Al igual que el resto de los cultivos agrícolas, la producción de arroz experimentó un año atípico por la sequía provocada por el fenómeno de El Niño.
Sin embargo, empresarios de la industria pronostican un crecimiento de 7% en la producción del grano, motivada por la implementación de semillas mejoradas y la compra garantizada del producto.
“Creemos que para el próximo año estaremos en un 50-50, entre producción e importaciones. La idea es comprar cada vez menos, por supuesto motivando a los productores en colaboración del Gobierno integrado con la industria”, refiere Kamal Dieck, empresario arrocero, quien asegura que 2015 cerrará con una oferta de 43%, considerando el consumo de 4 millones de quintales al año.
Para esta semana se espera que finalice el cumplimiento de una solicitud de importación de 40 mil quintales de arroz por parte de los molineros para complementar la producción del grano básico.
“Están pendientes de entrega 15 mil quintales de arroz, pero una vez adjudicadas podemos asegurar a la población que no habrá carestía de arroz, ni especulación de precios para fin de año”, agregó Dieck, quien sostiene que entre noviembre y diciembre se consumen más de 300 mil quintales de arroz.
Luis Donaire, asesor de la Federación Nacional de Agricultores y Ganaderos de Honduras (Fenagh), destaca el impacto positivo que tuvo para la producción nacional el convenio del arroz entre el Gobierno y productores, donde se garantiza la compraventa del quintal de este grano a un precio de L400.
Desplazados
El Litoral Atlántico, Colón, Comayagua, Jesús de Otoro y Olancho son las zonas que estimulan el crecimiento de la producción de este grano popular.
“En Omoa, Cortés, la producción de arroz subió en la cosecha de postrera de 2015, pero pronosticamos un retroceso en 2016 debido a que se ha dado oportunidad a las palmeras. Es decir, que el otro año las plantas de palma africana estarán grandes y desplazarán cultivos de arroz”, sostiene Gustavo Cabrera, presidente de la Asociación Hondureña de Productores de Arroz (Ahpra) en Omoa y Puerto Cortés.
