12/06/2025
12:06 AM

Cuentos y Leyendas: El libro infernal

Los muchachos de Danlí estaban entusiasmados jugando fútbol en la plaza de San Sebastián. En ese tiempo se había instalado el primer centro espiritista de Honduras en ese lugar. Entre los jugadores se encontraba el joven Francisco, hijo de uno de los líderes de la Iglesia Espiritista

    Las sesiones comenzaron en la citada iglesia cuando unas hermanas sintieron curiosidad por las cosas del más allá. Según cuentan los vecinos, las dos mujeres comenzaron practicando con la llamada escritura automática, dejaban un papel y un lápiz sobre una mesa y pedían de corazón que se produjeran respuestas a sus peticiones y una mañana obtuvieron una respuesta definitiva cuando en el papel leyeron.

    Busquen a (omitimos el nombre) que él las guiará para que hablen con los espíritus.

    Por la curiosidad de aquellas mujeres y por el conocimiento natural de una señora, se iniciaron las primeras sesiones espiritistas.

    Poco a poco gente común y los intelectuales del lugar se fueron sumando al grupo entre ellos un señor llamado Alfredo, padre del joven Francisco, quien no comulgaba con las ideas y creencias de su progenitor.

    Todos los fines de semana se reunían los jugadores y se trasladaban a la plaza San Sebastián para dar rienda suelta a sus pasiones futbolísticas.

    Aquel domingo hacía frío y al finalizar el partido, Francisco y su amigo José Reinaldo caminaban hacia la salida de Jamastrán, se sentaron a descansar sobre una roca y fue cuando Francisco vio una pequeña maleta en medio de la maleza. Se levantó de la piedra y recogió aquella maleta para ver su contenido. Mirá Reinaldo, aquí hay un libro que está lleno de polvo, a ver qué dice aquí, Dios mío, lee, lee. Allí José Reinaldo se acercó a su amigo, tomó entre sus manos y leyó 'El libro infernal'.

    Con la curiosidad propia de su edad, los muchachos se sentaron de nuevo sobre la roca y comenzaron a leer su contenido, ahí había conjuros y recetas diabólicas para controlar a los demás, entre ellas había una que llamó la atención de Francisco, cómo obtener los favores de una mujer, ambos se rieron al leer el título. Una hora después abandonaron el lugar y cada quien tomó el rumbo hacia su casa, en el camino habían comentado sobre conseguirse a las mujeres más bonitas de Danlí.

    Francisco leía a escondidas el libro infernal y un día decidió probar su aprendizaje de mago haciéndole un hechizo a Norma, una linda jovencita que no le hablaba a nadie, que era repugnante con los muchachos a quienes insultaba cuando le lanzaban piropos. A esa mula chúcara yo la voy a amanzar, dijo Francisco mientras cerraba el diabólico libro.

    Al comunicarle a su amigo José Reinaldo de lo que haría, se dedicó a practicar sin ninguna orientación las cosas que leía en el libro maldito. Sus amigos quedaron con la boca abierta cuando lo vieron de la mano de Norma, luego andaba con otra de las muchachas lindas del pueblo, se ausentó de los encuentros futbolísticos del fin de semana y se unió a las sesiones espiritistas a las que asistía su padre. En poco tiempo Francisco cambió con sus amigos, no los buscaba y evitaba encontrarse con ellos.

    Una noche cuando regresaba a su casa después de visitar a una de sus mujeres, sintió que alguien lo seguía, se detuvo, vio hacia atrás, no vio a nadie, pero sintió una presencia. Llegó a su casa sin decir nada, le parecía que unos ojos lo miraban desde las paredes. Esa noche, Francisco no pudo dormir, le jalaron la cobija, sintió que alguien le soplaba los oídos y finalmente se levantó y preguntó: ¿quién me molesta?, ¿qué quieres?, hubo un largo silencio y finalmente una voz tenebrosa le dijo: 'Te hemos otorgado muchos favores, es hora de hacer un pacto'.A partir de ese instante las molestias se hicieron frecuentes, cuando comía le echaban arena, si tomaba un refresco o café le aparecían moscas y abejas, encontraba su ropa anudada, le parecían piojos en su cabeza los que desaparecían rápidamente.

    No le decía nada a sus padres, el secreto del libro lo había guardado únicamente su amigo José Reinaldo, quien sabía lo del libro. Una mañana le dijo a su papá que no asistiría más a las sesiones que iba a estudiar, que necesitaba prepararse, el papá lo escuchó y finalmente aceptó.

    Físicamente el joven comenzó a deteriorarse, los espíritus malignos lo asediaban y en susurros le pedían que hiciera un pacto con el demonio. Estaba a punto de enloquecer y decidió ir donde su amigo a quien confesó todas las maldades que había hecho. Me estoy muriendo, estoy a punto de volverme loco, necesito ayuda.

    Poco a poco fue contándole a su amigo lo de la iglesia, la práctica de los hechizos, las voces, los espantos y especialmente la exigencia de la firma de un pacto con el rey del infierno. Vas a jurar por esta Biblia que renuncias al espiritismo y a la hechicería y en el nombre sagrado de Dios echaremos fuera a los demonios que te atormentan.

    Cuando Francisco colocó su mano sobre la Biblia la casa comenzó a temblar, se le voltearon los ojos y echaba un líquido verde por su boca, líquido nauseabundo. Su amigo de rodillas oró con toda su fuerza. ¡Arrepiéntete, Francisco, entrégale tu alma a Dios! Fue una lucha tremenda, al fin llegó la calma y Francisco yacía en el suelo, pero su rostro había cambiado, denotaba paz y tranquilidad.

    Ese mismo día en horas de la noche el padre de Francisco y toda su familia fueron atacados por los demonios. Cuando Francisco habló con su padre, este renunció al espiritismo y durante seis meses fue atacado por los demonios hasta que finalmente los dejaron en paz, gracias a la lectura de las sagradas escrituras.

    Nunca deben mezclarse con los innombrables, ellos cobran sus favores; mientras que Dios sólo bendiciones envía a sus hijos.