05/12/2025
12:10 AM

Entre lágrimas y anécdotas recuerdan a extinto estudiante de Medicina

  • 16 abril 2016 /

San Pedro Sula, Honduras

Cuando David Fernando Maltés comenzó a estudiar Medicina en la Universidad Nacional Autónoma en el Valle de Sula, sus compañeros no daban “ni un cinco por él” al verlo delgaducho y sin glamur. Pero cuando vieron que era el que obtenía las mejores notas hasta en las materias difíciles, empezaron a acercársele porque sabían que podía ser su salvación a la hora de estudiar.

Así fue como se formó, alrededor del aventajado muchacho, aquel grupo de universitarios, quienes después de su muerte accidental, se reunieron para recordarlo con alegría, aunque con el corazón partido.

El Flaco se ganó la simpatía también de sus catedráticos, por su sonrisa pícara, a excepción de uno que hizo lo imposible por reprobarlo, comentó Jorge, uno de los compañeros.

El férreo catedrático le aplicó un examen complicado llamado global que a cualquier otro hubiera puesto fuera de combate; pero a él que se desvelaba estudiando, no fue posible.

La biofísica era una materia considerada “horrible” por muchos estudiantes, ya que trata sobre diversas leyes de la naturaleza que son expresables en un lenguaje matemático. Sin embargo, David sacaba las mejores notas.

A los cinco años de edad prometió que sería médico porque vio como sufría su bisabuela con una úlcera en uno de sus pies. De paso ayudaría a los pobres, le dijo esa vez a su madre Rina Reconco.

Pasó la primaria y la secudaria con medallas en el pecho, sin que desapareciera su sueño infantil, hasta que logró matricularse en la Facultad de Medicina.

Foto: La Prensa

Su padre Alfredo Maltés no puede evitar las lágrimas al recordar algunas de sus vivencias.
A su padre, Alfredo Maltés, un mecánico que tiene su taller en el barrio Suyapa, no le cabía la alegría y el orgullo en el pecho cuando lo vio por primera vez con su gabacha blanca de estudiante. Desde entonces, ya casi nadie le decía su nombre, solamente doctor.

Como estaba seguro de su capacidad de estudio, solía sonreír cuando veía a sus compañeros angustiados en las vísperas de los exámenes, embrocados en los voluminosos textos de estudio. “No te churrisquiés que lo que no aprendiste en un año no lo vas a aprender en cinco minutos”, les decía muy tranquilo. Siempre se mostraba sereno, incluso en momentos difíciles como cuando asaltaron al grupo dentro del predio universitario.

Cuatro sujetos que entraron en carro, les cerrojearon sus pistolas a los estudiantes para obligarlos a entregarles sus pertenencias David trataba de calmarlos para que no se les fuera a pasar la mano y mataran a alguien. También pidió a sus amigos que se serenaran después que pasó el susto.

Uno de sus momentos más gloriosos en su carrera se dio el año pasado cuando asistió su primer parto como practicante del hospital Mario Rivas. Fue un alumbramiento exitoso mediante cesárea que ayudó a practicar entusiasmado. Se sintió tan feliz que se tomó una foto con el bebé con el permiso de la madre.

El martes 5 de abril salió temprano de su casa en la colonia Prieto para ir a la universidad. Por la tarde hizo turno en el hospital Mario Rivas y de allí se fue a estudiar a la casa de uno de sus amigos, ya que se encontraban en exámenes.

De aquí venía cuando su carro Hyundai se estrelló en un árbol viniendo del lado de Altia en la colonia Los álamos. El sueño de cuatro noches de desvelo lo habría vencido en el timón. En el lugar no se encontró ni la cadena de plata con un crucifijo, que siempre llevaba colgada al cuello sobre su gabacha blanca.

Foto: La Prensa

Había prometido a sus compañeros de estudio que el jueves, siguiente a su muerte, cantaría con ellos en la Feria Sociocultural de la Carrera de Medicina a fin de ganarse unos puntos.