Ana Mejía, una lucha contra la enfermedad renal y amor a la danza

Un diagnóstico de insuficiencia renal empañó los sueños de la joven bailarina, quien se sometió a un transplante de riñón urgente y ahora es un ejemplo de superación y optimismo.

  • 19 de febrero de 2025 a las 00:00 -
Ana Mejía, una lucha contra la enfermedad renal y amor a la danza
SAN PEDRO SULA.

La danza es un arte que funge como respiro en medio de las prisas cotidianas, un descanso para el alma y un manjar capaz de saciar el hambre más voraz.

Las personas que aman bailar llevan el ritmo en sus venas y una pasión inevitable, así lo confirma Ana Carolina Mejía, directora de la reconocida academia “Dance Factory” de esta ciudad.

Ana ha hecho de sus movimientos un festival de emociones, un estilo de vida y una fuente de ingresos que le ha regalado miles de momentos memorables desde hace 10 años.

“ Todo inició como un sueño por el amor y pasión a la danza, me gradué de la universidad en el 2014, obtuve mi título de Administración Industrial y Negocios y me uní con una amiga que fuimos compañeras de baile desde niñas.

Les dije a mis papás que quería emprender en algo que amo y ellos me apoyaron incondicionalmente para abrir la academia”, detalló.

La carismática maestra de baile confesó a LA PRENSA que sus pininos en la danza fueron a raíz de una condición médica cuando era una niña:

“Inicié con el ballet a los tres años por sugerencia de un ortopeda, porque yo tenía los pies planos, entonces le dijo a mis padres que eso me ayudaría a formar el arco del pie. Con el tiempo, lo que inició como una terapia, se convirtió en mi trabajo, en mi vida y en lo que más amo hacer”, manifestó.

Un giro inesperado

La jovencita de 22 años que se lanzó a inaugurar su escuela de baile era muy feliz y cumplía sus sueños, hasta que, de pronto, su vida cambió con un diagóstico de insuficiencia renal.

“En el 2023 me comencé a sentir mal, fui al médico y me dijeron que solo el 11% de mis riñones estaban funcionando, que necesitaba un transplante y entrar a hemodiálisis lo más pronto posible.

Eso fue un golpe muy duro porque yo estaba sana, sobre todo, porque ya estaba casada y tenía a mi hijo de apenas un añito, yo pensaba mucho en él”, señaló Ana.

Sin embargo, con el amor de sus padres y su esposo, logró administrar sus responsabilidades para asistir al Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS) y realizarse las diálisis.

“Gracias a Dios me tocaba en el segundo turno que era al mediodía, pero me afectaba para venir a la academia pero tenía a mi socia, quien se hizo cargo de la todo los días que yo no podía venir.

Yo faltaba los lunes y viernes, los miércoles iba a las 6 am al Seguro Social podía venir a las clases en la tarde, pero fue muy difícil no estar al 100% y, aunque no tenía las energías, siempre traté de dar la mejor cara para que mis alumnas vieran que no hay que rendirse y que el Señor me ayudaría a salir de esta”, relató.

Ana posando junto a sus alumnas de Dance Factory.

Lo más difícil

“Estar fuera de la academia fue muy complicado por que para mi el baile es mi lugar seguro, cuando lo hago me siento tranquila, se me olvidan mis problemas y me relajo.

Lo más duro fue que no solamente estaba lejos de la danza sino también de mi hijo y de mi esposo, ya que la operación fue en Guatemala, entonces solo pude estar con mis padres.

Mi papá fue quien me donó su riñón y mi mamá era la única que nos cuidaba a los dos, mi esposo viajaba cuando podía pero tenía que volver por su trabajo y el niño”, recordó Ana.

Anhelado regreso

“Mi operación fue en febrero del 2024 y yo volví a bailar en escenario en junio de ese año, cuando volví fue un momento muy lindo, inspirador y me dieron ganas de llorar porque al fin pude volver a hacer lo que amaba sin ningún impedimento, las niñas me recibieron con mucha emoción y fue algo muy especial”.

Nuevos proyectos

Luego de dos años de pruebas de fuego, Ana sigue al frente de Dance Factory y muy orgullosa de lo que siguen logrando junto a sus alumnas.

“Este año tenemos planes de competencias locales, tendremos una en marzo que es a nivel nacional y también en julio vamos con las niñas a competir a Estados Unidos. A todos los padres de familia los exhorto a matricular a sus niños en cualquier tipo de clase de arte, esto es una manera de vivir y salir adelante, nos ayuda a tener mejor salud mental, nos crea pasión y disciplina.

A todos los niños los animo a que aprovechen todas las oportunidades, y a los emprendedores les digo que no todo es fácil, pero poniendo amor y a Dios enfrente, todo va a salir bien”.

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Marisol Soto
Marisol Soto
elsa.soto@laprensa.hn

Periodista multimedia y presentadora de noticias, graduada de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras en el Valle de Sula. Con experiencia en cobertura social y de espectáculos.

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