Cuando los combustibles suman su séptima rebaja consecutiva, la población sigue esperando que le alcancen las rebajas correspondientes.
Desde que comenzó la racha alcista en los combustibles, en agosto anterior, una serie de productos de consumo básicos como carnes, lácteos y harina de trigo tuvieron diversos aumentos de precio, en todos los casos, amparados en los incrementos de precio del petróleo y sus derivados.
Sin embargo, los precios de los combustibles han bajado desde octubre casi 10 lempiras, situación que no se ha traducido en los precios de los productos de consumo popular, que mantienen los valores o han reportado rebajas minúsculas.
Clamor y resignación
Por esta situación, la población de San Pedro Sula ha reaccionado con una mezcla de clamor y resignación: clamor porque los consumidores esperan que los precios vuelvan a los niveles del inicio del año y resignación porque suponen que esos cambios no se darán como esperan.
“El precio del combustible ha bajado y todo debería bajar, pero no creo que lo hagan”, comentó Walter Fuentes, quien administra un restaurante de comidas rápidas.
“Como sube el combustible le aumentan a todo, por eso cuando bajan (los combustibles) tienen que bajar los productos”, dijo Jorge Aranda, quien trabaja como vendedor.
Otros como Bryan Hernández, quien administra un depósito de productos lácteos, son más realistas, “la gente sigue comprando, preguntan cuándo les van a bajar a los precios, pero siempre compran”, dice.
Pero si en los alimentos las rebajas son mínimas, en el transporte son inexistentes. En medio de las alzas de mediados de año a los carburantes, el valor del pasaje subió un lempira en el transporte urbano y el taxi colectivo, pero ahora que el galón de gasolina ha bajado casi 10 lempiras, no se prevén reducciones.
Rebajas son insuficientes
Los consumidores también esperan mayores rebajas en los precios de los combustibles, que, según su apreciación, suben mucho más que lo que bajan. “Las rebajas son ridículas, es muy poco lo que baja. Parece que quieren aparentar cosas que no son. Le suben dos lempiras, pero solo le bajan 50 centavos”, se quejó Luisa Lemus.
Similar opinión manifestó Reynaldo Valerio, quien trabaja para una empresa de seguridad: “No creo que bajen (los precios) porque subirles siempre los suben, pero si suben un lempira les bajan 20 centavos”.