Hasta el mes de octubre se registraron 462 muertes de personas menores de 23 años víctimas de la delincuencias, manteniéndose un promedio de 43 muertes violentas o ejecuciones arbitrarias por mes, es decir, cada 24 horas, una o dos personas menores de 23 años son asesinadas.
Esas cifras constan en un informe de Casa Alianza titulado “Análisis de ejecuciones arbitrarias o muertes violentas de niños y jóvenes”.
En septiembre y octubre de este año lamentablemente se sumaron a la estadística de Casa Alianza 85 nuevas víctimas menores de 23 años, de las cuales 23 (27%) eran adolescentes menores de 18 años.
4,999 es la impactante suma de muertes violentas y con características de ejecución que Casa Alianza ha registrado desde 1998 hasta el 31 de octubre de 2009. De ese total, 1,578 (32%) eran niños y adolescentes, de acuerdo a nuestra legislación.
“Estas cifras son verdaderamente preocupantes, consideramos que la sociedad no debe acostumbrarse al hecho de que a niños, niñas y jóvenes se les prive arbitrariamente de su vida”, dice el documento en unos de sus párrafos.
“Como hemos mencionado en informes anteriores, las estadísticas sólo reflejan la magnitud, la prevalencia y la frecuencia en el tiempo con que se repite un suceso o situación, sin embargo, lo que no se logra evidenciar en los fríos números y porcentajes es la estela de luto, angustia y sufrimientos de las familias de las víctimas, lo cual es realmente trágico”, agrega el análisis.
Características
Las ciudades más importantes de Honduras son los principales escenarios de la muerte. Del total de los 85 asesinatos acontecidas en septiembre y octubre de este año, el 15.2% y el 21.1% se suscitaron en las ciudades de Comayagüela y Tegucigalpa, respectivamente, lo cual quiere decir que en el municipio del Distrito Central se registró el 37% del total de los crímenes, y el 35. 3% en San Pedro Sula.
Esto evidencia que los grandes núcleos poblacionales continúan siendo los escenarios donde se perpetran la mayoría de los asesinatos, sobre todo en los barrios y las colonias urbanos marginales, de donde provienen la mayor parte de las de las víctimas.
Sin embargo, el fenómeno de las ejecuciones no es exclusivo de los centros urbanos, también ocurrieron en lugares como Puerto Cortés (11%), La Ceiba (9.41%), Colón (2.35%) y otros municipios de Cortés (2.35%), Santa Rosa de Copán (1.17%) e Islas de la Bahía (1.17%)
Las víctimas, en su mayoría, provienen de estratos pobres y antes de su muerte habitaban en colonias y barrios urbanos marginales de las ciudades antes mencionadas, lo que pone de manifiesto que la violencia y la afrenta a la vida afectan más a la población de recursos económicos y sociales limitados. Pareciera que ser pobre es una situación que pone en alto riesgo la vida de los niños y jóvenes.
Verdugos
Los verdugos no reparan ni en el sexo ni en la edad de las víctimas para ejecutar sus acciones criminales.
Un 80% de niños y jóvenes menores de 23 años víctimas de la delincuencia es de sexo masculino, y 20%, de sexo femenino.
“Nos llama la atención la saña con que se siguen ejecutando a las víctimas femeninas. La mayoría de los jóvenes ejecutados se encontraba en una edad propicia para su formación educativo-laboral, sin embargo, sus vidas fueron cortadas sin la oportunidad de forjarse un futuro mejor para sus vidas y las de sus familias. De seguir con esta tendencia de asesinatos en contra de la niñez y la juventud, podemos decir que a diario está muriendo la esperanza y futuro de la nación”, establece Casa Alianza en el documento.
Datos
Una modalidad que últimamente se repite son las muertes violentas después de los partidos de fútbol.
Las armas de fuego de diverso calibre siguen siendo por excelencia los instrumentos letales para provocar la muerte.
Pandilleros son los autores del 2.35% de los crímenes; un 1.17% le fue adjudicado a miembros de barras de equipos de fútbol.
En un 96.47 % se desconoce quiénes son los presuntos autores de las muertes de jóvenes y niños.