La camiseta de la selección de fútbol es hoy el uniforme de millones de colombianos que han desdeñado las corbatas y los atuendos formales para apoyar al conjunto en su segundo partido en el Mundial de Brasil frente a Costa de Marfil.
Las calles colombianas amanecieron hoy vestidas también con los colores de la tricolor, amarillo, azul y rojo, con grandes banderas que adornan los edificios, los taxis y los autobuses, mientras que algunos puntos de la ciudad se han convertido en verdaderos centros de ocio y expectación de cara al partido.
Pero prevenidas por los nueve muertos que dejaron en Bogotá las celebraciones tras el primer partido contra Grecia, en el que Colombia ganó por 3-0, las autoridades locales ordenaron restricciones al tráfico y prohibieron la venta y consumo de bebidas alcohólicas.
El furor futbolístico en Colombia se explica porque regresa en Brasil a un Mundial de fútbol después de 16 años de ausencia, con una victoria aplastante en el primer partido. En su grupo, el C, tiene como rivales a Grecia, Japón y Costa de Marfil.
El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, quien fue reelegido el pasado domingo y ha confesado su pasión por el fútbol, no quiso perderse el partido y viajó a Brasil para ver a la selección en Brasilia.
La selección colombiana 'es para nosotros en este momento símbolo de la unidad nacional, todo el país los está apoyando, esa unidad nacional es la que necesitamos en todos los frentes', dijo Santos en una breve declaración a periodistas en Brasilia, tras reunirse con la presidenta Dilma Rousseff.
'Tienen a 47 millones de colombianos apoyando a esta selección, tenemos mucha fe que le va a ir muy bien, tenemos una gran selección, y aquí estamos para darle todo el entusiasmo y todo el apoyo', dijo Santos, que fue reelecto presidente el pasado domingo en una disputada elección.
Santos se hizo fotos con hinchas colombianos que paseaban frente a la residencia de la Presidencia, el palacio de la Alvorada, una joya de la arquitectura de Brasilia diseñada por Oscar Niemeyer, y dijo que toda su familia está en Brasil.
En diferentes puntos de Bogotá y otras grandes ciudades como Cali o Medellín, las autoridades y empresas privadas instalaron pantallas gigantes para que la gente pueda seguir en directo la retransmisión del partido.