A siete años y seis meses en prisión fue condenado un taxista por el delito de extorsión durante las últimas horas en un tribunal de la capital de Honduras.
Se trata de Santos Leonel Velásquez, un taxista capturado el 4 de abril por agentes de la Fuerza Nacional Anti Maras y Pandillas (FNAMP). Ese día, el taxista regresaba de realizar una ronda de cobro de extorsión, según el informe investigativo.
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El taxista operaba en la colonia Río Grande de Tegucigalpa, donde, a nombre de la organización criminal Pandilla '18', cobraba extorsión a sus compañeros, mediante métodos de amedrentamiento.
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El fenómeno de extorsión en Honduras, encabezado por estructuras criminales como pandilas y bandas delictivas, se ha proliferado en los últimos años entre el rubro del transporte, dejando una estela de muerte que mantiene en zozobra, especialmente en las urbes hondureñas, a los operadores del servicio de transporte público terrestre.
Las pandillas, por ejemplo, amedrentan a taxistas, mototaxistas, conductores de autobuses y camiones enviando a miembros a los puntos o terminales. A esto se suma, en los últimos años, otra práctica: extorsionadores que participan de las actividades. Es decir, propios taxistas y conductores se encargan de recoger el cobro extorsivo y entregar a las organizaciones, en un mecanismo que autoridades de seguridad consideran como 'un engaño'.
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