Trabajo con el Grupo OPSA desde hace unos nueve años. Llegué primero como colaborador al diario El Heraldo en Tegucigalpa para publicar una sección que se llama Rincones de Honduras (todavía se publica cada sábado). Arribé con la intención de compartir todo lo que había visto en mis años con Honduras Indómita.
¿Qué era Honduras Indómita? Era un grupo de amigos reunidos con una intención: registrar y difundir las riquezas naturales que posee este país. Guiados por ese propósito, nos internamos en las montañas y selvas de Honduras a lo largo de dos años en busca de esas especies de la flora y la fauna que no eran conocidas más que por un puñado de especialistas.
Nuestra primera exploración fue en las montañas del parque nacional La Tigra. Allí registramos la Mikania stipulifera y la Senecio morazanenses, plantas endémicas de nuestra flora. Y cuando las encontramos, tras la alegría inicial, nos dio una enorme tristeza haberlas conocido ya tan grandes de edad… ¿Qué hubiera pasado si las hubiéramos visto primero en los libros de texto? Creo que seríamos mejores hondureños.
Con Honduras Indómita viajamos a Cerro Azul Meámbar, Botaderos (¿saben ustedes dónde está esta montaña?), Pico Bonito y Jeannette Kawas. Y en todos nuestros viajes siempre encontramos nuevos tesoros vivientes por identificar, registrar y difundir.
Disuelto el grupo, continué viajando y comencé a registrar patrimonio cultural tangible, como el último monumento oficial hecho en la época colonial, pocos meses antes de la Independencia. O la extraordinaria iglesia de San Manuel de Colohete en Lempira. No existe ninguna otra iglesia tan interesante como ésta para mi gusto.
Con el Grupo OPSA he seguido en este agradable trabajo de atrapar imágenes que confirman nuestra riqueza. Y en este mes dedicado a la patria sigo preguntándome ¿por qué no existe toda esta información en los libros escolares? Creo que seríamos mejores hondureños….
