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Leticia de Oyuela, digna hija de Honduras

  • 15 agosto 2010 /

Irma Leticia Silva de Oyuela siempre estará presente en la mente de quienes la trataron y compartieron. Además, su nombre se ha grabado en la historia de Honduras.

Irma Leticia Silva de Oyuela siempre estará presente en la mente de quienes la trataron y compartieron. Además, su nombre se ha grabado en la historia de Honduras por su arduo trabajo de investigación y divulgación que cierra con broche de oro con la próxima publicación de “Constructores artísticos entre siglos”.

El fruto de su trabajo es abundante: más de 25 libros e infinidad de artículos y ensayos publicados en diferentes medios como periódicos y revistas especializadas.

De la mano de doña Lety, como se le conocía cariñosamente, crecieron muchos escritores y pintores a quienes siempre les brindó su apoyo. Para su amigo Julio Escoto, doña Lety es “la última heroína de la cultura hondureña del siglo XX”.

Hoy no hay quien no reconozca su trayectoria y que no tenga palabras de agradecimiento por los consejos oportunos que en su momento ofreció sin recibir nada a cambio.

Detalles de su vida

Llegó al mundo en Tegucigalpa, capital de Honduras, el 20 de agosto de 1935, así que está próximo el 75 aniversario de su natalicio. Nació en el hogar formado por Leonidas Silva Valladares y Bertha Rodríguez Durón.

Culminó sus estudios de bachillerato en Ciencias y Letras con una tesina sobre el arte colonial en Honduras. Desde joven marcó el camino de las pasiones que seguiría durante toda su vida: el arte y la historia.

Cursó estudios de derecho en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, Unah. En 1956, mientras estudiaba en dicha universidad, conoció a quien sería su esposo: Félix Oyuela, un sampedrano que había viajado a la capital para estudiar derecho, profesión que aún ejerce.

Don Félix tuvo la oportunidad de integrarse al servicio diplomático de Honduras en Madrid y Roma. Leticia de Oyuela aprovechó para formarse en el campo de la historia.

Al retornar a su país, esta dama que falleció el 23 de enero de 2008, se integró a la Unah para trabajar en la dirección de Extensión Universitaria.

Su hija Rosana, quien nació en 1959 en Madrid, España, recuerda que su madre era “apasiona de la ópera y admiraba a las divas italianas de los años sesenta. También le gustaba Plácido Domingo y otros artistas como Joan Manuel Serrat. Además le encantada “Hoy corté una flor” de Leonardo Fabio”.

Sin embargo, añade Rosana, “en los últimos años de su vida se convirtió profundamente al catolicismo. Hubo una conversión total, un dejarse en las manos de Dios, era profunda mariana”.

Félix y Leticia procrearon seis hijos: Mario Guillermo, Rosana, Fernando Enrique, Ángela Josefina, Felipe Edgardo y María de las Mercedes (QDDG).

Amiga de los artistas

En 1970 fundó la galería de arte Leo y la editorial Nuevo Continente. Ambas instituciones, aunque de corta vida, convirtieron en espacios para descubrir y estimular el trabajo de pintores y escritores que ahora gozan de renombre.

“Ella impulsó la carrera de grandes y reconocidos artistas de la pintura como Roque Zelaya, Ezequiel Padilla, Armando Lara, Santos Arzú Quioto, Mario Castillo y Alex Galo”, dice don Félix Oyuela.

Prueba de la amistad con nombres como los anteriores son las pinturas que aún cuelgan en las paredes de la casa adonde habitó esta dama que plasmó el amor por Honduras en los textos que conforman su bibliografía.

Estudiosa incansable

“Siempre tengo la libertad de escribir lo que me da la gana”, palabras de doña Leticia que se convirtieron en uno de sus lemas.

Don Félix comenta que ella no tenía estudios de historia del arte o antropología, pero manejaba muy bien el tema, como cualquier experto: “Era una investigadora innata que logró el sitial que tiene al ser la primera mujer historiadora hondureña reconocida a nivel internacional y que logró desarrollar, a través de su sagacidad y detallismo al investigar, un estilo muy particular”.

Además recuerda que su esposa dedicaba la mañana a escribir, la tarde para revisar los escritos y la noche para la tertulia familiar.

Defensora de las causas nobles y profesora de un amor envidiable por su tierra, logró transmitir estos sentimientos a sus descendientes.

Para la escritora Helen Umaña, en palabras citadas en El naïf en Honduras, “a Leticia de Oyuela la mueven dos pasiones acerca de las cuales no es dable establecer prioridades: amor por el arte y fascinación ante la historia”.

Variedad

Sus textos y artículos abordan temas como la minería, el rol de la mujer en la sociedad, la pintura, el arte colonial y la religión.

Desde 2003 escribía una columna diaria en El Heraldo, uno de los diarios que junto con LA PRENSA forman el grupo de medios de comunicación OPSA, organización encargada de la publicación de “Constructores artísticos entre siglos”.

La última columna que publicó en dicho diario la tituló “Veinticuatro millones de cervezas”, en el que se refirió a la cantidad de cervezas que consumieron los hondureños entre noviembre y diciembre de 2007.

Organización Publicitaria Sociedad Anónima, Grupo OPSA, es presidida por el empresario Jorge Canahuati Larach.

Reconocimientos

Su ininterrumpida labor la convirtió, con el paso de los años, en merecedora de numerosos reconocimientos, entre los que destaca el Premio de Estudios Históricos Rey Juan Carlos I, concedido por la embajada de España; la condecoración Pontífice Et Eclecsiae que otorga el Vaticano y la Hoja de Laurel de Oro de la Secretaría de Cultura, Artes y Deportes de Honduras.

En 2007, poco antes de su muerte, la Universidad Nacional Autónoma de Honduras le otorgó el Doctorado Honoris Causa en Humanidades, como reconocimiento a toda una vida de investigación y aporte cultural a la nación.

Era una destacada miembro de la Academia Hondureña de la Lengua. Antes de enfermarse, doña Leticia era invitada para ofrecer conferencias sobre diversos temas dentro y fuera de Honduras.

En publicaciones sueltas también dejó su huella al escribir para la revista de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras o las ediciones de la revista de la Academia de la Lengua Hondureña.

Ahora un nuevo libro se suma a su bibliografía.