Solo quien ha vivido o viajado al exterior es capaz de comprender la nostalgia por la tierra natal.
Por eso los hondureños en el extranjero de inmediato se identificaron con la letra de El Encarguito, tema que además de mostrar la riqueza del léxico catracho resalta la gastronomía de Honduras. Su autor, Guillermo Anderson, es considerado una de las principales figuras de la música hondureña.
Guillermo Anderson es un ejemplo entre los hondureños, por ello LA PRENSA exalta su trayectoria a través de la exitosa campaña Sacá lo Bueno que busca promover los talentos y lo mejor de cada persona.
Este cantautor es un digno ciudadano que ha representado con orgullo a nuestro país en conciertos y festivales de diversas ciudades del mundo como Madrid, Barcelona (España), Colonia (Alemania), Taipei (Taiwán), Nueva Orleans, Chicago, Washington (EUA). Su huella musical se extiende además a otros países como Holanda, Japón, México, Guatemala, Costa Rica, Nicaragua y Brasil.
VEA: 11 canciones imprescindibles de Guillermo Anderson
Guillermo Anderson nació en La Ceiba, en el departamento de Atlántida. Esta ciudad de la costa norte de Honduras lo recibió el 26 de febrero de 1962. Y aunque es un ciudadano con una agenda internacional, nunca olvidó su compromiso con su tierra natal y, sin ínfulas de grandeza o de fama, suele participar en conciertos en ciudades, aldeas y pueblos de Honduras.
Y siempre ha dicho presente a la Temporada de Expresión Artística del grupo de teatro La Fragua de El Progreso. Un ejemplo de su fidelidad como amigo y de su compromiso con las causas artísticas valiosas del país.
PALABRAS DE GUILLERMO ANDERSON EN EL DÍA DE LA MUJER HONDUREÑA:
“Hoy celebramos su fuerza, su espíritu de lucha y su indiscutible papel unificador en la familia y la sociedad... Agradezco las grandes lecciones de amor y solidaridad que me han dado las mujeres de mi familia, mis amigas y las mujeres luchadoras de nuestro país”. |
En tiempos cuando su salud es sometida a una gran prueba, este emprendedor, promotor cultural y defensor de la naturaleza demuestra que sí es posible inspirar en tiempos de adversidad.
Las redes sociales no solo permiten conocer el itinerario de Guillermo Anderson, también sus pasiones, compromisos, opiniones y estados de ánimo.
A pesar del proceso médico que debe seguir, toma su tiempo para mantenerse en contacto con sus seguidores. Y en uno de sus últimos mensajes en Facebook agradece las muestras de solidaridad y cariño en tiempos difíciles. “Me llenan de ánimo en este proceso y me comprometen a seguir entregando lo mejor de la música que llevo dentro”, escribió el pasado 17 de enero.
GRATITUD:
“Queridas amistades y medios de comunicación: Gracias no es suficiente palabra para expresar lo que siento por la gran cantidad de mensajes de ánimo, oraciones, artículos, especiales de TV y radio sobre mi trabajo. La verdad es que a mí mismo me ha servido para repasar mis canciones, documentales, viajes y pensar ‘¿en qué momento he hecho tanta cosa?’. Sobre todo ha sido de mucho aliento y mi espíritu se ha alimentado con tanto cariño y aprecio de todos ustedes. Me llenan de ánimo en este proceso y me comprometen a seguir entregando lo mejor de la música que llevo dentro. ¡Un abrazo!”.
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Sus primeros años de estudio los cursó en la Escuela Mazapán, de La Ceiba, y la secundaria en el instituto San Isidro de su ciudad natal. Luego emigró a Estados Unidos para continuar su formación en la Universidad de California en Santa Cruz, donde obtuvo una licenciatura en letras con énfasis en literatura hispanoamericana.
Durante su estadía en dicha alma mater aprovechó para estudiar teatro y música.
Egresó en 1986
En esos años de universitario dio sus primeros pasos de carrera artística al involucrarse con una compañía que hacía teatro bilingüe para niños inmigrantes. Dicha experiencia le permitió darle vida al disco Para los chiquitos.
Su gusto y compromiso con el teatro no llegó por accidente. En Estados Unidos trabajó en compañías profesionales como El teatro de La Esperanza de San Francisco, California, y después en El Teatro Campesino creado por Luis Valdez.
En 1987 Guillermo regresó a La Ceiba y junto con otros artistas formó Colectivartes, un intercambio cultural que incluyó artistas de Europa y Estados Unidos que participaron en espectáculos de danza, teatro y música.
Su carrera ha sido un constante ascenso y su trayectoria y papel en el panorama cultural de Honduras le ha ganado ser nombrado Embajador Cultural de su país ante el mundo.
Muchos lo conocen por su música, pero también es un apasionado de las letras y del teatro.
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