Ihcafe, desde hace 40 años defendiendo el café hondureño con soluciones sostenibles

Con ciencia, tradición y compromiso, Honduras libra una silenciosa batalla para proteger su café de plagas que amenazan su futuro.

Ihcafe, desde hace 40 años defendiendo el café hondureño con soluciones sostenibles
Investigación

San Pedro Sula, Honduras. En las montañas de Honduras, donde se producen algunos de los mejores cafés del mundo, hay una batalla constante que pocos ven, pero de la que depende buena parte del futuro de la caficultura nacional. Es la lucha contra las plagas, y tiene como protagonista al Programa de Manejo Integrado de Plagas del Instituto Hondureño del Café (Ihcafe), que desde hace más de cuatro décadas brinda herramientas concretas y sostenibles a los productores para proteger sus fincas.

La historia de este programa comenzó en 1977, cuando una pequeña pero devastadora plaga cambió para siempre el paisaje cafetero del país: la broca del café (Hypothenemus hampei), un diminuto insecto originario de África, capaz de perforar el fruto y destruir su calidad desde adentro.

“En ese tiempo no se conocía cómo combatirla. Se hacían aplicaciones químicas, pero no había resultados, porque la broca se resguarda en el interior del fruto”, explica el ingeniero Ángel Rafael Trejo, coordinador del programa. Fue entonces cuando el Ihcafe encendió las alarmas y decidió crear un enfoque integral para entender el ciclo de vida del insecto, su comportamiento y los momentos precisos en que se podía combatir.

Así nació el enfoque que aún guía el programa, controlar las plagas a través del conocimiento, el monitoreo y estrategias sostenibles, en lugar de depender únicamente de productos químicos.

Ninfas y adultos de insectos capturados y eliminados mediante trampas artesanales elaboradas con atrayente de agua y melaza.

Si no hay café, no hay broca

La primera línea de defensa es una práctica tan sencilla como potente: no dejar frutos en el cafetal al final de la cosecha. La broca permanece en los granos maduros, sobre maduros, verdes y secos que quedan en la planta o el suelo. Si no hay café, no hay broca. Esta lógica sustenta las llamadas prácticas culturales, que incluyen la recolección completa, el manejo de sombra y la nutrición balanceada.

Otra estrategia eficiente es el uso de las trampas artesanales o el control etológico, diseñadas con botellas plásticas y un atrayente especial producido por el Ihcafe. Esta mezcla de etanol, metanol y un terpenoide aromático logra capturar a las hembras adultas que buscan un lugar para poner sus huevos.

“El atrayente con terpenoide nos dura hasta 90 días en campo. Es una estrategia eficaz, económica y amigable con el ambiente”, asegura el experto.
Pero las trampas no están solas. Desde los años 90, el Ihcafe también implementa el control biológico, introduciendo enemigos naturales de la broca como las pequeñas avispas Cephalonomia stephanoderis y Prorops nasuta, así como el hongo Beauveria bassiana, que actúa de forma natural en muchos cafetales hondureños.
Lo más interesante es que, incluso si el productor necesita aplicar pesticidas, estos enemigos naturales no se ven afectados, ya que se encuentran protegidos dentro del fruto, igual que la broca.

El IHCAFE conserva y analiza muestras de grillo indiano del café recolectadas en diversas fincas y regiones cafetaleras del país, como parte del monitoreo y estudio de esta plaga emergente

¿Cuándo actuar?

Uno de los momentos clave en el control de la broca es el periodo que va de los 90 a 120 días después de la floración. Este intervalo es crucial si se va a realizar una aplicación dirigida al fruto, ya sea con un producto químico, botánico o biológico (como los formulados a base de Beauveria bassiana). Lo que se busca en ese momento es que la broca aún se encuentre fuera o justo comenzando a ingresar al fruto, cuando este aún está en estado lechoso. Así, el producto tiene la oportunidad de entrar en contacto directo con el insecto adulto y ser efectivo. “La aplicación en ese intervalo tiene mayor impacto porque la broca está expuesta; fuera de ese tiempo, el fruto ya ha alcanzado una madurez mayor, con más del 20 % de materia seca, lo que permite que la broca se introduzca completamente al interior y quede protegida”, menciona el experto.

Un estudio reciente del Instituto mostró que, al colocar trampas inmediatamente después de la cosecha, es posible capturar grandes cantidades de broca madre, especialmente en cafetales con buen manejo. La práctica de “repela” (recolectar los últimos frutos de la planta) y la instalación oportuna de trampas pueden marcar la diferencia.

El nuevo enemigo: el grillo indiano

Pero la broca no es el único desafío. El grillo indiano del café, una plaga emergente asociada a la variabilidad climática y la deforestación, ha cobrado fuerza en al menos 10 departamentos cafetaleros. Aunque antes solo se encontraba en zonas de estricta altura, ahora se reporta en fincas de altura media.

El Ihcafe ha desarrollado investigaciones para enfrentarla, encontrando un control biológico eficaz a través de parasitoides que necesitan flores en el entorno para alimentarse y vivir más tiempo.

Larva del barrenadorcillo del café (Pseudodalaca), infectada por el hongo entomopatógeno Beauveria bassiana, un eficaz controlador biológico. Esta especie de barrenadorcillo ha sido reportada por primera vez en Honduras.

Asistencia directa al productor

Uno de los pilares del programa es su presencia territorial. El Ihcafe cuenta con técnicos en todas las regiones cafetaleras del país, quienes visitan a los productores, brindan capacitaciones y asesoran en campo, incluso con el acompañamiento de investigadores cuando el caso lo requiere.

El Programa de Manejo Integrado de Plagas incluye prácticas culturales, control biológico, etológico, todo esto, acompañado de un manejo agronómico completo; nutrición adecuada, regulación de sombra, y control de malezas.

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