28/05/2024
08:38 PM

El peso argentino vuelve a caer en medio de rumores de fricción en el gobierno

En días recientes, el peso fina­lizó cuatro meses de estabilidad, al debilitarse ligeramente en el mercado regulado oficialmente en Argentina.

Buenos Aires, Argentina.

Nuevamen­te las presiones se ciernen sobre el peso argentino luego de que el banco central redujera durante el último mes las tasas de inte­rés para los préstamos, lo que ha planteado dudas entre los inver­sionistas sobre la seriedad de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner para controlar una de las inflaciones más altas del mundo.

En días recientes, el peso fina­lizó cuatro meses de estabilidad, al debilitarse ligeramente en el mercado regulado oficialmente en el país.

El jueves cerró a 8,06 por dólar, acumulando un descen­so de 0,8% en lo que va del mes. En el mercado negro, que actúa como un barómetro de la con­fianza en el peso, la moneda ha caído más.

Ayer cerró a 11,73 por dólar, ganando 1,4% en la jornada, pero con un descenso acumulado de 10% desde el inicio del mes, se­gún el diario en línea Ambito.com, que hace seguimiento a las tasas del mercado negro.

“Tendría mucha cautela ante algún tipo de evento (de divisa) esta mitad de año”, dijo Daniel Freifeld, director gerente de la fir­ma estadounidense Callaway Ca­pital Management LLC.

El gestor ve la reducción de las tasas como una señal preocupante de compla­cencia por parte del gobierno. Su firma vendió este mes la mitad de sus posiciones en bonos argenti­nos para tomarr ganancias des­pués de un repunte que siguió a la devaluación del peso en enero.

La medida del banco central para flexibilizar la política mone­taria ocurre apenas meses des­pués de que casi duplicó las tasas de interés a cerca de 30% en enero y febrero para frenar los efectos del mayor desplome de su mone­da desde le cesación de pagos en 2001.

El aumento de las tasas sig­nificó que por primera vez en años recientes, los costos de endeuda­miento se estaban acercando a la tasa de inflación.

Pero desde comienzos de abril, el banco ha reducido las tasas en cerca de dos puntos porcentuales, incluso si la inflación ha permane­cido alta. El gobierno dice que los precios subieron 11,9% entre enero y abril, pero no ha dado una cifra anualizada.

Algunas proyecciones del sector privado colocan la infla­ción anual en casi 40%. Cuando las tasas de interés caen muy por de­bajo de la tasas de inflación, los ar­gentinos tienen menos incentivos para seguir invirtiendo en pesos.

Muchos analistas piensan que el giro del banco central es pro­ducto de la presión política del go­bierno de la presidenta Fernández de Kirchner. Se especula que hay un enfrentamiento entre el mi­nistro de Economía y Finanzas Públicas, Axel Kicillof, un abierto defensor de las políticas de creci­miento, y el presidente del banco central, Juan Carlos Fábrega, cu­yas políticas monetarias más es­trictas estabilizaron la moneda pero probablemente desacelera­ron la economía.

El banco central de Argentina tiene autonomía limitada, ya que el presidente tiene una amplia discreción para contratar o des­pedir miembros de la junta direc­tiva y el gobernador.

El jefe de gabinete de Fernán­dez de Kirchner, Jorge Capitanich, negó el miércoles que existiera un enfrentamiento entre los dos.

Dijo que la política fiscal del país era “razonable” y que las tasas de interés estaban alineadas con la tasa de cambio, añadiendo que el gobierno ha observado actividad especulativa con el fin de perjudi­car la economía. Argentina tiene apenas US$28.000 millones de re­servas en dólares para defender el peso.

Otras medidas que el gobier­no pueda adoptar para mantener en línea la moneda incluyen man­tener altas las tasas de interés o re­ducir el gasto. Pero esas políticas serían poco populares. Los recor­tes a los subsidios al gas natural y el agua anunciados en marzo fue­ron seguidos la semana pasada por casi US$2.000 millones en gasto adicional en programas sociales.