Tegucigalpa. La irresponsabilidad de hondureños que la madrugada del 1 de enero realizaron disparos al aire llevó luto a una familia hondureña, residente en la capital, que lamentablemente lloró la muerte de un menor de 11 años.
El trágico deceso no consta ni en la morgue de Medicina Forense ni en la del hospital Escuela en Tegucigalpa, sin embargo, el doctor Denis Chirinos,especialista en Urología del centro asistencial, si afirmó que hubo tres intervenciones a menores que fueron alcanzados por balas perdidas, de los cuales, uno murió.
El galeno indicó que las otras víctimas fueron una niña de diez años y una adolescente de 15. En el caso de la infante de 10 años, Chirinos explicó que se le realizó una operación de emergencia en la que le fue extirpado la mitad de su riñón al haber sido afectado por la bala. Según el relato de la madre de la menor procedente de la colonia Villa Franca de Tegucigalpa y que no quiso ser identificada, la menor sufrió la herida luego de regresar de dar el abrazo de fin de año a su abuela que reside frente a su casa de habitación.
La indignada señora lamentó el hecho que mantiene en condiciones críticas a su hija y llamó a la conciencia de los hondureños para que no realicen disparos al aire.
En el caso de la menor de 15 años, su madre reaccionó molesta ante la presencia de periodistas y se negó a revelar su identidad.
Las autoridades policiales no reportaron víctimas de balas perdidas en otras regiones del país.