En el mes de la concientización y prevención del cáncer de mama, es importante que aprendamos a adoptar hábitos alimenticios equilibrados que incluyan las cantidades adecuadas de antioxidantes para fortalecer el sistema inmunitario.
Dentro de nuestra rutina diaria podemos incluir la dieta mediterránea, que incluye alimentos como pescado, vegetales, legumbres, papas, frutas y aceite de oliva, entre otros.
Está demostrado científicamente que esta dieta reduce en un 30% el riesgo de desarrollar esta enfermedad.
En 2018, un grupo de científicos de la Escuela de Medicina Wake Forest realizaron un estudio con primates, y descubrieron que la glándula mamaria tiene un microbioma que puede verse afectado por la dieta.
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Compararon los efectos sobre el tejido mamario de la dieta occidental frente a la dieta mediterránea y demostraron que la segunda provocó un aumento de hasta 10 veces del lactobacilo de la glándula mamaria, que en estudios preclínicos disminuyó el crecimiento de estos tumores.
“Ha sido claramente demostrado con el estudio que la dieta mediterránea reduce el riesgo de cáncer de mama hasta en un 30% y que es especialmente importante frente a tumores triple negativos, los más agresivos y de peor diagnóstico”, señala Ana Santaballa, jefa del Servicio de Oncología de la Sociedad Española de Oncología Médica.
Beneficios
Por otro lado, la nutricionista hondureña Fanny López explica que “este tipo de dieta ofrece muchos beneficios para la prevención del cáncer, y existe una relación directa entre el aporte calórico proporcionado de la alimentación con aumentos de fibra, vitaminas y minerales que ejercen un papel protector en el desarrollo e incidencia de cáncer”.
Asimismo, la doctora comenta que se ha demostrado que la alimentación es uno de los factores ambientales más influyentes en muchos tipos de cáncer.
“En el caso de cáncer de mama, dos tercios en las mujeres son origen alimentarioporque puede modificar el proceso de carcinogénesis en cualquier fase que se encuentre el proceso”, indica.
Para finalizar, aconseja evitar el consumo de aquellos alimentos que aumentan el riesgo depadecer cáncer.
“Evite alimentos altos en grasas saturadas, azucares artificiales, alcohol, colorantes y preservantes artificiales. También es importante reducir el consumo de carnes rojas y procesadas como también evitar el sedentarismo y manejar principalmente el estrés ambiental, que influye aún más en nuestro género repercutiendo en cambios fisiopatológicos a corto, mediano y largo plazo”.
