15/06/2025
09:04 PM

Argentinos capacitan a directores de penales

La Dirección de Centros Penales, con apoyo de los Cascos Blancos de Argentina, trabaja en la clasificación de los privados de libertad que conforman la población penitenciaria, con el fin de separarlos de acuerdo a sexo, edad y criterios jurídicos, entre otros aspectos.

La Dirección de Centros Penales, con apoyo de los Cascos Blancos de Argentina, trabaja en la clasificación de los privados de libertad que conforman la población penitenciaria, con el fin de separarlos de acuerdo a sexo, edad y criterios jurídicos, entre otros aspectos.

Los directores de las cárceles participan en un taller para recibir más capacitación para el tratamiento de los presos y la administración penitenciaria.

El coordinador internacional de los Cascos Blancos, Guillermo Arrollo, dijo que en tres días que durará el curso los jefes de centros penales adquirirán conocimientos que abarcan los modelos penitenciarios, procesos de tratamiento de rehabilitación, seguridad y políticas de trabajo profesional.

Manifestó que al final los participantes en el taller podrán presentar un documento al secretario de Seguridad, Álvaro Romero, a fin de que se defina una política penitenciaria en el país.

Confió que están trabajando en la clasificación de los internos para agruparlos de acuerdo al perfil criminológico, con lo cual se busca reducir la violencia.

El Gobierno ha demostrado incapacidad en poner orden en los centros penales. En la PN ya suman ocho las víctimas este año.

Preocupación

La cadena de asesinatos de reos en la Penitenciaría Nacional de Honduras ha convertido a ese centro en “un infierno”, según algunos reclusos y autoridades del penal.

“Ya no tenemos miedo. ¿Por qué tenerlo si estamos metidos en el mismo infierno?”, dijo uno de los reos en el interior de la Penitenciaría, quien ya cumplió cinco de los seis años de prisión que le dictaron “por lesiones a otra persona”.

La tranquilidad parece reinar en la Penitenciaría al ver a cientos de presos que trabajan en talleres de carpintería, zapatería, panadería, lavandería, confección de hamacas, redes de pescar y artesanías varias.

Otros se entretienen en juegos de mesa, lavan ropa ajena para ganarse algún dinero, lustran zapatos o preparan alimentos en cocinas privadas para los que no comen arroz, frijoles y tortilla de maíz, que son el menú de cada día.

También hay quienes oran con pastores evangélicos o en una capilla católica, y otros más que estudian en un colegio de educación media.

Estadísticas

Sin embargo, la impresión de calma y mucho trabajo que se ve en los cinco módulos de la prisión, cada uno habitado por 400 o 600 reclusos, son un espejismo, pues los asesinatos de reos se han vuelto algo natural en los últimos años, según las autoridades.

El año pasado se registraron 29 homicidios en ese mismo centro de reclusión.

Las autoridades atribuyen las matanzas, en parte, a las

deficiencias de todo el sistema penitenciario del país, compuesto por unas 24 cárceles, de las que la Penitenciaría en mención -inaugurada en 1997- se supone que es la más segura, pero también es la que más muertos registra anualmente.

“Actualmente, en la Penitenciaría hay 2,819 reos, cuando su capacidad es para 1,500”.

Consecuencias

Justicia

Los crímenes en la Penitenciaría son cometidos por lo general con armas blancas elaboradas artesanalmente, en muchos casos con piezas de sus camas.

Sentenciados

Según registros de la Secretaría de Seguridad, de los 11,237 reos que hay en todas las cárceles del país solamente 4,302 han recibido sentencia.