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Los gigantes se achican para crecer más

  • 07 octubre 2014 /

Los in­versionistas ejercen presión para que las empresas se desprendan de segmentos de lento crecimiento y enfoquen sus esfuerzos en opera­ciones más prometedoras.

Nueva York, Estados Unidos.

Gigantes empresariales están escindiendo líneas de negocios y dividiéndose a un ritmo récord, conforme su tamaño es conside­rado un factor negativo para los inversionistas preocupados por la feroz competencia y la desacelera­ción del crecimiento.

“Grande” por mucho tiempo fue sinónimo de “mejor” en el sector empresarial estadounidense, tan­to para los presidentes ejecuti­vos que expandían sus compañías como para los inversionistas que buscaban protección de la volati­lidad de los mercados. Hoy en día, sin embargo, el sol no brilla sobre los que levantan imperios. Los in­versionistas ejercen presión para que las empresas se desprendan de segmentos de lento crecimiento y enfoquen sus esfuerzos en opera­ciones más prometedoras.

Hewlett-Packard Co., que ayudó a forjar el negocio de las computado­ras, se está alejando de las PC. Pep­siCo Inc. está bajo presión para que separe sus divisiones de bebidas y snacks. Incluso General Electric Co., el conglomerado por excelencia, en­frenta un insistente argumento de un destacado analista de Wall Street de que no tiene sentido estar vendiendo escáneres de tomografía computa­rizada a la par de plantas eléctricas, motores de aviones y locomotoras.

Otros conglomerados han sido levantados y desmantelados antes, pero la nueva ofensiva es inusual­mente fuerte y es comandada por fondos de cobertura activistas que han acumulado US$111.000 millones para invertir, según la firma de in­vestigación HFR. Su poderío finan­ciero les permite ir detrás de presas cada vez más grandes.

En lo que va del año, corporacio­nes de todo el mundo han vendido o escindido sbsidiarias o líneas de negocios por un valor de US$1,6 bi­llones, apenas por debajo del récord de 2007, según la firma de datos Dea­logic. Algunas empresas se mueven en la dirección opuesta, como AT&T Inc. y su pacto de US$49.000 millo­nes para comprar el operador de te­levisión satelital DirecTV. Aun así, la presión ha cambiado el tono de las conversaciones en las juntas, donde directores y ejecutivos analizan al detalle sus portafolios de negocios.

El fondo de cobertura activista Trian Fund Management LP, que ha presionado con éxito por la separa­ción de empresas tan diversas como Kraft, Wendy’s e Ingersoll Rand PLC, sostiene que las compañías ahora tienen que ganarse el privilegio de ser un conglomerado. Su punto es que la diversificación en raras oca­siones es rentable, un argumento que ha planteado a Pepsi y el gigan­te químico DuPont Co.

Ambas empresas se resisten a la separación que pide Trian, si bien DuPont ha anunciado un plan para escindir una división que genera cer­ca de 20% de sus ingresos.

La posición de Trian es respal­dada por las cifras. Las acciones de los grupos estadounidenses han tenido en promedio un desempeño 11,4% menor que el de sus rivales más enfocados entre 2000 y 2010, según un estudio de Anil Shivdasani, profesor de finanzas de la Escuela de Negocios Kenan-Flagler, de la Uni­versidad de Carolina del Norte. Los títulos de firmas que realizaron es­cisiones superaron a los de sus pares en 6% en los tres meses alrededor del anuncio. Shivdasani dice que las cifras se mantenían similares hasta el final de 2013.

La acción de H-P subió 4,7% el lunes tras revelar que se dividirá en dos firmas, una que incluirá sus ne­gocios de computadoras personales e impresoras, y otra que venderá ser­vidores, equipos de almacenamien­to de datos, software, consultoría y otros servicios tecnológicos para empresas. La primera, que se llama­rá HP Inc., generará efectivo para retornar a los inversionistas. Por su parte, Hewlett-Packard Enterprise, que será dirigida por la presidenta ejecutiva Meg Whitman, se enfocará en el crecimiento a través de un rit­mo más rápido de inversión en nue­vos productos y adquisiciones.

Ese tipo de división es típica en las reorganizaciones. Gannett Co. y News Corp, empresa matriz de The Wall Street Journal, tomaron deci­siones similares al escindir sus ne­gocios de publicación impresa de sus segmentos de televisión y cine, de mayor crecimiento.

Un clásico ejemplo involucra a Philip Morris, que en 1988 adquirió la empresa de alimentos Kraft Foods en busca de diversificarse. No obs­tante, la tabacalera, que ahora se lla­ma Altria Group Inc., escindió Kraft a los accionistas en 2007 y un año después se desprendió de sus opera­ciones internacionales como Philip Morris International. En 2012, Kraft separó sus operaciones globales de snacks, de mayor crecimiento, bau­tizando la empresa como Mondelez International Inc.

Hoy, Altria y su progenie tienen una capitalización bursátil combinada de US$315.000 millones, un aumento de 71% desde 2007, antes de la escisión de Kraft. En contraste, el índice S&P 500 ha avan­zado 38,5% durante este lapso.

Una gran empresa que por largo tiempo ha desafiado la tendencia es 3M Co., que produce adhesivos, re­vestimientos y la cinta Scotch que tienen miles de aplicaciones indus­triales y caseras.

La pregunta de si 3M debería di­vidirse casi nunca se plantea en las conversaciones con los inversionis­tas, en parte porque la empresa ha sido un consistente generador de ganancias, dice Jeffrey Sprague, socio gerente de Vertical Research Partners. 3M ha aumentado sus di­videndos durante 56 años consecu­tivos. “Es difícil plantear un argu­mento de que se necesita cualquier tipo de cirugía radical”, señala.

GE es otro defensor del modelo. Su presidente ejecutivo, Jeffrey Im­melt, afirma que el grupo tiene la capacidad de distribuir la riqueza de sus operaciones de investiga­ción y desarrollo a varios negocios, como utilizar avances tecnológicos similares y mejorar la eficiencia de sus motores de aviones, turbinas eléctricas y locomotoras.

Aun así, GE ha atendido el des­contento de los inversionistas y al adormecido precio de su acción desprendiéndose de negocios “no esenciales”. En los últimos años, vendió NBCUniversal, llegó a un acuerdo para retirarse del merca­do de electrodomésticos y sacó a bolsa las operaciones de finanzas minoristas de GE Capital. La ac­ción de GE está estancada en unos US$25, 10% a la baja este año, y al­gunos en Wall Street piden medidas más enérgicas. Scott Davis, analista de Barclays Capital, dijo hace poco que los inversionistas quieren que GE escinda su negocio de salud de US$18.000 millones y que el grupo debería evaluar esa opción. Pero el lunes GE anunció un nuevo jefe de esa división e Immelt reiteró que era una parte central de la compañía.

Investigadores de finanzas di­cen que los inversionistas suelen imponer una “multa de diversifica­ción” sobre las firmas que intentan hacer demasiado. El anuncio de una escisión usualmente impulsa la ac­ción de la casa matriz en 3,3% sobre los retornos del mercado, según un análisis de los profesores B. Espen Eckbo, de la Universidad de Dart­mouth, y Karin S. Thorburn, de la Escuela de Economía de Noruega.

A largo plazo, los resultados son menos claros. En 166 escisiones des­de 1980 en las que una casa matriz con ingresos de US$1.000 millones o más vendió una división a través de una salida a bolsa, los retornos han sido equivalentes a los del mercado, dice Jay Ritter, profesor de finanzas de la Universidad de Florida. La ten­dencia es buena para los bancos de inversión. Según Dealogic, las sepa­raciones les han dejado US$9.400 millones en comisiones este año.