La cambiante situación económica mundial sugiere que las metas macroeconómicas pactadas con el Fondo Monetario Internacional, FMI, sean revisadas, según varios analistas.
Las proyecciones iniciales que sirvieron de punto de partida al momento de negociar el acuerdo con el FMI en septiembre pasado, parecen haber quedado desfasadas con la relidad económica que ha cambiado más rápido de lo esperado.
A este respecto, María Elena Mondragón, presidenta del Banco Central de Honduras, BCH, declaró recientemente que “las expectativas que se tienen del precio del petróleo en el mercado internacional son muy diferentes a las que se tenían cuando se estaba negociando el programa. Lo mismo con los precios de las materias primas. Las mismas cifras de crecimiento económico mundial han variado desde entonces. Tiene que haber una revisión de todo eso”.
A criterio de los analistas, medidas como la implementación de un plan de ahorro energético resultan vitales en una estrategia de sostenibilidad macroeconómica en el largo plazo, si bien no hay un consenso unánime en cuanto al alcance y la gravedad que la escalada de precios de las materias primas pueda tener sobre los indicadores económicos del país.
Reservas
Uno de los primeros temores que se presentan es que los altos precios del crudo puedan provocar una considerable reducción de las reservas internacionales.
El analista Guillermo Altamirano hace notar que “se había calculado que como país íbamos a comprar el barril de petróleo a 86 dólares en 2010, pero a noviembre lo hemos estado comprando a un precio promedio de 91 dólares”.
Esta situación se ve agravada por el constante aumento en el precio de los carburantes, una situación en la que el país no tiene control. Para el economista Jorge Interiano, “tan sólo (para cubrir) con la factura petrolera, va a haber que tomar más dinero de las reservas internacionales”.
Sin embargo, el también economista Julio Gom observa que aunque la pérdida de reservas por la compra de petróleo es una posibilidad, se compensa hasta cierto grado con el aumento en el ingreso de divisas procedente de las exportaciones y las remesas familiares. “El ingreso de divisas se ha incrementado 35% en lo que va del año con respecto al año pasado. Esto se debe en buena medida a la exportación de café y a la maquila, que ha respondido bien”, dice Gom.
Adicionalmente, las reservas se verán fortalecidas por la mejora en el flujo de remesas, que según el Banco Central el año pasado promediaron 332.8 millones de dólares mensuales -más de 3,900 millones acumulados en el año-.
No obstante, los analistas coinciden en la necesidad de aplicar medidas de austeridad en el consumo de energéticos.
Otra meta que se tendrá que revisar se relaciona con los ingresos tributarios, cuya meta aumentó este año en más de 50 mil millones de lempiras.
Altamirano explica que los altos costos de las materias primas encarecen los productos, lo que se traduce en menores ventas, impactando los ingresos que puede recibir el Estado vía impuestos. Por otro lado, Gom explica que el Estado puede complementar los ingresos con los impuestos que recibe gracias las tasas aplicadas al consumo. “El equilibrio del Gobierno podría derivarse de que los impuestos al combustible y a las importaciones permitan tener un poco más de ingresos”, dice Gom.
Ya sea que las metas se mantengan o se cambien, su consecución requerirá prudencia, disciplina y sacrificio.