“Nosotros nos hemos abocado a la Policía y a seis meses del crimen de mi hijo Kevin, la respuesta que recibimos es que no tienen nuevos datos”. Esa fue la primera reacción de don Marvin Fúnez al ser abordado sobre el crimen de su vástago.
Con esa actitud de la Policía, lo que abriga a don Marvin y a su familia es el desaliento que el asesinato del joven de 29 años licenciado en Informática quedará en la impunidad.
Kevin Fúnez murió el 29 de mayo después de ser herido de bala en la cabeza por un individuo que le disparó enfurecido al carro en el que andaba el profesional con cinco amigos porque estuvieron a punto de colisionar con el vehículo de lujo del homicida.
“No tenemos esperanzas que la Policía resuelva el crimen de mi hijo, pues el caso ha quedado estancado porque así como estaba el primer día así está ahorita, no se avizora una solución para esta investigación”, expresó Fúnez.
En un principio las autoridades manifestaron que tenían identificado una camioneta de lujo marca Toyota Prado color gris porque las cámaras del Sistema Nacional de Emergencia 911 la habían captado, “pero resultó ser mentira porque las cámaras de ese sistema instaladas en el lugar del hecho no funcionan”.
Fúnez indicó que hay vídeos de cámaras instaladas en negocios y casas ubicadas en el lugar del crimen y se ha buscado información de parte de los entes de investigación, pero al final no han llegado a una conclusión.
A criterio del papá de Kevin, el carro en el que se conducía el homicida es un vehículo que no andan “miles (de personas) entonces es fácil investigar quienes andaban en ese carro nuevo, sin placas”.
Señaló que la investigación criminal en el país “es bien limitada porque hemos ido a la DPI y después de seis meses lo que dicen es que no tienen nuevos datos, nuevas pistas y que no tienen nuevos testigos”.
Fue un hecho circunstancial producto de la intolerancia
Don Marvin relató que el 25 de mayo fue con su hijo al estadio a ver el partido de la final del campeonato de la Liga Nacional de Fútbol entre los equipos Olimpia y Marathón, de este último club era aficionado Kevin Fúnez.
Relató que al salir del estadio se fueron para la casa y estuvieron departiendo, pero él salió con su esposa y Kevin quedó en la vivienda.
Después llegaron en la noche a la casa unos amigos de su hijo que son olimpistas que andaban celebrando y salieron de la casa con Kevin a divertirse.
Kevin ya no andaba vestido con la camiseta del Marathón. “Como a la una de la mañana nos llamó uno de los amigos de mi hijo y nos dijo que a Kevin lo habían herido y nos fuimos nosotros y nos damos cuenta de la información que había recibido un disparo en la cabeza por parte de otra persona que iba en otro vehículo de lujo”, recordó don Marvin.
“Mi hijo estuvo luchando cuatro días por sobrevivir con la ayuda de los médicos y le pedíamos un milagro al Creador, pero lo perdimos porque falleció el 29 de mayo”, lamentó.
El papá de Kevin refirió que su muerte fue un hecho circunstancial y producto de la intolerancia de la persona que le disparó.
Relató que su hijo y sus amigos se conducían en un turismo color gris y “cuando iban doblando en el segundo anillo para subir la 20 calle el carro se abrió mucho y le quitaron el derecho de vía a una camioneta que venía bajando, pero no colisionaron, entonces la persona de la camioneta se bajó y empezó a dispararles con tanta desgracia que le pegó a mi hijo un disparo en la cabeza”.
Kevin era emprendedor con un gran espíritu de superación
“Kevin era una persona bellísima, con un gran futuro por delante, un hijo ejemplar, muy educado, respetuoso, con un gran espíritu de superación y con él vivíamos una alegría tremenda”, refirió don Marvin.
Recordó que su hijo andaba bien alegre porque había conseguido un nuevo trabajo en una buena empresa “además que lo que él trabajaba porque era emprendedor, pues tenía su empresa de venta de equipos electrónicos y era licenciado en informática”.
Kevin en su tiempo fue bailarín de danzas folclóricas, inclusive ganó competencias de danza cuando estaba en la escuela y el colegio.
También hacía deporte le gustaba el fútbol y su posición era defensa central y llegó a jugar hasta en la Liga Mayor Sampedrana. Además, le gustaba cocinar.
“Lo triste es cuando uno llega a la casa y mira su habitación, ve sus cosas y él no está, es un vacío tremendo”, recordó con nostalgia don Marvin, quien manifestó que Kevin tenía su novia y en este mes de noviembre tenían planeado casarse.
“Lo que pedimos es justicia, como lo pedimos al principio”, enfatizó Fúnez, quien agradeció a los amigos y compañeros de Kevin que estuvieron en su velatorio y su entierro.