La Responsabilidad Social Empresarial (RSE) es una tendencia que tiene varios años de estar formando parte de las agendas de trabajo de las empresas (grandes y pequeñas).
Es una modalidad que se ha ido expandiendo de la mano de las exigencias impuestas por los mercados internacionales y los consumidores que demandan un intercambio comercial ético, marcado por el respeto a los derechos humanos de los trabajadores y la responsabilidad de las empresas con sus entornos poblacionales y medio ambientales.
La base de esta filosofía está en el compromiso de la alta gerencia, si la cabeza no está comprometida con la responsabilidad social no se puede avanzar, opinan los especialistas en la materia.
Es un concepto en el que deben estar involucrados todos los miembros de una empresa, desde la alta gerencia hasta sus colaboradores, aún aquellas áreas que no sean parte directa de la compañía.
La RSE es aplicable a todo tipo de organizaciones, a empresas públicas y privadas, ONG e iglesias. Incluso, a un sindicato, sus conceptos se pueden aplicar en la vida diaria de las personas.
Las bases de la RSE están plasmadas en la norma internacional ISO 26000, que contiene los conceptos, términos y definiciones relacionados con la responsabilidad social.
Según los registros de la Fundación Hondureña de Responsabilidad Social Empresarial (Fundahrse), Costa Rica es el país de la región con más alto nivel de proyección de sus políticas de responsabilidad social, seguido de Guatemala y Panamá. Honduras, El Salvador y Nicaragua están en el mismo nivel.
Sin embargo, en 2015 Honduras obtuvo una participación del 37% en la medición regional Indicadores de Sostenibilidad (Indicarse), comparado con los otros países centroamericanos y República Dominicana.
De las 65 empresas que utilizaron la herramienta, 46% cuenta con capital de origen nacional, 34% son empresas familiares y de los 24 sectores económicos, Banca y Seguros fue el sector con mayor participación, seguido de la industria alimenticia.
RSE, ¿un sinónimo de filantropía?
No. Un documento del Banco Mundial establecía ya en el año 2002 que “la RSE no es una cultura de la filantropía, no se busca que las empresas se conviertan en obras de beneficencia, ya que las empresas están hechas para ser rentables” y que lo anterior implica “que las empresas adopten una postura activa y responsable en torno al impacto de sus operaciones”.
Esta cultura es una forma de hacer negocios que le garantiza mayor sostenibilidad a lo largo del tiempo a la empresa, y crecimiento económico, según el organismo internacional.
“Para nosotros, la responsabilidad va mucho más allá, desde cumplir la ley en materia laboral, fiscal, tributaria. También tiene una serie de elementos importantes de respeto a los derechos humanos, de equidad, de oportunidad para hombres y mujeres, para las diferentes minorías, para las personas que tienen menos capacidades, esta es la agenda moderna de las empresas que quieren subsistir”, dijo a D&N Aquileo Sánchez, director de los programas de RSE de la cadena de comercialización minorista Walmart en México y Centroamérica.
De manera similar opina el presidente de Fundarhse, Yusuf Andami, para quien la complementaridad de estos programas privados impulsarán el desarrollo económico del país.
Incluso no es un tema de sostenibilidad ya que este es un enfoque de negocios a largo plazo para los inversionistas.
En Honduras, ¿cómo avanzan estos esfuerzos?
Los programas de RSE iniciaron en Honduras hace unos 20 años, según datos de Fundahrse, un organismo que promueve e impulsa en Honduras, desde hace 10 años, la gestión de negocios responsables de la pequeña, mediana y gran empresa.
Es una estrategia que se encuentra actualmente “en una etapa inicial y de conocimiento por el hecho de que las empresas actualmente sí están involucradas en el tema de la responsabilidad social, pero muchas todavía están haciendo la transición entre el concepto de la filantropía a la de responsabilidad social”, dijo Elena Quiroz, directora de Desarrollo Empresarial de Fundahrse.
Porque en Honduras todavía son muchas las empresas en Honduras que ven la responsabilidad social como actos de filantropía o de programas de mercadeo y publicidad para sus compañías, olvidando trabajar estas estrategias hacia lo interno de sus propias empresas, respetando los derechos humanos y laborales de sus trabajadores, respetando valores y promoviendo principios como la ética y la transparencia.
“Creo que tenemos que pasar al siguiente nivel, donde tenemos que hablar de una responsabilidad corporativa, donde el modelo debe ser integral, sostenible”, dijo Quiroz.
Programas
Los programas que se impulsan bajo la sombrilla de la RSE son variados. Los mismos son definidos con base en los presupuestos, los objetivos y los públicos meta de las empresas.
Aunque no hay cifras que establezcan los montos invertidos en el país en este tipo de programas, Quiroz estima que los mismos suman miles de millones de lempiras.
Se estima que las grandes empresas presupuestan entre el 5 y el 15% de sus ganancias en este tipo de programas.
Larissa Espinal, directora de la Fundación Tigo, dijo que están ejecutando un promedio de 14 millones de lempiras anuales en los programas de RSE que tienen en ejecución y que los beneficiarios superan los 200,000 personas.
Solo el programa Tigo Conecta, mediante el cual se da Internet gratis a alumnos de escuelas y colegios, centros de alcance o proyectos comunitarios, cuenta con unos 160,000 beneficiarios.
Espinal dijo que, inicialmente, los programas estaban orientados a la filantropía, pero que con la creación de la Fundación trabajan en la implementación de programas que sean sostenibles, constantes y que realmente tengan un impacto en el beneficiario.
Otras empresas, como la Cervecería Hondureña, subsidiaria de la transnacional SABMiller, basan sus programas en el uso racional de los recursos naturales y su contribución en el desarrollo de las comunidades.
Entre tanto, en Banco Davivienda, de capital colombiano, tiene en Cultivarte su programa social bandera, mediante el cual buscan enseñar a niños y jóvenes a manejar adecuadamente su tiempo libre. El programa inició en Colombia, desde donde se extendió a Centroamérica.
En Honduras abrieron en 2014 para atender con actividades culturales y educativas a niños y jóvenes en el centro histórico de Tegucigalpa.
Este es un espacio abierto a todos los niños. Contamos con aula virtual, sala audiovisual, salón de expresión y ludoteca, dijo a D&N Gily Martínez, gerente del programa en Honduras.
Dijo que también cuentan con un taller de aproximación a la ciencia y una sala de lectura, y que a estos espacios pueden acceder niños de entre seis y 12 años escolarizados y que están abiertos para que las escuelas puedan desarrollar parte de su currícula en los mismos.
El vicepresidente de la División de Alimentos de Intur, Carlos Suazo, dijo que cada una de las marcas que impulsan apoya a una institución o fundación distinta en diferentes programas.
“Tenemos la Fundación Intur, que trabaja para cuatro áreas principales, Salud: en campañas a beneficio de la Fundación Ruth Paz, Educación: con becas en el Instituto Intur, Empleo: por medio de alianzas y subvenciones otorgadas por Proyecto Metas de USAID, Iglesias: por medio de la construcción de iglesias, fortaleciendo la fe y los valores cristianos.
Son programas de apoyo a los segmentos de la población más vulnerables, que benefician tanto a niños como adultos en diferentes áreas, entre ellas salud, empleo, valores cristianos y educación.
Rosinda Soto, sub gerente de RSC BAC|Credomatic, dijo a D&N que su institución impulsa este tipo de programas desde 2008, cuando iniciaron con un programa de Educación Financiera para fomentar la salud financiera de las personas y las empresas relacionadas.
Han creado alianzas con la secretaría de Educación y otras empresas para impulsar programas financieros de educación y de becas a estudiantes de excelencia académica.
Cuentan además con programas de inclusión laboral para personas con discapacidades. Soto dijo que desde 2009, cuentan con la tarjeta Honduras Todo está Aquí para el apoyo del turismo y la educación.
“Nuestro aporte consiste en poner al servicio de la sociedad nuestra estructura operativa y otorgar a la institución aliada (la Cámara Nacional de Turismo de Honduras), una donación equivalente a un porcentaje del consumo que realizan los tarjetahabientes con su tarjeta.El monto donado hasta ahora asciende a 66,560 dólares”,apuntó.