SAN PEDRO SULA.
Medina instó al Gobierno a desarrollar reservorios de agua y ejecutar programas de reforestación a través de proyectos de cooperación internacional.
Los fenómenos climatológicos que impactan fuertemente en el sector agroalimentario y agroindustrial a nivel nacional tienen también una repercusión en el crecimiento de la economía.
En las últimas semanas, dirigentes de asociaciones ganaderas y productores de granos básicos han alertado que la falta de lluvia ha provocado pérdidas considerables en cultivos y muertes de cientos de reses.
“Necesitamos cuanto antes un decreto de emergencia a través del Congreso Nacional, donde nos permita ver cómo enfrentamos las pérdidas”, refirió Dulio Medina, presidente de la Asociación Nacional de Agricultores y Productores de Granos Básicos de Honduras (Prograno).
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Según estimaciones de la gremial, las pérdidas en maíz, frijol y arroz entre Olancho y El Paraíso son arriba del 40%, aunado a más de 1,000 reses muertas, por lo que prevén menor producción de carne y leche.
Yoro, Valle, Choluteca, Lempira y Francisco Morazán son otros departamentos con registros de afectaciones graves en las diferentes unidades productivas.
En muchos municipios de Olancho y el Paraíso están muriendo cabezas de ganado. Esta es una catástrofe. Dulio Medina, presidente de Prograno
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A inicios de semana, autoridades de la Secretaría de Agricultura y Ganadería (SAG) presentaron acciones ante la sequía, entre ellas: la próxima entrega de semillas de granos básicos y fertilizantes para la siembra de postrera a más de 82,000 familias, con una inversión de L100 millones, como parte del bono de solidaridad productiva (BSP).
“La base alimentaria de nuestros países son los granos básicos. Si no podemos producirlos, ya sea por políticas económicas que no han sido implementadas a tiempo, factores de producción o cambio climático, vendrán a golpear al sector primario de la economía hondureña que es la agricultura y ganadería”, dijo Juan Umanzor, coordinador del Programa de Investigaciones en Economía y Finanzas (PIEF) de la Unah.
El componente económico de la sequía deriva en que a menor producción se requerirá de importaciones para compensar la demanda en el mercado.
“Las importaciones nos afectan negativamente en nuestra actividad económica. Si nos vamos a los datos, en el año 2000, un quinto de toda la oferta de granos básicos era importado, pero en 2016 hablábamos de un tercio, un 30%”, indicó Umanzor.
Con los pronósticos dados por las organizaciones agrícolas, el especialista no descarta que solo para este año la importación de granos básicos abastezca el 40% del consumo nacional.
