Tegucigalpa, Honduras.
Ayer les dieron el último adiós a tres personas que perdieron la vida el pasado sábado en un accidente en la capital.
Se trata de Raúl Hernández, su hermana Yohana Hernández (36) y el pequeño Cristhian, hijo de esta última de apenas tres años de edad.
Todo sucedió cuando el conductor de una camioneta blanca, placas PBU 4756, presuntamente se saltó la mediana e impactó contra otro carro rojo, el cual cayó en una hondonada, cerca del mercado Perisur.
De ese fatal episodio resultaron heridas dos personas que fueron enviadas al Hospital Escuela. Nadie se imaginó que al momento en que los dos hermanos y el pequeño salieron por la puerta de su hogar sería el último en que se les vería con vida. Ellos residían en la aldea Santa Rosa, al sur de la capital. Ayer el aire frío solo acentuaba el dolor que se sentía al ver los dos ataúdes de los dos hermanos que hoy se llevan el corazón de sus padres.
Ahora rezan para que el Creador del universo les abra paso a la eternidad a dos de sus tres hijos. El esposo de Yohana, Héctor Rosales, llora amargamente la pérdida de su amada esposa que reposa junto con su pequeño bebé de tres años.
Ayer les dieron el último adiós a tres personas que perdieron la vida el pasado sábado en un accidente en la capital.
Se trata de Raúl Hernández, su hermana Yohana Hernández (36) y el pequeño Cristhian, hijo de esta última de apenas tres años de edad.
Todo sucedió cuando el conductor de una camioneta blanca, placas PBU 4756, presuntamente se saltó la mediana e impactó contra otro carro rojo, el cual cayó en una hondonada, cerca del mercado Perisur.
De ese fatal episodio resultaron heridas dos personas que fueron enviadas al Hospital Escuela. Nadie se imaginó que al momento en que los dos hermanos y el pequeño salieron por la puerta de su hogar sería el último en que se les vería con vida. Ellos residían en la aldea Santa Rosa, al sur de la capital. Ayer el aire frío solo acentuaba el dolor que se sentía al ver los dos ataúdes de los dos hermanos que hoy se llevan el corazón de sus padres.
Ahora rezan para que el Creador del universo les abra paso a la eternidad a dos de sus tres hijos. El esposo de Yohana, Héctor Rosales, llora amargamente la pérdida de su amada esposa que reposa junto con su pequeño bebé de tres años.
