Redacción.
Olvidémonos de la pesadilla del Maracaná y concentrémonos en el partido histórico del sábado en Belo Horizonte.
Pero, ¿en qué se falló? El doloroso error de Palacios, cometido más por desidia que por pánico escénico, condicionó el futuro del partido facilitándole el trámite a Brasil.
Como se esperaba, la Canarihna salió a apretar en cancha contraria y con un pressing intenso desconectó los circuitos para que el tridente ni siquiera recibiera el balón.
El gol de Neymar, a los 16 segundos, fue un golpe que los nuestros nunca pudieron asimilar. El 1-0 los puso nerviosos y por la intensa marca brasileña no pudieron conectar dos pases seguidos. Y por si fuera poco la presencia de Ney los inquietó y se preocuparon más por pegarle que por sacarle la pelota limpiamente.
Lo que vino después de los ¡16 segundos! fue una sucesión de hechos que desembocaron en una fácil goleada brasileña que no debe, bajo ningún punto, borrar toda la alegría que nos ha dado la la H en estos memorables Juegos Olímpicos.
Ahora a recuperar autoestima, descansar, afinar una nueva estrategia y conquistar el público de Belo Horizonte porque su apoyo será vital para escribir con letras gloriosas esta historia que debe terminar con el nombre de Honduras por primera vez en el medallero del olimpismo.
Ánimo muchachos. La medalla está ahí. Y ustedes y el pueblo se la merecen.
