Roma, Italia.
La rotación de cereales con pastos en Brasil y la práctica de podar árboles y aportar mantillo en Centroamérica son dos de las prácticas sostenibles reconocidas por la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
La publicación “Ahorrar para crecer” destaca cómo en Brasil y otras zonas de Sudamérica está aumentando la rotación de cultivos con hierbas para el pastoreo, pues el ganado vacuno es una importante fuente de ingresos para muchos agricultores.
Caterina Batello, experta en gestión de ecosistemas de la organización, explicó que ese sistema aumenta la producción sostenible a largo plazo.
“Latinoamérica tiene millones de hectáreas de cereales y pastos, pero a menudo son tratados como monocultivos, lo que suele incrementar las dificultades para aumentar la producción”, afirma.
Frente a la erosión del suelo causada por el monocultivo intensivo de soja o los excesos de la ganadería tradicional, muchos productores han reaccionado adoptando la labranza cero (sin arar) para aumentar la cobertura del suelo y combinando los cereales con especies forrajeras, que sirven de abono.
Otro de los sistemas que la FAO anima a reproducir es el agroforestal llevado a cabo en distintas partes de CA y que consiste en podar los árboles y aportar mantillo en vez de talar y quemar materia orgánica, motivo este último de deforestación y degradación de los suelos.
El proyecto Quesungual, iniciado en Honduras, ha sido adaptado para la producción de maíz en otros países como El Salvador, Guatemala y Nicaragua.
La rotación de cereales con pastos en Brasil y la práctica de podar árboles y aportar mantillo en Centroamérica son dos de las prácticas sostenibles reconocidas por la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
La publicación “Ahorrar para crecer” destaca cómo en Brasil y otras zonas de Sudamérica está aumentando la rotación de cultivos con hierbas para el pastoreo, pues el ganado vacuno es una importante fuente de ingresos para muchos agricultores.
Caterina Batello, experta en gestión de ecosistemas de la organización, explicó que ese sistema aumenta la producción sostenible a largo plazo.
“Latinoamérica tiene millones de hectáreas de cereales y pastos, pero a menudo son tratados como monocultivos, lo que suele incrementar las dificultades para aumentar la producción”, afirma.
Frente a la erosión del suelo causada por el monocultivo intensivo de soja o los excesos de la ganadería tradicional, muchos productores han reaccionado adoptando la labranza cero (sin arar) para aumentar la cobertura del suelo y combinando los cereales con especies forrajeras, que sirven de abono.
Otro de los sistemas que la FAO anima a reproducir es el agroforestal llevado a cabo en distintas partes de CA y que consiste en podar los árboles y aportar mantillo en vez de talar y quemar materia orgánica, motivo este último de deforestación y degradación de los suelos.
El proyecto Quesungual, iniciado en Honduras, ha sido adaptado para la producción de maíz en otros países como El Salvador, Guatemala y Nicaragua.