29/05/2024
03:55 PM

Los asesores financieros se independizan

La tendencia, impulsada por el fastidio con la burocracia, erosiona el dominio de Wall Street.

Nueva York, Estados Unidos.

Hace unos días, el asesor finan­ciero Herman Rij se puso su corbata Merrill Lynch, rosada con toros en celeste, y se fue a trabajar a la ofi­cina de la firma financiera en Bethlehem, Pensilvania.

Se reunió con un cliente que había viajado desde Arizona y luego fue a ver a su jefe a entregarle su renuncia.

Merrill Lynch no había sido ad­vertida de la decisión pero tampo­co la recibió con sorpresa. Duran­te los seis meses anteriores, Rij y su equipo en Merrill, conformado por su hija Kori Lannon, su ahijado Jason Cort y el hermano de éste, Brian Cort, habían conformado en secreto y de forma meticulosa su propia firma de asesoría.

Su nueva oficina temporal es­taba ubicada en el mismo edificio, unos pisos más arriba. A las 2:30 de la tarde de ese mismo día, me­dia hora después de renunciar a Merrill, ya estaban trabajando en su nueva firma: Quadrant Private Wealth.

Los cuatro empezaron la campa­ña de convencer a sus 501 clientes que los siguieran. En juego estaban US$750 millones en activos, pues el grupo sabía que Merrill Lynch tra­taría de no perder a los clientes.

Después de trabajar por 40 años en Merrill Lynch, Rij se esta­ba uniendo a las legiones de aseso­res que han salido de las filas de las grandes corredoras de Wall Street para unirse a firmas independien­tes o crear una propia.

La tenden­cia que empezó hace años pero que cobró fuerza después de la crisis fi­nanciera de 2008, está reconfigu­rando poco a poco la industria y erosionando lo que ha sido una po­sición dominante para firmas como Merrill Lynch, ahora propiedad de Bank of America Corp.

La cantidad de asesores finan­cieros independientes en Esta­dos Unidos ha pasado de 36.000 en 2007 a 47.000 este año, según la firma de investigación Cerulli Associates, y puede llegar a 51.000 en 2017.

Se espera que el número de asesores en grandes firmas se reduzca de los 48.000 actuales a 41.000 para 2017, según Cerulli.

Los asesores dicen que firmas más pequeñas les permiten ofre­cer a sus clientes un servicio más personalizado, sin la necesidad de promocionar ciertos productos y otras presiones comerciales que suelen ejercer los grandes bancos.

La tecnología les otorga a las firmas pequeñas acceso a plataformas de negociación y muchas opciones de inversión que solían ser exclusivas de Wall Street.

Aunque la autonomía es uno de los motores detrás del auge de las firmas pequeñas, el otro es el dinero: en empresas grandes como Merrill, los asesores entregan más de la mi­tad de sus ingresos brutos a su em­pleador.

En operaciones indepen­dientes, en cambio, pagan todos los costos de operación pero se pueden quedar con el resto. Han surgido em­presas para ayudar a los corredores altamente productivos a lidiar con los costos y la logística de trabajar de forma independiente. Quadrant se asoció con una de estas firmas, Focus Financial Partners LLC.

La decisión de renunciar no fue fácil para Rij, de 69 años, debido al aprecio que siente por Merrill. Pero con el tiempo se frustró con la cre­ciente burocracia de la firma, par­ticularmente después de que fue adquirida por Bank of America en 2009.

Rij quería crear algo que pudie­ra dejar a las generaciones futuras. Jason Cort, de 41 años, también se­ñala la burocracia en Merrill como un motivo para dejar la firma. Una vocera de Merrill Lynch no quiso co­mentar para este artículo.

La tendencia a independizarse ha dado pie a un ritual cuidadosamente coreografiado, perfectamente legal y que se repite cientos de veces al año en las oficinas de Merrill Lynch, Morgan Stanley Wealth Manage­ment, Wells Fargo Advisors y otras firmas.

Un protocolo de la industria, que muchas compañías han firmado, detalla las condiciones más impor­tantes de una salida. Esto incluye el momento en el que los asesores pueden comunicar a sus clientes que están renunciando (solo después de haber dejado el cargo) y qué infor­mación pueden llevarse (nombres, teléfonos y direcciones).

La firma de Rij se inscribió en for­ma electrónica ante la Comisión de Bolsa y Valores de EE.UU. Un equi­po de Charles Schwab Corp., que fue contratado como custodio de los activos de sus clientes, puso los toques finales al sistema computa­rizado. Luego el sitio web de Qua­drant entró en funcionamiento. En ese momento, empezaron a llamar a sus clientes.

Cada asesor tenía un cronómetro en su escritorio para que la conver­sación no excediera cinco minutos. También tenían enfrente mensajes como “estamos orgullosos de haber trabajado en Merrill Lynch” y “nos dimos cuenta de que cada vez era más difícil hacer las cosas que que­remos hacer por usted”.

Rij contactó rápidamente un cliente en Utah, donde estaba es­quiando, pero éste prefirió aplazar la conversación para el lunes. Otro no estaba disponible, pero devolvió la llamada pronto desde su yate.

El cliente quería saber qué pasa­ría con un préstamo de bajo interés que tenía con Merrill Lynch. Rij le comunicó que otros bancos estaban listos para asumir los préstamos y líneas de crédito de los clientes.

Normalmente, los equipos de asesores logran mantener cerca de 80% de sus clientes cuando se tras­ladan, según Cerulli Associates. El grupo de Rij apuntaba a 95% y pare­cía que iba a sobrepasar ese umbral. Para el jueves siguiente a su salida de Merrill, todos los clientes que había contactado, excepto dos, dijeron es­tar dispuestos a trasladar sus acti­vos a Quadrant.