21/04/2024
03:32 AM

Radiografía del atroz crimen contra el padre Enrique Vásquez

Seis balazos cegaron la vida del sacerdote, después de ser reportado como desaparecido. Sus feligreses lo lloran.

San Pedro Sula, Honduras.

Boca abajo, con seis balazos en su rostro y cuerpo y sobre un puente de Morazán, Yoro, fue dejado por sus victimarios el cuerpo del padre Enrique Vásquez Cálix (de 48 años), mientras sus feligreses lo esperaban en la parroquia San José de San Pedro Sula para que oficiara la misa del Miércoles de Ceniza.

En la escena del crimen, las autoridades policiales encontraron seis casquillos de bala. Los criminales le dispararon al párroco en la cara, por lo que murió de forma inmediata.

A 62 kilómetros de distancia de donde encontraron el cuerpo, la Policía halló abandonado el vehículo tipo pickup, marca Mazda, color gris, que era conducido por el sacerdote.

Según la dinámica del hecho, al religioso lo interceptaron entre La Barca y El Progreso, lo privaron de su libertad y lo llevaron hasta el puente de Morazán para asesinarlo.

Los asesinos condujeron el vehículo aproximadamente una hora y media hasta llegar a una calle desolada en el municipio de Victoria, en donde lo dejaron abandonado.

El asesinato del padre Quique, como cariñosamente lo llamaban, es el primer crimen contra un sacerdote de San Pedro Sula, afirmó monseñor Ángel Garachana.

A las 9:00 am del miércoles, el padre salió de la vivienda de su madre en la aldea Agua Azul Sierra, en Santa Cruz de Yojoa, para dirigirse a la parroquia San José en el barrio Medina, pero a las 6:00 pm empezó la alerta porque no contestaba las llamadas y lo reportaron a la Policía como desparecido.

“El padre Enrique Vásquez ingresó a la morgue como desconocido porque no portaba documentos, pero ya se confirmó que es él por las huellas dactilares, tiene varios disparos en la cara y el cuerpo, por lo que fue intencionalmente asesinado, esperamos que esta muerte no quede impune como tantos asesinatos ocurridos en el país, es lamentable porque el sacerdote pasó desaparecido por casi 30 horas y nos dan la noticia que no esperamos recibir, es una pandemia de crímenes en Honduras”, lamentó monseñor Garachana.

Feligreses lloraron a Vásquez durante la noche y madrugada, en la parroquia que dirigía.

El obispo agregó que el padre Vásquez nunca le reportó haber recibido amenazas de nadie.

Cristhian Nolasco, vocero de la Dirección Policial de Investigación (DPI), señaló que al menos siete equipos policiales de Interpol, Delitos contra la Vida, Policía Preventiva, Delitos de Laboratorio e Inspecciones Oculares, hacen las indagaciones del caso.

“Técnicos de laboratorios criminalísticos inspeccionaron minuciosamente el vehículo en busca de indicios como cabellos, huellas dactilares de las personas que abordaron el carro, también se trabaja en la escena del crimen y esperamos el dictamen médico legal de Medicina Forense”, agregó.

Consternados reaccionaron los feligreses ante el crimen que ocurrió entre el miércoles y jueves.

El Ministerio Público también conformó ayer un equipo multidisciplinario para la investigación del crimen del sacerdote José Enrique Vásquez.

Son tres equipos de la Agencia Técnica de Investigación Criminal (Atic) que trabajan el expediente bajo la coordinación de la Fiscalía Especial de Delitos Contra la Vida (FEDCV), que giró instrucciones para la evaluación de distintas líneas de investigación.

El personal técnico científico de la Atic desde ayer comenzó a recabar datos y elementos que permitan esclarecer el caso, mediante análisis de cámaras de seguridad, inspecciones y otras diligencias propias en estos casos; además, la FEDCV ya ha solicitado otra información relevante como el dictamen de levantamiento cadavérico y lo concerniente al hallazgo del vehículo donde se conducía el religioso.

Radiografía del atroz crimen contra el padre Enrique Vásquez

Hasta ayer no se reportaron personas detenidas por ser sospechosas de participar en el asesinato del sacerdote.

AFICIONADO AL FÚTBOL Y TRANSFORMADOR DE VIDAS

El domingo fue el último día que ofició misa en la comunidad de la Medalla Milagrosa, adonde tuvo la oportunidad de dar la primera comunión a un grupo de niños y tomarse la última foto con su sotana

.De carácter fuerte, decidido, trabajador y con una bondad a flor de piel, así lo definen sus feligreses.

Era campechano y le gustaba llamar las cosas por su nombre, “en cada homilía llevaba impregnado un mensaje para que reflexionáramos”, dice Dilia Martínez.

El sacerdote era el sexto de 13 hermanos de un matrimonio conformado por Isabel Vásquez y María Donatila Cálix. Nació en la aldea Los Caminos, Santa Cruz de Yojoa, el 16 de Julio de 1974 y le quitaron su vida a los 48 años en un Miércoles de Ceniza.

El sacerdote junto a jóvenes en actividades deportivas.

Fue ordenado sacerdote en la Diócesis de San Pedro Sula el 12 de octubre de 2003 en una ceremonia realizada en el estadio Morazán. El padre Quique tuvo su experiencia pastoral en la diócesis de San Pedro Sula de la mano de monseñor Ángel Garachana.

Durante un año permaneció en la parroquia Santísima Trinidad de Chamelecón y luego fue asignado al seminario menor como formador de seminaristas. Posteriormente fue trasladado a la parroquia de Santa Cruz de Yojoa, adonde entregó alma, vida y corazón a su iglesia, dejando un gran legado, sobre todo en los jóvenes.

Estuvo más de dos años en Colombia y en 2015 obtuvo una licenciatura en Teología Pastoral. Era un sacerdote con una gran formación académica y una personalidad amigable.

Cuando regresó de Colombia estuvo unos meses en la comunidad de Chamelecón.

Fue en 2016 cuando el padre fue asignado como encargado de la parroquia San José del barrio Medina conformada por cuatro comunidades.

Ahí tuvo la oportunidad de cambiar la vida de muchos jóvenes que hoy lloran su repentina partida. Anoche las campanas de la iglesia doblaron sin parar cuando el féretro llegó a su amada iglesia. Las hermanas y las niñas del hogar San José estaban ahí y lloraban la partida del sacerdote que por años fue también su guía espiritual.

El padre era seguidor del Real España, incluso cuando el equipo perdía no ocultaba su molestia, también expresaba su amor por la Virgen de Suyapa y el Santísimo Sacramento.

Hoy todos lloran su partida y aunque dejan todo en manos de Dios piden que se investigue el inexplicable crimen.