12/12/2024
07:00 AM

Los Urabeños crecen más que guerrilleros

El ilegal grupo colombiano envía cientos de toneladas de cocaína a Panamá y Honduras, según las investigaciones.

Una nueva preocupación tienen las autoridades policiales colombianas al conocer por medio de los trabajos de inteligencia que el grupo conocido como Los Urabeños cuenta con más miembros que los guerrilleros.

La banda narcotraficante colombiana Los Urabeños tiene 2,366 hombres en sus filas tras haber reclutado a militantes de organizaciones rivales, con lo que supera en número a la segunda guerrilla del país, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) con 1,500 miembros.

El más reciente reporte del Centro Integrado de Inteligencia de la fuerza pública contra los grupos ilegales colombianos (CI2), publicado ayer por la edición digital del diario colombiano El Tiempo, explica que Los Urabeños es la única banda que ha crecido en el último año.

Mientras que en 2012 contaban con 1,970 integrantes, en lo que va de 2013, los de Urabá, una región próxima a Panamá y estratégica para el envío de droga a Centroamérica, han pasado a ser 2,366 y a tener presencia en unos 123 municipios del país en 11 regiones.

No obstante, en el último año, esta organización ha perdido a cuatro líderes: su máximo jefe, Juan Úsuga David, muerto en un operativo policial; Alexander Montoya Úsuga, detenido en Honduras; Henry de Jesús López Londoño, preso en Argentina, y el segundo al mando, Francisco José Morela, fallecido el miércoles pasado en combates. Según las autoridades, el Negro Sarley era tan poderoso en Córdoba que mandó a construir vías a su conveniencia y es considerado el responsable de la expansión de la banda.

La Fiscalía le atribuye a este grupo el 80% de los homicidios en al menos 11 regiones donde tiene presencia.

Extradición

En julio de 2012, Honduras extraditó a Colombia a Alexander Montoya Úsuga, alias Flaco, uno de los jefes de Los Urabeños, luego de que las autoridades hondureñas y las colombianas lo detuvieran en La Ceiba el 18 de julio de 2012.

Tenía pendientes cinco órdenes de captura por homicidio, portación ilegal de armas y una condena a 40 años de cárcel por homicidio de un testigo protegido.