Con suma prepotencia, Luis Redondo, irrumpió en el centro de votación del instituto San Vicente de Paúl y sin hacer fila se dirigió a la urna para ejercer el sufragio, lo que causó mucha indignación entre los electores.
La seguridad del presidente del Congreso Nacional, atropelló a los votantes que le exigían que hiciera fila como cualquier ciudadano.
Los empellones que los escoltas de Redondo dieron a los ciudadanos, algunos de ellos mayores de edad, causaron indignación entre los presentes, quienes le gritaban ¡fuera ¡fuera!
Al final redondo puede votar, pero el repudio de los electores lo acompañó hasta que abandonó el centro de votación.