La princesa Noriko de Japón se casó con el hijo mayor del sacerdote jefe del Gran Santuario de Izumo Taisha, Kunimaro Senge, renunciando con ello a su condición de princesa imperial.
Veintiún personas, entre ellas la madre de la princesa, princesa Hisako, y sus hermanas Tsuguko y Ayako, así como los padres y familiares de Kunimaro Senge, asistieron a la boda. Atentos a la tradición, los emperadores Akihito y Michiko no estuvieron presentes.
La princesa de 26 años, hija del difunto príncipe Takamado, primo del emperador Akihito y Kunimaro Senge de 41 años, se casaron en el santuario donde la familia del novio ha estado a cargo de los rituales sintoístas durante generaciones, siguiendo una tradición adoptada por mujeres de la familia imperial.
Noriko, ahora Señora Noriko Senge, comenzará una nueva vida en una casa ubicada junto a los terrenos del santuario con su esposo y la familia Senge, ayudando con rituales religiosos sintoístas y eventos festivos.
La ley de la Casa Imperial estipula que una princesa tiene que renunciar a su condición de miembro de la familia imperial cuando se casa con un plebeyo. El Gobierno ha decidido conceder un subsidio único de 106.750.000 yenes a la pareja.
Según voceros reales, los novios “profundizaron su relación a través de la observación de aves y la plantación de árboles”. La princesa es bisnieta del emperador Taisho, fallecido en 1925. Hoy miércoles habrá una cena en un hotel de Tokio, donde estarán invitados el príncipe heredero Naruhito, la princesa Masako, y el primer ministro, Shinzo Abe.