Mariano Gómez ha compartido relevos con figuras descollantes del béisbol de las Grandes Ligas.
El hondureño ha vivido el sueño de todo beisbolista: ponerse la camisa de un equipo de la MLB. Sin embargo, Gómez no ha podido concretar la faena de tener la oportunidad de participar en las mayores.
Gómez ha sido de los pocos catrachos que nos ha representado en el deporte de la “pelota chica” en el extranjero con una carrera tan larga, vistiendo camisetas de equipos de las mejores ligas del Caribe.
El serpentinero catracho habla con GOLAZO de su vida, sus sueños y su actualidad en el deporte.
¿Qué ha sido de la vida de Mariano Gómez?
He estado descansando, tenía mucho tiempo de no hacerlo. Tuve una temporada, creo yo que mala por lo que había hecho en los últimos años. Me dio una fatiga física y mental, por eso he decidido por un tiempo descansar, me desligué de la rutina que tenía y he vuelto a arrancar, y me siento mucho mejor. Fui de los primeros beisbolistas hondureños en ser profesional... no el primero, pero sí he sido de los más consistentes y de los que más lejos ha llegado. La esperanza siempre está, si se me da la oportunidad de firmar un contrato en enero, voy a trabajar y aprovechar la oportunidad que me da el equipo que requiera mis servicios.
¿Cómo ha sido su carrera?
Yo empecé para los Indios de Cleveland en 1999. A los 17 años comencé a jugar la liga de los “rookies”, que son los novatos. Estuve ocho años y llegué al nivel de doble A. Vino después la agencia libre y pasé a Minnesota donde estuve dos años, pasé para la organización de los Bravos, dos años en triple A, fueron buenos años.
¿Pero este es su retiro definitivo, tiene esperanza de estar en las mayores?
La esperanza siempre está y no puedo decir que es retiro definitivo porque siempre tengo esa espinita y ese rigio de seguir jugando, pero en septiembre dije que vería cómo reaccionaba mi brazo en diciembre.
¿Qué tan difícil es llegar a las Grandes Ligas?
Creo que todo es a base de oportunidades, suerte y un poco de buscar quién lo apoye o le dé ese empujón a uno, porque en mis mejores temporadas no encontré esa persona que dijera, “denle la oportunidad y veremos qué pasa”, no estuve con esa suerte.
Cuando mira un partido de las mayores, se pregunta: ¿Allí puedo o podría haber estado yo?
Siempre pienso, porque es difícil ver el juego sabiendo que hay una cierta cantidad de jugadores que han compartido conmigo en el mismo equipo o jugando en contra. Uno piensa, ‘ese está ahí y se lo merece, pero creo yo que tengo un poco más de talento o hice mejor las cosas’.
¿Le ha pesado el pasaporte de hondureño?
No me gustaría decir que sí o que no, porque no sé cómo se maneja eso en el mercado del béisbol americano. No sé si ser hondureño en el béisbol les influiría a ellos negativamente o positivamente. Yo he tratado de hacer mi trabajo, los números y las estadísticas correctas. Quizás no hubo una presión de alguien ni de medios hondureños y de fanaticada hondureña, de decir por qué no sube él si hizo los números correctos.
¿Qué compañeros o rivales reconocidos tuvo?
Que me recuerde de los más famosos que pueda recordar es que yo compartí “club house” con Chipper Jones en los Bravos de Atlanta, con el manager Bobby Cox, con Brian McCann, Tommy Hanson, con Johan Santana en Minnesota, en Cleveland Asdrúbal Cabrera con Grady Sizemore, Fausto Carmona, Cliff Lee y un sinfín de figuras, un repertorio de compañeros que compartí en pretemporada o a lo largo de una temporada.
¿Cómo fue compartir con ellos?
Uno de los jugadores que más me impresionó fue Chipper Jones, porque yo crecí viendo a Chipper Jones jugar. Nunca se me cruzó por la mente compartir “club house” con él. Mi locker estaba casi enfrente de Jones, además tenía cerca a Tommy Hanson, Billy Wagner y Takashi Saito, un japonés.
¿Ganó dinero en el béisbol?
No para vivir una vida de lujos. Lo que yo gané ya lo distribuí, ya lo gasté, malgasté, lo utilicé, lo invertí y creo que lo poquito que gané, me ha ayudado para el negocio. Aquí está todo lo que pude sacar y esperemos que se den más oportunidades para seguir ligado al béisbol.
¿Tuvo la oportunidad de estudiar?
Me gradué de perito mercantil, después no pude continuar porque se me cruzó el béisbol.
¿Quisiera haber sido futbolista porque ellos ganan mucho dinero?
Yo tuve la opción, a la edad de 15 años me invitaron a hacer una prueba de fútbol, mi papá era gran futbolista. Jugué fútbol hasta antes de aceptar lo del béisbol. Era veloz, rápido, alto y pegaba bien a la pelota con las dos piernas. Cuando jugaba alguien de la Sub-17 me vio y se acercó preguntando por mí para llevarme a una prueba, pero en ese tiempo estaban los scouts de los Bravos de Atlanta y mi papá me dijo que me decidiera o por el fútbol o béisbol. La verdad es que todos los Gómez somos beisboleros, somos como los Suazo en el fútbol.
¿No quisiera haber aceptado el fútbol?
No, porque no me arrepiento de haber escogido el béisbol. Yo pasé buenos momentos en el béisbol, tengo anillos de campeonato, toqué las puertas de las Grandes Ligas, viví en pretemporadas de Grandes Ligas y todavía tengo posibilidad. Mientras esté este brazo, tengo la esperanza.
¿Entonces mantiene esa ilusión de llegar a las Grandes Ligas?
Sí, y la voy a mantener siempre, como sea. Se han dado oportunidades que muchos compañeros míos dejaron de jugar y empezaron a ser “coaches” de Grandes Ligas. Hay muchas formas de llegar a las Mayores, como coach, como coach de pitcheo, como asistente del departamento de psicología motivacional y muchas cosas que están en ese ambiente. Lo mejor sería como pelotero, pero si el día de mañana se me da la oportunidad de ser entrenador o asistente de algo, lo acepto y sigo ligado al deporte.
¿Cómo ve el béisbol hondureño?
Cada año va decayendo. Así como vamos, de repente vamos a decir ‘¿recuerdan cómo se jugaba béisbol en San Pedro Sula?’, porque se han perdido canchas, gente que le gustaba este deporte y lo apoyaba, la empresa privada que apoyaba el deporte, y nos hemos dedicado más a los intereses propios por equipo y no un interés general por la liga.
¿Mira a alguien que siga la línea de Mariano Gómez?
Sí hay, dos o tres muchachos que tienen talento y hay que trabajar con ellos. El problema es que no nos hemos dado cuenta cuánto dinero hay en el béisbol. República Dominicana y Venezuela se dieron cuenta. Estamos hablando que en esos países hay jugadores de 16 y 17 años que consiguen contratos en su primera temporada de 300,000 a 500,000 dólares.
¿Qué tal en el béisbol de Venezuela?
En Venezuela estuve pero en la temporada de invierno. Perdí de ir por dos años cuando estuvimos en aquella crisis política que no tuvimos reconocimiento del gobierno venezolano y perdí dos contratos por no tener visa.
¿Se considera como el David Suazo del béisbol en Honduras?
Jajajá... No me comparo tanto. David tuvo una carrera exitosa, grande en la Liga Italiana, ganó mucho más dinero, pero sí soy de los beisbolistas más exitosos y de carrera más larga que ha tenido el país.