferrando, director de Programas Médicos de la compañía Sanitas.
Éstas son algunas de sus sugerencias para disfrutar y vivir con plenitud los próximos 365 días que estamos a punto de estrenar.
Se trata de “10 buenos propósitos para 2010”, una verdadera “hoja de ruta” para mejorar nuestra calidad de vida.
1. Emociónese “en positivo”.
Las emociones no sólo afectan a nuestro estado de ánimo, sino cómo nos sentimos físicamente. Por ello debemos prestar especial atención a todo lo que nos hace ser más felices.
Hay que modular las emociones negativas y fomentar las positivas, desarrollar y mantener la capacidad de expresar sentimientos y emociones para mejorar nuestra salud.
Controlar las emociones refuerza la motivación y el nivel de energía y nos lleva a ser más activos en todos los planos, convirtiéndose en la base del bienestar.
2. Plantéese nuevos retos.
El bienestar emocional puede conseguirse de muchas maneras, dependiendo de los gustos de cada uno. El objetivo podría ser “seis nuevas cosas para hacer hoy”. No se trata tanto de lo que se haga, sino de mantener la ilusión por emprender nuevos proyectos.
Las nuevas aficiones que elegimos pueden hacer que el tiempo libre se convierta en tiempo bien aprovechado: planear el viaje que siempre se ha querido hacer, incorporarse al tren de las nuevas tendencias, regalarse un tratamiento de belleza o aumentar la red social a través de Internet son buenas opciones.
3. Cultive las relaciones sociales.
Un estudio de la Escuela de Salud Pública de Harvard en Boston, Massachussets, ha demostrado que los estilos de vida socialmente activos pueden ayudar a disminuir el deterioro mental. Una partida de cartas o una sencilla merienda en buena compañía puede ser la mejor terapia de rejuvenecimiento. Es esencial manifestar con libertad nuestros sentimientos y emociones.
4. Alimente sus huesos y corazón.
Uno de los principales riesgos con el paso de los años es la descalcificación, que afecta al 80 por ciento de las mujeres mayores y puede desembocar en las frecuentes y complicadas fracturas de cadera. Tampoco los hombres deben descuidarse si quieren tener huesos y dientes más sanos.
Para prevenir este problema se deben incluir en la dieta los productos lácteos desnatados.
El pescado azul, como el atún, el arenque, las anchoas o las sardinas, puede ser un buen aliado y ayuda a reducir el riesgo de enfermedades coronarias.
La fruta y la verdura son siempre fundamentales al aportar una buena dosis de vitaminas. Se aconseja tomar cinco piezas o porciones al día (una porción es aproximadamente la cantidad que cabe en una cuchara colmada o en un vaso de zumo). Además, es bueno volver a aficionarse a esas espinacas tan odiadas durante la niñez.
5. Reduzca el consumo de grasas.
Si la ingestión de grasas es inferior al treinta por ciento de las calorías que se toman, se puede reducir el colesterol sanguíneo en aproximadamente el diez por ciento, lo que disminuirá el riesgo de enfermedad cardiaca en veinte por ciento. Esto se puede conseguir al sustituir los alimentos fritos por los cocinados a la plancha o a la parrilla.
Si renunciar a las patatas fritas o a otros productos como la nata y las galletas resulta demasiado duro, una opción es elegir las variedades con baja cantidad de calorías. También es aconsejable sustituir parte de las grasas saturadas por monoinsaturadas y polisaturadas. Para saber qué alimentos las llevan, basta con mirar las etiquetas. Muchas veces el cambio es tan sencillo como usar aceite de oliva en lugar de mantequilla.
6. Libérese del sobrepeso.
Si empieza a engordar a pesar de mantener la dieta de siempre o incluso comiendo más sano, hay que buscar la causa en los cambios de rutina. En muchos casos se produce el aumento de peso tras la jubilación. Al disminuir la actividad, el cuerpo quema menos grasa y consume menos calorías. Por eso es bueno seguir los consejos anteriores combinándolos con algo de ejercicio físico.
7. Deje el tabaco y modere el alcohol.
Aunque el alcohol no está vetado, es aconsejable controlar la cantidad que se toma. En este aspecto también hay diferencias según el sexo, ya que las mujeres no deberían sobrepasar las catorce unidades semanales, mientras que para los hombres la cifra asciende a 21.
Una unidad es aproximadamente igual a un vaso de vino, un par de cervezas o una medida individual de una bebida alcohólica fuerte o licor. En lo que respecta al tabaco, no hay márgenes: fumar en pipa o fumar puros o cigarrillos es malo para la salud y nunca es demasiado tarde para dejarlo.
8. Manténgase en actividad.
El ejercicio físico es fundamental. En un estudio del profesor Peter Fentem de la Universidad de Nottingham, Reino Unido, se ha visto que las personas de sesenta años que siempre han hecho ejercicio pueden retener aproximadamente el ochenta por ciento de la fuerza física y resistencia que tenían a la edad de 25.
Si hemos estado una buena temporada sin realizar ninguna actividad de este tipo, es aconsejable visitar a un médico antes de retomarla para comentarle los planes y descartar así cualquier riesgo. Lo mejor son las actividades de poco impacto. Acciones tan simples como caminar pequeñas distancias, subir las escaleras en lugar de coger al ascensor, nadar o tomar clases de baile de salón, yoga o tai chi son más que suficientes.
9. Entrene su intelecto.
La actividad mental es tan importante como la física. Resolver un crucigrama todos los días, hacer sudokus, leer, jugar a las cartas o realizar cualquier actividad que nos obligue a ejercitar nuestro cerebro será beneficiosa no sólo para nuestro estado de ánimo, sino para nuestra salud a largo plazo.
10. Duerma, pero no demasiado.
Alimentarnos correctamente y aumentar nuestra actividad física y mental nos ayudará también al dormir.
Cuando se tiene tiempo puede ser muy tentador echarse una cabezadita durante el día, pero esto puede provocar que no se descanse bien durante la noche y aparezca la angustia al no poder conciliar el sueño. Por eso es aconsejable dedicar las horas de luz a hacer cosas que dejarán una sensación de haber aprovechado el tiempo, además de un cuerpo mejor preparado para el descanso.