24/06/2025
12:31 AM

Pistoleros en camionetas matan a cuatro jóvenes

Otra vez corrió la sangre en la carretera que conduce a la aldea El Lolo.

Otra vez corrió la sangre en la carretera que conduce a la aldea El Lolo.

Dos jóvenes fueron ejecutados a balazos después de ser raptados por unos malhechores que se conducían en una camioneta, mientras que en la colonia La Travesía se reportó otro doble crimen en circunstancias similares.

La Policía identificó a uno de los fallecidos como Wilmer Andrés González Pérez, de 16 años, quien residía en la colonia Los Pinos, según lo revelado por dolientes que el mediodía de ayer llegaron a la morgue a reclamar el cadáver.

De la otra víctima no se logró conocer el nombre debido a que no portaba documentos personales, pero se trata de un joven con una edad aproximada entre 22 y 27 años, quien vestía un jean azul, camiseta azul con gris, faja blanca y estaba descalzo.

Los dos murieron al instante a causa de múltiples disparos en la cabeza, en un hecho ocurrido la noche del martes en el kilómetro 17 de la calle que conduce a esta comunidad.

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El cadáver de uno de los ejecutados en La Travesía es ingresado a la morgue.

Raptados

Según el informe de la Dirección General de Investigación Criminal, Dgic, los autores materiales del sangriento suceso son unos criminales que se movilizaban en una camioneta Toyota Rav-4 color dorado.

En el automotor llevaron a las víctimas tras raptarlas en otro punto de la capital y, después de bajarlas en el sector, les dispararon a quemarropa con armas de grueso calibre.

Hasta ayer, la Dgic desconocía los móviles, pero vecinos del lugar creen que podría tratarse de un ajuste de cuentas por tráfico de drogas o por delincuencia común.

Ejecutados en La Travesía

También en la colonia La Travesía, al oriente de la capital, se produjo la muerte de los jóvenes Cristian Manuel Cantarero, de 19 años, y Ronald Josué Pérez Irías, de 17, a quienes unos maleantes a bordo de una camioneta verde les dispararon varias veces, matándolos en el acto.

Cantarero expiró en el lugar de la tragedia, mientras que Pérez Irías, que trabajaba como cobrador en un autobús del transporte urbano, expiró en la sala de urgencias del hospital Escuela.