Río de Janeiro, Brasil.
Maria das Graças Silva Foster empezó a trabajar en la petrolera estatal brasileña como pasante universitaria hace más de 30 años. Ahora, como su presidenta ejecutiva, enfrenta presiones para que renuncie.
Petróleo Brasileiro SA se encuentra en medio de una investigación de corrupción multimillonaria que ha implicado a tres ex ejecutivos de la empresa y más de 20 ejecutivos de las mayores compañías de construcción de Brasil. El escándalo amenaza con socavar el gobierno de la recién reelecta presidenta Dilma Rousseff.
El vicepresidente de Brasil, Michel Temer, dijo el martes ante reporteros en un evento en Rio de Janeiro que Rousseff “evaluará lo que es mejor” acerca de la gestión de Foster. La presidenta y la ejecutiva son buenas amigas. Un vocero de Rousseff no quiso hacer comentarios.
Las acciones de Petrobras se han desplomado a su nivel más bajo en una década, golpeadas por el escándalo de corrupción y el colapso del petróleo. Los ADR cerraron el martes en Nueva York en US$6,28. Hace cuatro meses, cotizaban por encima de US$20.
Desde que estalló el escándalo en marzo, Petrobras y Foster han sostenido que fueron víctimas de la presunta corrupción y no estaban al tanto de la misma sino hasta cuando la policía realizó el primer arresto en el caso. Los fiscales no la han implicado en sus acusaciones contra los ex ejecutivos de Petrobras. La empresa se abstuvo de hacer comentarios y ha rechazado repetidas solicitudes para una entrevista con Foster.
Un creciente grupo de altos funcionarios del gobierno, políticos y analistas dicen que el escándalo es una humillación para Brasil y una gran distracción para Petrobras, que ha retrasado dos veces la divulgación de sus resultados del tercer trimestre. El procurador general de Brasil dijo este mes que la cúpula de la empresa debería ser reemplazada.
“Una forma de devolverle la credibilidad a la empresa es nombrando nuevos directores, nuevos ejecutivos”, apunta Mendonça Filho, un político del partido de oposición Demócratas, también cono DEM.
Los fiscales en Brasil aseguran que varios ex ejecutivos de Petrobras coludieron con empresas constructoras para cobrarle en exceso a Petrobras por contratos de trabajo y embolsarse millones de dólares. También afirman que parte del dinero fue a parar a los bolsillos de políticos del Partido de los Trabajadores (PT) de Rousseff y otros grandes partidos políticos. Representantes del PT ha negado la acusación. Hasta ahora, 36 personas han recibido cargos que incluyen lavado de dinero y fraude.
Foster, de 61 años, fue nombrada presidenta ejecutiva a principios de 2012. Creció con bajos recursos en una favela de Rio de Janeiro y reciclaba latas de niña para pagar por su educación.
Los inversionistas inicialmente se vieron alentados por su nombramiento. Foster, titulada como ingeniera química, goza un amplio respeto por sus conocimientos técnicos.
“Le puede preguntar: ‘¿Cuánto petróleo extrae esta plataforma en particular al día?’, y te dará la cifra”, cuenta Sergio Lazzarini, economista de la escuela de negocios brasileña Insper.
Con la caída de los precios del crudo, Petrobras enfrenta una escasez de efectivo. La compañía anunció el viernes que reducirá sus ambiciosos planes de exploración y producción de petróleo en altamar. Petrobras, la más endeudada de las grandes petroleras del mundo, dice que tiene suficiente capital para operar durante los próximos seis meses. No obstante, el gobierno de Brasil ha tomado medidas para garantizar su deuda en caso de que la empresa necesite pedir prestado antes.
“Quizás un nuevo rostro le daría un soplo de aire fresco a la compañía”, señala Ricardo Bedregal, analista de la consultora IHS en Rio de Janeiro. “A pesar de que quizás (el escándalo de corrupción) no sea culpa suya, la gente está buscando echarle la culpa a alguien”.
Maria das Graças Silva Foster empezó a trabajar en la petrolera estatal brasileña como pasante universitaria hace más de 30 años. Ahora, como su presidenta ejecutiva, enfrenta presiones para que renuncie.
Petróleo Brasileiro SA se encuentra en medio de una investigación de corrupción multimillonaria que ha implicado a tres ex ejecutivos de la empresa y más de 20 ejecutivos de las mayores compañías de construcción de Brasil. El escándalo amenaza con socavar el gobierno de la recién reelecta presidenta Dilma Rousseff.
El vicepresidente de Brasil, Michel Temer, dijo el martes ante reporteros en un evento en Rio de Janeiro que Rousseff “evaluará lo que es mejor” acerca de la gestión de Foster. La presidenta y la ejecutiva son buenas amigas. Un vocero de Rousseff no quiso hacer comentarios.
Las acciones de Petrobras se han desplomado a su nivel más bajo en una década, golpeadas por el escándalo de corrupción y el colapso del petróleo. Los ADR cerraron el martes en Nueva York en US$6,28. Hace cuatro meses, cotizaban por encima de US$20.
Desde que estalló el escándalo en marzo, Petrobras y Foster han sostenido que fueron víctimas de la presunta corrupción y no estaban al tanto de la misma sino hasta cuando la policía realizó el primer arresto en el caso. Los fiscales no la han implicado en sus acusaciones contra los ex ejecutivos de Petrobras. La empresa se abstuvo de hacer comentarios y ha rechazado repetidas solicitudes para una entrevista con Foster.
Un creciente grupo de altos funcionarios del gobierno, políticos y analistas dicen que el escándalo es una humillación para Brasil y una gran distracción para Petrobras, que ha retrasado dos veces la divulgación de sus resultados del tercer trimestre. El procurador general de Brasil dijo este mes que la cúpula de la empresa debería ser reemplazada.
“Una forma de devolverle la credibilidad a la empresa es nombrando nuevos directores, nuevos ejecutivos”, apunta Mendonça Filho, un político del partido de oposición Demócratas, también cono DEM.
Los fiscales en Brasil aseguran que varios ex ejecutivos de Petrobras coludieron con empresas constructoras para cobrarle en exceso a Petrobras por contratos de trabajo y embolsarse millones de dólares. También afirman que parte del dinero fue a parar a los bolsillos de políticos del Partido de los Trabajadores (PT) de Rousseff y otros grandes partidos políticos. Representantes del PT ha negado la acusación. Hasta ahora, 36 personas han recibido cargos que incluyen lavado de dinero y fraude.
Foster, de 61 años, fue nombrada presidenta ejecutiva a principios de 2012. Creció con bajos recursos en una favela de Rio de Janeiro y reciclaba latas de niña para pagar por su educación.
Los inversionistas inicialmente se vieron alentados por su nombramiento. Foster, titulada como ingeniera química, goza un amplio respeto por sus conocimientos técnicos.
“Le puede preguntar: ‘¿Cuánto petróleo extrae esta plataforma en particular al día?’, y te dará la cifra”, cuenta Sergio Lazzarini, economista de la escuela de negocios brasileña Insper.
Con la caída de los precios del crudo, Petrobras enfrenta una escasez de efectivo. La compañía anunció el viernes que reducirá sus ambiciosos planes de exploración y producción de petróleo en altamar. Petrobras, la más endeudada de las grandes petroleras del mundo, dice que tiene suficiente capital para operar durante los próximos seis meses. No obstante, el gobierno de Brasil ha tomado medidas para garantizar su deuda en caso de que la empresa necesite pedir prestado antes.
“Quizás un nuevo rostro le daría un soplo de aire fresco a la compañía”, señala Ricardo Bedregal, analista de la consultora IHS en Rio de Janeiro. “A pesar de que quizás (el escándalo de corrupción) no sea culpa suya, la gente está buscando echarle la culpa a alguien”.