A manera de analogía, Gabriela Turrent, doctora en clínica psicoanalítica, equipara la autoestima con unos lentes, a través de los cuales las personas miran al mundo.
'Cuando es baja, el mundo se torna gris, todo parece más difícil y menos disfrutable', señala.
La autoestima se alimenta con las percepciones, sentimientos y pensamientos que tenemos sobre nosotros mismos, nuestro carácter y recursos intelectuales y físicos. Afecta la forma en que nos relacionamos, pensamos y actuamos.
Fayne Esquivel, doctora en psicología clínica y catedrática de la Facultad de Psicología de la UNAM, explica que una persona con baja autoestima sufre desesperanza, desinterés, tristeza y falta de entusiasmo.
'Manifiestan mucha inseguridad en lo que hacen. Se autolimitan, se sienten incapaces de alcanzar sus metas y siempre están comparándose con los demás'.
'También son propensos a basar su valía en lo que tienen y no en lo que son. Por eso están todo el tiempo recriminándose que no tienen un carro último modelo, además son más propensos a tolerar relaciones abusivas y violentas', detalla.
Agrega que las personas con baja autoestima también pueden actuar sobrevalorando sus capacidades y sintiéndose por encima de los demás. Son muy críticos y exigen que los otros sean perfectos, pero tras esa apariencia ocultan inseguridad y rechazo hacia sí mismos.
Aunque Turrent reconoce que los amigos y la pareja pueden ayudar a desarrollar la autoestima cuando prevalece la sinceridad, la genuina aceptación y la libertad para expresar sentimientos; advierte que no podemos poner en manos de alguien más la responsabilidad de hacernos felices.
Aclara que la autoestima no depende de la belleza, el peso, el puesto, la situación económica o cualquier otro factor externo.
'Lo determinante es la aceptación de uno mismo tal cual es. Se trata de tolerar compasiva y cariñosamente los errores que cometemos, los defectos físicos y las incapacidades', señala.
El secreto, dice, es reconocer los defectos pero también entender que éstos no abarcan ni determinan por completo nuestra forma de ser.
'La autoaceptación no quiere decir que tengamos que resignarnos a lo que no nos gusta de nosotros'.
¡Las psicoterapeutas aconsejan!
1. Fomentar poco a poco hábitos más saludables: Hacer ejercicio, comer sanamente o cuidar de tu salud. Hacer cosas que sabemos que son benéficas mejora el autoconcepto.
2. Aprender cosas nuevas. Cocinar, continuar los estudios o aprender otro idioma. Descubres habilidades que no conocías.
3. Diseña un plan de vida acorde a tus capacidades y limitaciones. Básalo en tus expectativas personales y no en las de los demás.
4. Colaborar en un bien común y mejorar en alguna medida la vida de los demás te ayudará a valorarte y sentirte útil.
5. Si cometes un error o descubres que tienes una limitación, trátate de manera compasiva y amorosa. Considera: 'Todos tenemos fallas, eso no es motivo de vergüenza. Las fallas sirven para aprender y mejorar'.
6. Pasar tiempo con familia y amigos. Ellos te quieren y te aceptan como eres.