Tres verdaderas heroínas

Como todas unas guerreras vencieron el cáncer de mama y hoy comparten en Amiga su testimonio de vida.

  • 22 oct 2015

Paula Guzmán, 48 años: 'A veces pensamos que de cáncer se muere la gente y es mentira, si fuera así, no estuviéramos aquí'

“Soy sobreviviente de cáncer desde hace 3 años. Fui a hacerme una mamografía, pero no la reclamé, nunca me imaginé que estaba enferma, sería por miedo”. Paula ya se había practicado en su vida varias mamografías porque tenía antecedente de quistes en las mamas: “pero me habían salido bien”, asegura.

“Tenía un tumor en la mama derecha. Fui donde el médico, porque siempre padecía de quistes en la mama, y él siempre extraía los quistes porque eran de agua, pero ese no lo pudo extraer porque era una masa. Me preguntó adónde podía ir y le dije que a la Liga Contra el Cáncer, pero allí solo fui a hacerme la mamografía. Regresé porque me estaba saliendo sangre por la mama, fue allí que me puse mal y fui al ginecólogo y me hizo una biopsia. Precisamente, un día después del Día de la Madre de 2012 me dieron la noticia de que tenían que hacerme una mastectomía, y yo no tenía idea de lo que era eso. Pero el doctor me dijo: ‘vamos a hacer una mastectomia porque vemos una masa’; me operaron, recibi seis quimios y 25 radioterapias, boté pelo...”

Paula ha sufrido en carne propia el duro proceso terapéutico y recuperación, pero ha salido victoriosa.
“Cuando me dijeron ‘tenemos que hacerle la mastectomía’ solo pensé en el dinero que me iba a costar, después me dicen que tengo que hacerme quimioterapia y ¿yo de dónde?, ¿cómo voy a hacer? pero sabemos que tenemos a Dios y gracias a la Liga Contra el Cáncer estamos aquí dando testimonio para otras personas”.

“Si alguien se toca un bulto, que no se preocupe, que vaya donde el médico y él le dirá qué procedimiento tiene que seguir. A veces pensamos que de cáncer se muere la gente y es mentira, si fuera así, no estuvieramos aquí”.

“El cáncer no solo les da a las personas mayores, da parejo, personas que tienen 18 y 20 años y están sufriendo, no solo las mujeres, a los hombres también”.

Lucy Mejía Castillo, 51 años: 'El cáncer si llegamos a tiempo, salvamos nuestra vida'.

Originaria de Cusuna, Iriona, Colón, tiene 5 hijos y es abuela de 9 nietos. Lucy Mejía tenía 51 años cuando le diagnosticaron el cáncer de mama. Nunca se había hecho una mamografía en su vida. Malestares en sus senos fueron las primeras señales de alerta. “Mi médico me decía que podía ser a causa de la menopausia y me daba vitaminas. Empecé a sentir piquetazos, cuando comenzaron a ser constantes, él me mando a hacer una mamografía y un ultrasonido”.

Nunca me había hecho una mamografía. En Diagnos, el muchacho me dijo que no la podía hacer porque me iba a doler, para ese entonces tenía muy dura la mama. Me dijo ‘por qué no busca un oncólogo’, yo no sabía qué era un oncólogo y me explicó que era un médico especialista en mamas.

Le pregunté adónde podía conseguir uno, y me dijo ‘vaya al Hospital del Valle y pregunte por el doctor Manuel Maldonado’.

Llegué a mi casa, le hice el comentario a mi familia e inmediatamente nos fuimos para allá. El doctor Maldonado me mandó a hacer la biopsia, y el diagnóstico fue que se trataba de un tumor maligno. Eso fue hace cinco años. Me hicieron dos terapias antes de la cirugía, tres después y 25 radiaciones.

Les recomiendo a las mujeres que cualquier anormalidad que vean en su cuerpo que se aboquen a los centros médicos, que se hagan su chequeo, cada seis meses si pueden o anual.

Yo me siento feliz, siempre repito que a uno le da miedo al tener un diagnóstico de esos, uno piensa que se va a morir, pero si se llega a tiempo, uno se salva. Que no tengan miedo, que el cáncer a buenas a primeras no mata, que tenemos una esperanza de vida, que debemos poner nuestra fe en Dios que todo tiene remedio, lo único que no tiene remedio es la muerte.

Doris Maritza Guardado, 41 años: 'Hay gente que dice: ‘estoy joven, a mí no me va a pegar’, y para el cáncer no hay edad'.

Me diagnosticaron cáncer de mama en junio de 2013. Me hice un autoexamen cuando me estaba bañando en diciembre, me toqué con la yema de los dedos, sentí una pelotita, a mí no me pareció. Me fui a chequear al hospital Mario Catarino Rivas, me hicieron dos biopsias, pero me salieron negativas.

Para mí fue alentador, pero siempre miraba que no se me deshacía nada, y mejor acudí a la Liga Contra el Cáncer. Allí me hicieron la tercera biopsia, pero al volver, el resultado fue que el quiste era positivo.

En esa época mi hijo tenía 13 años, soy soltera, para mí la noticia no fue fácil, los nervios me confundieron, las lágrimas no dejaron de caer de mi rostro. No le dije nada a mi médico, él solo me dijo: Doris, tienes que volar.

Me fui para mi casa, lloré y lloré y luego regresé más tranquila, luego me evaluó el doctor Manuel Maldonado y me mandó a hacer una resonancia magnética, él creía que mi cáncer estaba muy avanzando, pero bendito Dios, el cáncer estaba en un solo lugar.

Recibí ocho quimioterapias y 25 radiaciones, no fue fácil, pero cada día le pedía a Dios que me diera fuerzas para poder sobrevivir, mi hijo me necesitaba.Imagínese, madre soltera, sin trabajo, con un medicamento tan caro. Es una lucha.

Mi familia, gracias a Dios, estuvo siempre conmigo, los padrinos de mi hijo fueron especiales; mi hermano también, siempre le digo a Dios ‘bendícemelo mucho’.
La verdad que le pido a todas las mujeres que se hagan el autoexamen. Yo no siempre me lo hacía, cuando lo hice fue como que lo presentí.

Las personas que están pasando esta enfermedad les digo que luchen, que sí se puede, que sean optimistas que la autoestima nunca se les baje.

Más que todo que doblen rodillas ante Dios, porque la enfermedad del cáncer también se vence por fe y milagro, mi caso para mí fue un milagro, porque mi cáncer estaba en última etapa. Según los exámenes del médico, ya me declaron sobreviviente desde el año pasado; aunque debo tomar un medicamento por cinco años.