SAN PEDRO SULA
Después de que
Honduras se independizara de
España, su crecimiento económico estuvo relacionado con su capacidad para desarrollar productos atractivos para la exportación.
Para 1902, la industria bananera se comenzaba a establecer al punto que la exportación de la fruta superaba al oro y la plata.
La actividad bananera funda bancos, siembran caña de azúcar, construyen ingenios azucareros, cervecerías, fábricas de refrescos y hielo, de jabones, de manteca y aceites, de zapatos, plantas eléctricas, agua potable, ganado, lecherías y otros; es decir, prácticamente de mediados del
siglo XX el país se cuenta desde los campos bananeros. La huelga de 1954 significó un parteaguas en la conquista de los derechos laborales, pero a su vez ralentizó considerablemente a la industria, al punto que poco a poco las bananeras se ven obligadas a replantear su misión y estrategia de negocios.
Recorrer el camino de la economía hondureña desde la independencia de España se vuelve esencial para entender cómo hemos llegado adonde estamos y cuáles son las claves para trazar el futuro a heredar a las próximas generaciones.
A diario enfrentamos el desafío de satisfacer nuestras necesidades con recursos limitados. Comprender cómo se han asignado y modificado tales recursos a lo largo de la historia es un paso fundamental en la tarea de transformar el presente.
Al inicio de la república la economía nacional tenía una característica sobresaliente: una economía agraria. Tal estructura agrícola estaba dominada por grandes haciendas con trabajadores permanentes, que coexistían con pequeñas propiedades y resguardos indígenas en algunas zonas de Honduras.
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Durante gran parte del siglo XIX, el país trató a través de la ganadería y luego de la agricultura de impulsar su economía, sin resultados sobresalientes.
Sobre ello, el analista Carlos Urbizo Solís relata que de 1821 a 1876, Honduras vivió cinco décadas perdidas marcadas por la inestabilidad, violencia, anarquía y hasta barbarie. “Este triste período se caracterizó por una injerencia fuerte y permanente de un estado en los asuntos internos del otro, con invasiones directas, apoyo moral y material a rebeldes, y hasta quitar y poner jefes de estado, según la conveniencia del momento”.
No fue hasta en la última parte de ese siglo que la actividad económica se aceleró con la explotación de los metales preciosos. Las minas más importantes estaban en las montañas aledañas a la capital, las cuales eran propiedad, en su mayoría, de la Rosario Mining Company.
Pasar la ciudad capital de Comayagua a Tegucigalpa respondió a los enormes intereses mineros y comerciales de las autoridades gubernamentales de la época.
El entonces presidente Marco Aurelio Soto se había convertido en un hombre muy acaudalado a raíz de su asociación con la New York and Honduras Rosario Mining Company a la cual le otorgó un gran número de beneficios y exoneraciones fiscales.
“Este conflicto de intereses ha manchado la gigantesca y beneficiosa tarea que emprendió Soto a partir de 1876”, recuerda Urbizo Solís. “Pueden tener la certeza, por lo que he relatado hasta ahora, que en los siete u ocho años de gobierno de Soto, sucedieron muchísimos momentos claves o cruciales en la vida e historia de Honduras”.
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Otro personaje para entender la historia de la economía nacional es Manuel Bonilla, quien llegó al poder por elección popular en 1912, y que a pesar de morir al año siguiente es recordado primordialmente por el apoyo amplio y beneficioso que otorgó a las empresas bananeras.
“El auge de las bananeras ocurre en parte por las concesiones de inmensas extensiones de tierra, altos beneficios fiscales, a la ausencia de otras opciones de actividad económica, así como a la debilidad de los gobiernos que prácticamente se conformaban con el empleo que generaban la bananeras, al compromiso de construir líneas de ferrocarril, y proveer a los empleados con escuelas y hospitales”, refiere.
| Cronología
1821. Agricultura y ganadería.Al independizarse de España, el país busca cultivos para la exportación y sin mucho éxito explora la ganadería y el agro.
1876. Minería.Comienzan a darse las concesiones para la explotación de yacimientos mineros al centro de Honduras. El país exporta entonces oro y plata.
1902. Banano.A principios del siglo XX se produce la inserción definitiva de la economía hondureña en el mundo y el desarrollo capitalista.
1990. Maquila. Comienza a desarrollarse con fábricas, en su mayoría en la zona norte, dedicadas al ensamble de piezas de tela y prendas de vestir.
2010. Palma aceitera. La industria mundial atravesó una especie de boom a raíz de buenos precios, lo cual motivó a que productores apostaran por el cultivo.
2015. Café. El rubro aporta un promedio de $1,000 millones cada cosecha y emplea de forma directa a un millón de personas en 15 departamentos.
2021.Remesas familiares. Los migrantes han jugado un rol clave en el sostenimiento de la economía, puesto que las remesas son el 23% del PIB.
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La importancia de las exportaciones de bananos, y la generación de empleo que conllevaba comienza a ser sustituida por el café, la maquila textil, la palma aceitera, y otra diversidad de sectores industriales y comerciales, y de cultivos agrícolas. La crisis socioeconómica derivada de la pandemia ha puesto de cabeza al mundo entero, y Honduras no es excepción. Sumado al covid, el país registró en noviembre de 2020 dos huracanes, provocando que, entre otros efectos, la actividad económica cayera en 9%.
En lo que va del año, la industria manufacturera, el comercio, las telecomunicaciones y la intermediación financiera son los sectores que están contribuyendo a la recuperación de la economía. Sin embargo, hoteles y restaurantes, agricultura, ganadería, silvicultura y pesca, transporte y construcción privada siguen en contracción.
