Julissa Ismenia Agurcia, de 20 años, fue asesinada ayer en horas de la mañana por desconocidos que sin piedad le dispararon cuando se encontraba en las afueras de su casa en los bordos del río Bermejo.
Al escuchar los disparos, sus familiares salieron a ver qué ocurría. El nerviosismo se apoderó de ellos cuando vieron que Julissa estaba en el suelo bañada en su propia sangre.
Aún con vida la trasladaron de inmediato al hospital Mario Catarino Rivas, pero cuando era atendida en la sala de emergencia la mujer expiró.
“Estábamos en la casa, Julissa se levantó, le dio de comer a su hija que tiene tres años, platicamos un rato y luego ella decidió salir de la casa.
Yo vi que se sentó en una piedra, no habían pasado ni diez minutos cuando escuchamos dos disparos.
Con mi hermano salimos a ver, pero ya ella estaba herida, sólo queríamos salvarla y por eso la trasladamos al hospital, pero de nada sirvió porque se nos murió”, dijo uno de los primos de la occisa.
Julissa estudiaba en la escuela nocturna de Bermejo, quería sacar adelante a su hijita, no tenía mamá, sólo su padre que un día antes había llegado a verla sin saber que ésa sería la última vez que estaría con ella.
Su cadáver fue trasladado a Medicina Forense para la autopsia correspondiente. Hoy sus restos serán sepultados ante el dolor de su familia que todavía no saben por qué la mataron.
