26/04/2024
07:00 AM

Andy Nájar sacó lo bueno y se convirtió en estrella

San Pedro Sula, Honduras.

Hace nueve años, Andy Nájar se las ingeniaba para gambetear a la migra, algo que ahora contrasta con su presente. Hoy, grandes equipos de Europa se disputan la ficha del centrocampista del Anderlecht: se rifó la vida, se cayó muchas veces, pero se sacudió, se levantó y finalmente llegó a su cita con el destino. “Nada ha sido fácil para mí”, nos dice el jugador de 22 años.

Pequeño principio y gran postre

Su historia es un ejemplo de superación increíble, una muestra de que las estrellas no nacen, se fabrican. Ahora goza del éxito, pero no todo fue siempre así...

Nació y creció en Santa Cruz de Marcovia, Choluteca, un pueblo sureño pequeño dedicado a la agricultura y ganadería. Su infancia fue normal, corría con sus amigos y se escapaba por las tardes para jugar al fútbol en un campo justo al lado de su casa... descalzo. ¡Ah, qué días aquellos! “Recuerdo todo. Mi familia, mis tíos, mis primos...”, evoca Nájar.

Unos años más tarde, a los 13, se escribe un capítulo que le dio un giro de 180 grados a su vida. Dos días, dos noches, a pie; en total 15 días de una dura travesía hasta sortear la seguridad fronteriza de EUA, lo que algunos, por desgracia, no logran superar. Todo por seguir un anhelo. “Mi sueño fue ser jugador profesional, siempre mantuve esa fe, desde pequeño. Una vez me dije que algún día lo iba a cumplir, gracias a Dios mi mamá y mi papá decidieron llevarme a Estados Unidos y allí empezó todo”, nos relata Andy.

Foto: La Prensa

“Siempre dije que me sentía orgulloso de ser hondureño, aunque hace unos meses cuando no fui a la Selección empezaron a especular con tantas cosas, pero uno es futbolista y eso es lo de menos”.
Lo que en un principio era un sueño, terminó siendo realidad. “Dos años después empezó lo lindo, una vida de ensueño que siempre quise y lo conseguí. Todo ha sido cuestión de trabajo, de entrega”. Respaldado por su padre, su ídolo; su madre y sus hermanos ingresó a la Academia del DC United. No pasó mucho para que sus dotes conquistaran a muchos, entre ellos, Adidas, que lo amarró con un contrato para ‘jóvenes valores’. Un pase directo a la MLS. “Nunca bajé los brazos, a pesar de que llegué ilegalmente”, asegura.

El mismo DC United se encargó de solventar su estatus legal. Su clase y su talento lo pusieron en la mira de la Federación estadounidense, que lo tentó para jugar con el equipo de las barras y las estrellas. Sin embargo, él nunca dudó en ponerse al servicio de la patria que lo vio nacer. “Había hablado con el presidente de la Federación y con Jurguen Klinsmann, ellos estaban interesados en que jugará con Estados Unidos, al final decidí jugar con Honduras porque uno siempre sueña con la Selección del país que lo vio nacer, eso para mí es felicidad”, comenta.

Suena fácil, pero lo que pocos saben es que le ofrecieron legalizar a su familia a cambio de traicionar su sentimiento. “Renuncié a todo eso, con EUA lo iba a tener todo, pero me decidí por Honduras porque uno quiere a su país.

A pesar de todas las circunstancias, los problemas, los malos momentos que ha pasado, siempre quise representar a Honduras”. Y sí que lo ha hecho, no solo dejó en alto el nombre del país jugando en el DC United, lo hizo también en los Juegos Olímpicos de Londres en 2012, enfrentando entonces al Brasil de Neymar. Otro que se cruzó en su camino fue Gareh Bale, aunque solo fue durante ese par de semanas cuando estuvo en Londres, entrenando con el Tottenham.

Foto: La Prensa

“La Selección es algo lindo, cada vez que voy lo disfruto, me siento orgulloso de ir a representar al país”.
Ni eso ni haber sido fichado por el Anderlecht han desgastado su humildad. “Sé que nadie me ha regalado nada, sé todo lo que he logrado y cómo lo he hecho. Por eso me mantengo de la misma forma, a pesar de todas las cosas importantes que he ganado, no he cambiado, sigo siendo el mismo y le pido a Dios que me mantenga así”, expone.

La gloria y el renombre no han sido producto de la casualidad ni la suerte. En aquellos momentos, en los que quiso tirar la toalla, dejar de caminar, dejar de correr, por conformismo, por no saber el idioma, por no entender la cultura...recordó cuál era su sueño y siguió. “Sobre todo la perseverancia. En un momento cuando recién llegue al club (Anderlecht) y pasaron 10 meses que para mí fueron los peores 10 meses futbolísticamente, aún así me mantuve tranquilo.

Llegó un momento en el que dije ‘hasta aquí llego, no voy a bajar los brazos. Son 10 meses y voy a seguir luchando. Espero que me den una oportunidad’, y así fue, desde entonces me quedé con el primer equipo. Por eso creo que la perseverancia me ha llevado al éxito y siempre confiando en Dios porque la fe mueve montañas”, reseña.

Equipos como el Valencia, Tottenham, Hull City y Fiorentina han tenido en su órbita al jugador catracho. Su sueño es jugar con el Arsenal, al que admira gracias a Thierry Henry.
Orgullo catracho

Como uno de nuestros embajadores, Andy es de los que saca lo bueno del país, así cuando por el mundo le preguntan sobre Honduras... “De nuestro país solo ponen lo malo, no dan los lugares bonitos a los que los turistas pueden ir con tranquilidad, a veces les dijo eso mejor que responderles sobre los problemas del país”.

Amante de la comidas catrachas, especialmente de las baleadas y la sopa de frijoles, al mundialista en Brasil 2014 no se le quiebra la voz para confesar el orgullo que siente por su tierra. “Siempre lo mantuve, siempre dije que me sentía orgulloso de ser hondureño, aunque hace unos meses cuando no fui a la selección empezaron a especular con tanta cosa, pero uno es futbolista y eso es lo de menos. Yo me dije, ‘eso no me va a bajar la moral, sé cómo son las cosas’. Yo me siento hondureño 100%”, se defiende. Decirle no a la Bicolor no resultó sencillo. Aunque muchos lo sentaron en el banquillo de los acusados y lo juzgaron.

“La Selección es uno de los sueños que tuve. Es algo lindo, cada vez que voy lo disfruto, me siento orgulloso de representar al país”. A su edad, el mayor de los tres hermanos Nájar-Rodríguez pudiera sentirse realizado, pero no se conforma. Ya sea el Sevilla o el Arsenal, su nombre seguirá sonando y para bien. Mientras cumple con los roles más importantes de su vida: ser buen hijo y buen padre.

Dejándonos como herencia una crónica de superación como pocas, un ejemplo digno de imitar. “Sigan trabajando, mantengan la fe, enfóquense en lo que más quieren, nunca bajen los brazos porque a veces decimos hasta aquí o llegan otras personas que te dicen que no vas a llegar más lejos, no confían en ti. Cuando uno consigue el éxito ya todos creen en ti.

Perseveren, en la vida no todo es color de rosa, no todo está a la vuelta de la esquina, sino que uno tiene que salir y buscarlo”, un mensaje que lo dice todo.

Foto: La Prensa

Andy Nájar inició su carrera en el DC United de la MLS.

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