Desde hace tres años, bajo el liderazgo del alcalde Roberto Contreras, la Municipalidad de San Pedro Sula ha abrazado una visión clara: garantizar que la tercera edad viva con salud, dignidad y respeto. Una de las expresiones más vivas de esta visión es la labor que se realiza a diario en la Casa Hogar Perpetuo Socorro, un centro donde el envejecimiento no significa abandono, sino una nueva oportunidad para sentirse útil, cuidado y valorado.
Un hogar
Al frente de esta institución está un equipo médico que entiende que cuidar a un adulto mayor es mucho más que suministrar medicamentos. “Nuestra intención es ofrecer una atención integral y humanizada, donde cada abuelo y abuela se sienta en casa, no en un centro de paso”, aseguró el alcalde sampedrano.
Con una población actual de 80 adultos mayores, el equipo de la Casa Hogar trabaja día y noche para cubrir no solo sus necesidades clínicas, sino también emocionales y sociales.
Cuidar con vocación
Gracias a la visión del alcalde Contreras el equipo que sostiene la vida cotidiana del hogar está compuesto por 69 empleados distribuidos en turnos rotativos, operando las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Médicos generales, geriatras, internistas, nutricionistas, psicólogos, personal de enfermería y cuidadores trabajan en conjunto para brindar atención médica personalizada, con el apoyo de los Macro distritos de Salud municipal, hospitales como el Mario Catarino Rivas y el San Juan de Dios.
En el centro cuentan con un espacio de observación para los más delicados, a quienes se les brinda asistencia constante, prácticamente como una persona sombra. Desde el aseo personal hasta el acompañamiento a citas médicas especializadas, ningún abuelo está solo.
Días con propósito y ocupación
Un día en la Casa Hogar Perpetuo Socorro comienza desde muy temprano. A las 5:00 de la mañana, los cuidadores ya están en funciones: aseo, alimentación, medicamentos y preparación para una jornada con sentido. A las 8:00 am., se activan los programas de terapia ocupacional, vitales para evitar el aislamiento y fomentar el sentido de utilidad.
“No queremos que sientan que están aquí para sobrevivir. Queremos que vivan. Que tengan metas, actividades, y, sobre todo, que se sientan valiosos”.
Cabe destacar que, en el centro se cuenta con personal a cargo de coordinar dinámicas como elaboración de piñatas, charlas grupales, juegos, lectura y otras actividades manuales que ejercitan tanto la mente como el cuerpo.
Una terapia para el alma
Muchos de los adultos mayores que participan en las terapias ocupacionales, aunque no todos pueden por su condición de salud, se muestran entusiastas. Sin lugar a dudas una de las primeras batallas que enfrentan los abuelos al llegar al hogar es el miedo a ser olvidados. Es por ello que cada actividad que desarrollan les devuelve la identidad, el propósito y la autoestima.
Escuelas, voluntarios y organizaciones comunitarias también forman parte del engranaje, realizando visitas, llevando meriendas, participando en dinámicas y celebraciones, contribuyendo a que los residentes se mantengan activos e integrados a la comunidad.
Una política municipal con rostro humano
El respaldo de la Municipalidad de San Pedro Sula ha sido determinante. Gracias a la voluntad política del alcalde Roberto Contreras, el centro ha mejorado sus espacios físicos, ha fortalecido su equipo médico y ha ampliado sus servicios de forma considerable.
Lejos de ser una promesa incumplida, la atención constante a los adultos mayores se ha traducido en una política sostenida y coherente, que reconoce el valor de quienes alguna vez lo dieron todo por su ciudad. “Este hogar no es un lugar de espera. Es un lugar donde cada día cuenta”, declaró el edil sampedrano.
Una invitación a la acción
La vejez digna no debe ser un privilegio, sino un derecho. El ejemplo de la Casa Hogar Perpetuo Socorro invita a reflexionar y actuar. Las empresas, instituciones y ciudadanos pueden sumarse con donaciones, voluntariado o simplemente promoviendo esta visión humana y justa de envejecer.
En San Pedro Sula, se está construyendo un modelo de atención que respeta el pasado, cuida el presente y honra la vida.