Una experta mundial en este campo explica cómo desarrollar los potenciales y fortalezas de este temperamento y utilizarlos en la vida privada y profesional.Ser sensible y ser fuerte parecen conceptos opuestos y que difícilmente pueden ir juntos.
¿Y a quién le gusta reconocer que es altamente sensible cuando la tendencia actual consiste en estar disponible y en forma las veinticuatro horas del día? Mostrar debilidad en estos tiempos no parece una buena idea.
La alta sensibilidad (AS) es un temperamento congénito y las personas con esta característica tienen un elevado nivel de percepción: perciben los estímulos y las informaciones con mayor intensidad desde el punto de vista cualitativo y cuantitativo, según Kathrin Sohst, terapeuta alemana especializada en AS.
Muchas personas que presentan este temperamento lo viven como una carga o un punto débil pero, según Sohst, “La alta sensibilidad puede ser una fortaleza en nuestra vida y una herramienta para desarrollar nuestro potencial como personas”.
Según Sohst, la AS puede “provocar un bloqueo y estrés en la persona, así como demasiada preocupación por las críticas, perfeccionismo, duda acerca de uno mismo, tendencia al escapismo y dificultades en las relaciones, aunque también se asocia a valores tan positivos como el respeto, la creatividad, la fuerte adhesión a la justicia y la empatía”.
Consultada sobre los beneficios y ventajas de la AS, esta terapeuta cree que en lo personal “las mismas cosas que pueden provocar estrés pueden ser también placenteras, como por ejemplo, cuando estás en la Naturaleza, escuchando música, o enamorado, percibes todo de una manera más intensa”.
En la esfera personal, las personas AS intentan utilizar su sensibilidad para hacerlo todo bien, lo mejor para aquellos que les rodean, pero “estar siempre pensando en todos los que te rodean y en que todo vaya bien, puede ser muy estresante”, señala Sohst, por lo que recomienda “controlar este aspecto”.
“Además, como sienten y escuchan cosas que otros no pueden sentir y escuchar, las personas AS a menudo se sienten atacadas porque piensan que los otros dicen determinadas cosas para herirlas, aunque no sea así, por lo que hay que ser conscientes de esta situación para evitar los problemas”.
“En el trabajo, las charlas insustanciales, que son tan importantes en los negocios, les resultan insoportables porque quieren abordar cuestiones más profundas”.
“Y al revés, si entras a hablar y dices algo porque lo sientes, es posible que tu interlocutor se sienta ofendido porque sea un asunto que no le parezca normal abordar en ese momento”, ejemplifica. Es un malentendido habitual, para el que Sohst recomienda “estar preparado”.
¿Y a quién le gusta reconocer que es altamente sensible cuando la tendencia actual consiste en estar disponible y en forma las veinticuatro horas del día? Mostrar debilidad en estos tiempos no parece una buena idea.
La alta sensibilidad (AS) es un temperamento congénito y las personas con esta característica tienen un elevado nivel de percepción: perciben los estímulos y las informaciones con mayor intensidad desde el punto de vista cualitativo y cuantitativo, según Kathrin Sohst, terapeuta alemana especializada en AS.
Muchas personas que presentan este temperamento lo viven como una carga o un punto débil pero, según Sohst, “La alta sensibilidad puede ser una fortaleza en nuestra vida y una herramienta para desarrollar nuestro potencial como personas”.
Según Sohst, la AS puede “provocar un bloqueo y estrés en la persona, así como demasiada preocupación por las críticas, perfeccionismo, duda acerca de uno mismo, tendencia al escapismo y dificultades en las relaciones, aunque también se asocia a valores tan positivos como el respeto, la creatividad, la fuerte adhesión a la justicia y la empatía”.
Consultada sobre los beneficios y ventajas de la AS, esta terapeuta cree que en lo personal “las mismas cosas que pueden provocar estrés pueden ser también placenteras, como por ejemplo, cuando estás en la Naturaleza, escuchando música, o enamorado, percibes todo de una manera más intensa”.
En la esfera personal, las personas AS intentan utilizar su sensibilidad para hacerlo todo bien, lo mejor para aquellos que les rodean, pero “estar siempre pensando en todos los que te rodean y en que todo vaya bien, puede ser muy estresante”, señala Sohst, por lo que recomienda “controlar este aspecto”.
“Además, como sienten y escuchan cosas que otros no pueden sentir y escuchar, las personas AS a menudo se sienten atacadas porque piensan que los otros dicen determinadas cosas para herirlas, aunque no sea así, por lo que hay que ser conscientes de esta situación para evitar los problemas”.
“En el trabajo, las charlas insustanciales, que son tan importantes en los negocios, les resultan insoportables porque quieren abordar cuestiones más profundas”.
“Y al revés, si entras a hablar y dices algo porque lo sientes, es posible que tu interlocutor se sienta ofendido porque sea un asunto que no le parezca normal abordar en ese momento”, ejemplifica. Es un malentendido habitual, para el que Sohst recomienda “estar preparado”.
En la esfera laboral esta experta recomienda tener confianza en uno mismo a la hora de informar a sus jefes y compañeros aquello que la persona con AS necesita para trabajar de manera concentrada.
Si necesitas hacer pausas más frecuentemente o salir a dar un paseo una vez al día, dilo y hazlo, porque la persona que te emplea recibe mucho más de ti cuando estás concentrado, y el hecho de que no estés en el puesto de trabajo no quiere decir que no seas productivo”, declara Kathrin Sohst.