“Tu reinado ya terminó. No vas a volver a ver a tus hijos”. Estas fueron las palabras que Karla Delgado escuchó de su exesposo hace casi tres años, la noche en que comenzó, dice, su historia de terror. Se casó hace más de 10 años con Javier Guevara. Tras vivir violencia e infidelidad, decidió separarse.
Acordaron que ella se quedaría con la custodia de los niños, entonces de 8 y 12 años, y que él estaría con ellos los fines de semana. En una de esas ocasiones, no los regresó.Cuando Karla lo llamó, él le aseguró que nunca los volvería a ver. Y perdió comunicación con ellos. Ahí comenzó el tormento que no ha terminado.
Al intentar recuperarlos, la mujer se enteró que el padre la había denunciado por violencia familiar y, por tanto, le dijeron, ella no lo podía denunciar a él. Buscó ayuda legal, pero los abogados solo alargaron más su proceso, sin darle soluciones. Los encargados de hacer dictámenes psicológicos, dice, pidieron a los niños que mintieran para favorecerlo a él.
Y así como el caso de Karla Delgado, existen muchos en el mundo. Este es un ejemplo de violencia vicaria.
Definición
La violencia vicaria es aquella que un progenitor ejerce sobre los hijos y/o hijas para herir a la pareja. De acuerdo con especialistas y autoridades, en la mayoría de los casos el hombre es el agresor.
El término fue acuñado en 2012 por Sonia Vaccaro, una psicóloga argentina especialista en violencia contra las mujeres.
Por otro lado, la psicóloga hondureña Mónica Bueso explica un poco sobre la definición de este término.
“La definición de la palabra vicario es que ‘ayuda o sustituye a alguien en sus funciones’, entonces por eso esta violencia tiene este nombre, ya que no se ejerce directamente contra la persona, sino que se usa un sustituto, que en la mayoría de los casos son los hijos”, comenta.
Además de los hijos, el agresor también podría ejercer violencia contra uno de los padres de la víctima, esto como una forma de intimidación.
“Existen casos en los que tal vez no hay hijos, pero se puede amenazar con dañar a uno de los padres de la pareja, o sea personas de la tercera edad que no puedan defenderse, o algún otro familiar cercano”, indica Bueso.
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Mujeres, la mayoría de las víctimas
Generalmente, en este tipo de casos los ataques van dirigidos hacia las mujeres, explica Bueso.
“Lo más común, pero no es que sea lo único, es que el hombre con tal de mantener la sumisión de una mujer, sea el que cometa este tipo de violencia. Sin embargo, también hay mujeres que toman venganza contra la pareja que ha terminado la relación, esto se da cuando esta no quiere prestar a sus hijos, pese a que el hombre sí sea un buen padre”, agrega.
La violencia vicaria es considerada otra forma de violencia de género, que usualmente llega después de que la mujer ya vivió otros tipos de agresiones de parte de la pareja: psicológica, económica, patrimonial, física y sexual.
Las historias casi siempre inician así: la mujer toma la decisión de divorciarse o separarse y, en represalia, el progenitor sustrae a los menores. Se los lleva un fin de semana o vacaciones y no los regresa. Pero la historia no termina ahí.
¿Cómo salir de relaciones tóxicas?
El tormento para estas madres apenas inicia. Al intentar recuperar a sus hijos, las mujeres se topan con que el padre ya interpuso alguna denuncia en su contra y, según les dicen, no hay mucho que puedan hacer.
Contratan abogados que, en vez de ayudarlas, suelen alargar más sus procesos. Usualmente ellas no entienden lo que está pasando y, con frecuencia, les dicen que ya no pueden ver ni hablar con sus hijos debido a recursos legales en su contra: órdenes de protección, medidas cautelares de separación de personas y denuncias por violencia familiar. Cuando logran verlos en un Centro de Convivencia Familiar, se reencuentran con unos niños que las agreden porque ya se les manipuló en contra.
“A los niños se les miente y se les dice: ‘Tu madre te abandonó’”, indica Alicia Leal, activista. “Se les mete odio y resentimiento”. Los niños viven un impacto emocional enorme, por lo que buena parte de las madres atraviesan la problemática con ansiedad, depresión e incluso intentos de suicidio.
El nivel más alto de este tipo de violencia, afirman expertos, es cuando los agresores asesinan a los hijos para matar emocionalmente a la madre.
Casos de impacto
Anna y Olivia. En 2021, las hermanas Anna Gimeno Zimmermann y Olivia Gimeno Zimmermann, de uno y seis años de edad, respectivamente, fueron secuestradas por su padre Tomás Antonio Gimeno Casañas, en la isla española de Tenerife, posteriormente les quitó la vida y él se suicidó. Antes de cometer el crimen, Tomás había enviado un mensaje a su expareja Beatriz Zimmermann. Le avisó por teléfono que “no las volvería a ver, ni a él tampoco”.
Gabriel Cubillos. La muerte del pequeño Gabriel Esteban Cubillos Rodríguez, en Colombia, es uno de los más recientes. Gabriel, de tan solo cinco años , salió con su padre Gabriel Enrique González Cubillos el pasado 1 de octubre. Este último estaba separado de su esposa y el fin de semana le correspondía estar con él. El menor nunca volvió a casa con su madre, pues su progenitor le arrebató la vida en venganza contra su expareja, quien ya había comenzado una nueva relación.
CENTROS DE APOYO:
- Ciudad Mujer Honduras brinda atención psicológica gratuita para las madres que han sufrido algún tipo de violencia. Escriba al correo info@ciudadmujer.gob.hn
- Asesoría legal en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras a través del Consultorio Jurídico Gratuito: 9643-0756/ 9508-7913
-Foro Mujeres por la Vida: 9495-1257
