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En tres semanas planearon muerte de Mario Fernando

  • Actualizado: 19 enero 2009 /

Durante tres semanas el diputado Mario Fernando Hernández fue vigilado por sus sicarios, sin que éste se diera cuenta.

Durante tres semanas el diputado Mario Fernando Hernández fue vigilado por sus sicarios, sin que éste se diera cuenta.

El día escogido para acabar con su vida fue el 22 de noviembre.

Vea: Así operaron los sicarios

Las investigaciones recabadas por las autoridades confirman que el crimen fue cometido por miembros de la mara 18.

Los pandilleros conocidos con el mote de 'Lágrima', 'El Duende', 'Mono' y 'Limeño' forman parte del grupo que ejecutó la acción criminal.

De acuerdo a las indagaciones policiales, los sujetos referidos son altamente peligrosos y mantienen un arsenal que incluye AK-47, pistolas 9 milímetros, escopetas e incluso un lanzagranadas.

El primer contacto

Según las investigaciones, tres semanas antes del 22 de noviembre, un hombre de aproximadamente 1.75 de estatura, trigueño claro, cabello negro liso, contextura gruesa y ojos claros contactó a los mareros.

Esta persona, cuyo nombre la autoridad tiene registrado, tenía un puesto de venta en una instalación deportiva de esta ciudad. Él habría rentado el puesto de venta como escudo para aproximarse al pandillero, que llegaba al lugar porque le gustaba una joven que vendía en uno de los locales.

Una vez que el intermediario ubicó al líder pandillero le dijo sin ambages:

'Te tengo un trabajo, man'.

El 'paisa', un sujeto que no es marero sino un colaborador de la pandilla, narró que éste se metió la mano a la bolsa de su ancho pantalón y buscó su pistola.

El intermediario sin inmutarse le dijo: 'Se trata de quebrarse a un político sampedrano y pagan mis contactos 20 mil dólares'. El marero sonrió y le dijo: 'A otro maje con ese cuento, vos tenés cara de sapo de la Dic'.

El intermediario prosiguió: 'Éste es mi celular, si vos y tu gente no lo hacen, iré a El Salvador a buscar a la mera mata de la MS. Ellos sí tienen güevos'. Luego le enseñó su pasaporte y la billetera con muchos dólares.

El pandillero le dijo: 'Después hablamos' y se fue dejando al 'paisa' allí para que confirmara que nadie los andaba siguiendo, no sin antes indicarle que le pidiera de nuevo el celular al tipo.

Al día siguiente del poco amigable primer encuentro, no se sabe quién llamó a quién, pero se encontraron en un lugar de la colonia Guaymuras, donde el intermediario le aseguró al pandillero que ellos no conocerían ni el nombre ni los motivos que tenían las personas que querían ver muerto al diputado ni los contratantes sabrían quiénes ejecutarían el asesinato, de tal suerte que era un negocio seguro.

El pandillero dijo: 'Pero ese Mario anda guaruras'.

'No hay problema con los guardias, conocemos todos sus movimientos', le dijo el negociador. Añadió: 'Nuestro problema ahorita es el tiempo, pues sólo tenemos tres semanas. Esa fecha es clave para los intereses de esas personas'.

El intermediario es hondureño, soltero, nació el 5 de agosto de 1983, porta licencia liviana y su nombre está registrado en la Policía.

El 26 de noviembre, el Juzgado autorizó el allanamiento de la casa del intermediario, cuyo domicilio conoce la Policía.

Cómo lo planearon

'Lágrima' comenzó a seguir al diputado a finales de octubre, según el expediente policial al que tuvo acceso LA PRENSA.

Éste envió a un 'paisa' a la colonia Fortaleza, sector Cofradía, donde se realizaría un evento político, que entre otras actividades incluiría la pega de afiches proselitistas en todo el sector.

El 'paisa' le informó a 'Lágrima' que Mario Fernando llegó acompañado por el ex candidato a la Alcaldía sampedrana, William Hall, y otros activistas y que andaba en un doble cabina 3.0.

Los sicarios mantenían vigilada la esquina donde comienza el bulevar Los Próceres y la propia casa del occiso, para lo cual utilizaron tres vehículos.

'Lágrima', también conocido como Selvin, actuó como jefe del grupo de sicarios. Las investigaciones arrojan que es un hombre flaco, pelón, usa bigote y tiene tatuajes en la cara.

Vive de acuerdo a su conveniencia de seguridad personal, en tres lugares distintos: en las colonias Guaymuras, San Cristóbal y 22 de Mayo.

Relatos presenciales

Muchas personas circulaban por las calles del barrio Cabañas el día del crimen, pues faltaban escasos minutos para iniciar una caminata política.

Al menos tres de ellas coincidieron en que en el momento crucial, cuando Mario Fernando salía herido del auto, se escuchó una voz que le decía al sicario que lo remataba: 'Ya dejalo, vos'.

Añadieron que el asesino era alto, vestía chamarra negra, pantalón y camisa crema o beige, de piel pálida, como de las personas que no salen mucho a que les dé el sol.

En el auto iban otros cuatro sujetos, que venían disparando sobre el auto manejado por el abogado Marco Collier, desde 100 metros atrás, concentrados en aniquilar primero al conductor.

El cinturón de seguridad del auto se arrastraba por el pavimento cuando el sicario se bajó de su auto al ver que Mario Fernando salió por la puerta derecha de su camioneta en un postrer intento de salvar su vida.

El día después

El día 23 de noviembre, 'El Duende', uno de los miembros de la mara 18 que participaron, según las investigaciones, en la ejecución del asesinato, se fue a celebrar con un 'paisa' a un billar del sector sureste de San Pedro Sula.

La cuenta de las cervezas, aunque estaban en oferta, rápidamente subió a 280 lempiras. El propietario, que sabía que ya era una cuenta de riesgo, se apresuró a cobrarle al sicario y éste le dijo: 'No problem, man, aquí está la marmaja', y sacó un billete nuevo de 20 dólares. Al mesonero le temblaron las manos, pues ya días no miraba el famoso billete verde.

Inmediatamente ordenó boquitas extras para sus clientes.

'El Duende' le dijo al paisa: 'Vení sacame de esta bolsa un billete que le llevarás a mi mujer', ya que el pandillero tiene tornillos en el brazo que le impiden manejar su bolsa con comodidad.

El 'paisa' sacó un puñado de dólares de baja denominación, en total eran 480. 'Qué hago' preguntó, 'ya te dije mable que se lo llevés a mi mujer. Después la visitaré; ahorita ando celebrando', le respondió 'El Duende'.

El hombre se ufanaba de que ellos tienen el poder: 'El barrio se respeta, hijos de puta. Podemos joder a quién sea y a cualquier hora. Lo importante es el moje'.

Rastreo telefónico

Una de las primeras acciones de las autoridades investigativas fue el rastreo telefónico.

Los cuerpos de inteligencia de la Policía lograron ubicar cinco celulares. Luego se hizo la petición legal a través del Juzgado competente para requerir a la empresa que operaba esos celulares. Ésta accedió y suministró la información grabada en los chips del 15 al 23 de noviembre de 2008.

Se recabó la información de las celdas con su ubicación geográfica, números de chips utilizados en esos aparatos, transferencias de saldo, fechas, montos o costos de las llamadas, hora y número de teléfono que efectuó la operación y detalle de mensajes recibidos y enviados más la transcripción de los mismos. En la siguiente semana ya estaban controlados nueve celulares, incluido un número fijo. Las llamadas fueron ubicadas en La Lima, Cortés. Otras comunicaciones se originaron en la terminal de transporte de La Ceiba y desde la colonia Esquipulas de esa misma ciudad. Desde el teléfono fijo se hicieron, del 1 de noviembre al 1 de diciembre de 2008, un total de 82 llamadas a distintos teléfonos celulares.

El 21 de noviembre, víspera del crimen, se registró la última llamada a las 11.15 de la noche.

El 22 de noviembre, día del crimen, la primera llamada se hizo a las doce de la noche del celular 9653-7099 al 3272-7052.

Durante todo ese día se registraron entre esos dos celulares 76 llamadas, la última a las 11.54 de la noche. Desde el 2 de diciembre aparecen llamadas desde varios teléfonos a personas ubicadas en las colonias Buenos Aires, San Roberto de Sula, Satélite, el colegio JTR, El Polvorín, barrio Cabañas y algunos centros comerciales sampedranos.

Golpe mortal

Las investigaciones marchaban 'viento en popa', pero en la primera quincena de diciembre el viceministro de Seguridad, Hugo Suazo, dio el nombre de uno de los testigos protegidos a una emisora de radio capitalina cuando el Ministerio Público, en un operativo combinado con los cuerpos policiales, estaba en vísperas de realizar las primeras capturas de los implicados en el crimen de Mario Fernando.

Ante estas revelaciones, todos los probables autores intelectuales y los ejecutores del asesinato huyeron; no obstante, la lucha por esclarecer el crimen continúa y en este momento se rediseña el plan de contingencia para reubicar a los malvivientes.

Casi todos los medios de comunicación sampedranos han consultado a las autoridades policiales y fiscales de San Pedro Sula sobre las razones que llevaron al flamante viceministro a cometer semejante exabrupto, pero sólo contestan: 'No podemos especular al respecto. Sólo él lo sabe. Pregúntenle al viceministro'.

Un hombre querido y luchador

Las personas que conocieron la trayectoria de Mario Fernando Hernández refieren sus comienzos en los negocios como un talentoso ejecutivo de una agencia de viajes.

Luego irrumpió en la política en el Partido Liberal y se ganó la confianza de los líderes con más experiencia hasta llegar a una de las vicepresidencias del Congreso Nacional, donde recibió el cariño y el respeto de sus compañeros de cámara, no sólo de su partido.

Los activistas y líderes de barrios y colonias de esta ciudad recuerdan su trabajo incansable por mejorar sus condiciones de vida. Cualquier gestión de ayuda comunitaria era apoyada por él.

  • 15 Agentes especializados, incluido personal de Tegucigalpa, fueron asignados de inmediato a las investigaciones del crimen.
  • 9 celulares y un teléfono fijo fueron ubicados y rastreados por los investigadores para dar con los hechores del asesinato.
  • 3 vehículos fueron utilizados en San Pedro Sula para vigilar los movimientos del político y decidir dónde lo matarían.
  • 4 jefes mareros se repartieron los 20 mil dólares pagados por los autores intelectuales del asesinato, según investigaciones.