Cómo cuidarse en las aplicaciones de citas

Para no correr riesgos y utilizar las aplicaciones de manera eficiente una experta recomienda triangular la información que ofrecen los perfiles a través de otras redes sociales.

A pesar de eso todavía representa un estigma hablar públicamente de las aplicaciones de citas que existen, como ser Tinder, Grindr en la comunidad LGBT, Bumble y Facebook Parejas, María Esmeralda Correa Cortez, doctora en Ciencias Sociales, quien estudia a los usuarios de estas plataformas y sus prácticas de ligue, opina que las dinámicas cambian dependiendo de la app.

”De repente puedes conocer personas en una red social más formal como Facebook o bien puedes conocerles vía Instagram donde hay contactos más individuales o en aplicaciones para citas como Tinder o Grindr, que tienen un desarrollo diferente uno más para el emparejamiento romántico y Grindr más de búsqueda de intercambio sexual mayormente gratuito”, cuenta.

Correa Cortez estudia este tema desde hace diez años. Ha investigado acoso en redes sociales, búsqueda de pareja en la virtualidad, amor romántico y modernidad, así como los espacios de interacción y cortejo entre los jóvenes, violencia en el noviazgo en mujeres heterosexuales y espacios de cortejo en las disidencias sexuales.

La especialista considera que aunque estas redes se hayan hecho por sus creadores con un fin específico, también cambian por las necesidades y comportamientos de sus usuarios.

Antes las formas del cortejo, las relaciones y la búsqueda de pareja se daba principalmente en espacios tradicionales, según las estadísticas, en el trabajo o en la escuela.

Hoy las relaciones amorosas buscadas desde Tinder y Grindr han cambiado por el gran número de personas disponibles para relacionarse.

”Las relaciones amorosas tienen un plus ahora: antes de salir con una persona podemos indagar más sobre sus vidas, familias, oficios, empleos, pasatiempos, gustos culinarios y sociales y hábitos a través de varias redes sociales.”

Hay una cantidad de información personal en la red que pareciera que ahora las relaciones deberían ser menos equívocas, al menos en teoría, porque ahora hay evidencias y rastros que quedan en la red al alcance de unos clicks”, explica.

Si bien las personas solteras o en búsqueda de relaciones de tipo abiertas o poliamorosas llegan a una cita con el doble o triple de información de las que se tenía antes de las aplicaciones, eso significa también llegar con expectativas a veces ilusorias.

”En algunas entrevistas que he hecho para la investigación, he notado que las mujeres todavía, al menos en porcentaje, tienen una tendencia tradicional romántica del amor, de imaginar que va a aparecer el príncipe azul, no importa si lo conocen en Tinder, pero resulta que los chavos a los que he entrevistado en su mayoría dicen que ellos no toman en serio a las mujeres que conocen en este tipo de plataformas, finalmente allí no hay una armonía entre lo que busca ella y lo que busca él al menos en el porcentaje, hay en esas aplicaciones también mujeres que buscan sexo y hombres que están abiertos a encontrarse con relaciones de pareja estables”, comenta.

Esta brecha de búsqueda es más grande conforme aumenta la edad, a edad más corta tanto el hombre como la mujer están en busca de sexo en estas plataformas, cuando la mujer empieza a rebasar los 30 comienza a buscar la aplicación como una herramienta de emparejamiento, pero los hombres siguen pensando que son aplicaciones de sexo gratuito. Allí la brecha es más grande.

Revise perfiles

Para no correr riesgos y utilizar las aplicaciones de manera eficiente la doctora recomienda triangular la información que ofrecen los perfiles a través de otras redes sociales.

Incluso intentar conocer personas en redes sociales más formales como Facebook o Instagram que ofrecen más información.

”Hay que prestar atención a indicadores como cuentas recientemente creadas, la cantidad de amigos que siguen la cuenta, amigos en común, las publicaciones que tiene, todas esas cosas deberían revisarse antes de salir a la cita”.

También señala que, en medida de lo posible es positivo intentar que no haya encuentro sexual en la primera cita y que esta se desarrolle en un lugar público, abierto, donde haya seguridad privada, en barrios que conozcas y sepas el sentido de las calles, un espacio donde te sientas segura y relativamente cerca de tu casa.

”Después del primer match también es importante intentar mantener la conversación al menos una semana para detectar tendencias violentas o incoherencias en el uso del lenguaje”.

Por otro lado, para aumentar las posibilidades de encontrar lo que estás buscando en estas aplicaciones, Correa Cortez señala que hay que poner el motivo desde el principio al crear el perfil, de modo que queden claras tus intenciones de búsqueda, si estás buscando sexo casual, relaciones estables, amor o algo intermedio.

”Eso sirve para no llevarse decepciones, para que la persona al otro lado de la pantalla sepa con qué se está enfrentando”.

Aunque en otras sociedades de otros países las fotografías no son un indicador de disponibilidad sexual en una ciudad conservadora como Guadalajara, la doctora recomienda poco usar en esos perfiles fotografías reveladoras que pueden utilizarse para otros fines.

En contra del estigma

Los seres humanos siempre han buscado espacios y maneras de relacionarse y encontrar el amor, esto hace que se sigan perpetuando los estigmas contra las personas, sobre todo jóvenes, que usan Tinder.

”Lo primero es que en todos lados hay de todo. La virtualidad es un reflejo de la sociedad, no podemos ser tan diferentes en la virtualidad de lo que somos en la cotidianidad. Tinder tiene de todo, tienen chavas que van a buscar solo sexo y están en todo su derecho y va a haber hombres que apuestan por encontrar una relación permanente”, explica.

”En nuestras generaciones también se manejaban lugares de citas, aunque no fueran virtuales, es exactamente lo mismo que se ha hecho todos los tiempos, ahora es virtual. Hay que recordarles que el hábito no hace al monje, una mujer tiene el derecho de vestirse como quiera, de la forma que quiera, eso no te hace mejor ni peor persona, hay que entender que nuestra forma de vernos no debe ser motivo de cierto trato”.