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Honduras: Los motivos de Comayagua

  • 05 diciembre 2010 /

Tengo mucho tiempo de no pararme un ratito en Comayagua, tanto que ya la extraño.

Tengo mucho tiempo de no pararme un ratito en Comayagua, tanto que ya la extraño. Extraño su estofado de res (un platillo típico de la ciudad y que se remonta a las épocas coloniales); extraño el silencio de su catedral en sus tres naves y el repicar de sus ocho campanas, cada una con su nombre y sonido particular.

También extraño sus otras iglesias como La Merced (la primera catedral de Comayagua) y detenerme enfrente de la columna dedicada a Fernando VII (aunque su verdadero nombre es Monumento a las Cortes de Cádiz). Y pensar que se construyó poco antes de la llegada de los pliegos de la Independencia…

Me hace falta tomarme un buen atol en la carretera y, por supuesto, pararme en finca El Carmen a comer (cualquier tiempo es rico hacerlo ahí). Extraño sus procesiones de Semana Santa; sus dulces de la época y sentarme en el parque central por las tardes a ver pasar a la gente y el jugar de los niños.

Extraño el Museo de Arqueología y maravillarme con sus múltiples tesoros. Extraño comer en el restaurante Villa Real y tomarme une cervecita en su bar; volver a recorrer la habitación – museo - orgullo de la ciudad que los hermanos Zapata han recreado allí y volverle a tomar fotos a la caja registradora del negocio.

Me gustaría que todas las otras ciudades del país replicaran el ordenamiento de su centro histórico y aplicaran el mismo sentido de identidad histórica y arquitectónica. Da gusto ver Comayagua con sus letreros comerciales en concordancia con el buen gusto y el pasado colonial (la misma sensación agradable que da Santa Rosa de Copán, debo decirlo).

Quiero ir a su campo de golf y a sus montañas…quiero ir a Tenampúa de nuevo y recorrer las murallas que detuvieron a los conquistadores en la batalla por el Valle de Comayagua. Quiero explorar las cuevas de esas montañas y volver a ver los petroglifos en la quebrada de Santa Rosa.

Siendo tantas cosas las que extraño, no sería justo dejar pasar su feria patronal en honor a la Virgen Inmaculada Concepción en estos primeros días de diciembre. De hecho, creo que es un buen momento para revivir el orgullo y brillo de la gran capital colonial de Honduras.